El Real Betis Balompié está de vuelta
Abran los ojos, el Real Betis Balompié está de vuelta. Nunca se fue, es cierto, pero meses atrás ha estado representado por un conjunto de personas que no han sabido llevar los colores de una entidad centenaria como es la verdiblanca.
El aficionado heliopolitano, fiel por naturaleza, vuelve a pisar el Benito Villamarín orgulloso. Con la cabeza alta, muy alta, parece olvidar ya los fantasmas del pasado. Fantasmas representados por una directiva soberbia, que en ningún momento le importó el devenir de un club que deambulaba hacía nadie sabe dónde. Fantasmas representados por unos jugadores que pisotearon las trece barras, que marcharon por la puerta de atrás sin mencionar una sola palabra.
Los cambios son ya una realidad. La estructura del club empieza a renovarse y, ahora sí, el futuro comienza a ilusionar. Pero antes, la vuelta a Primera División debe ser una realidad. Tras un comienzo de temporada donde, de nuevo, volvían a aparecer los fantasmas, las incertidumbres, los miedos del pasado, la nueva directiva aterrizó en Heliópolis para intentar devolver la ilusión por la Avenida de la Palmera.
El seguidor bético ha encontrado en Juan Carlos Ollero el fiel reflejo de su sentimiento. En pocos meses, el nuevo máximo mandatario verdiblanco ha conseguido ganarse al beticismo, ya que está representando al club de la forma que tanto se añoraba por Heliópolis.
Pero el futuro de la entidad parece que empieza a escribirse ya, y esta vez con buena letra. La llegada de Eduardo Maciá a la dirección deportiva es otra cara que ilusiona mucho por Heliópolis. Un hombre con una experiencia contrastada en equipos punteros de Europa llega a Heliópolis con la máxima ilusión puesta en un proyecto nuevo para él, un proyecto que desde el minuto uno llamó su atención.
Pero, son ya varios los meses que Heliópolis es sinónimo de alegrías, risas, orgullo… el Betis vuelve a ser el Betis. El aficionado verdiblanco pisa su feudo sabiendo que verá fútbol, que verá goles y que vera actitud en sus jugadores. El equipo muerde, no se conforma y lo deja todo sobre el terreno de juego.
El seguidor verdiblanco siente orgullo de ver crecer a jugadores de la casa. Dani Ceballos abandera y guía a los verdiblancos. Con tan sólo dieciocho años se ha convertido en un pilar fundamental, en una seña para el beticismo. Pero son muchos los que sobre el campo están llevando de nuevo al Betis a lo más alto y, especialmente, debemos mencionar a Jorge Molina Vidal. Más fuera que dentro a principios de temporada, se ha convertido en un auténtico líder. De la mano de Pepe Mel, ha vuelto a resurgir y a formar una dupla con Rubén Castro que sigue sacando sonrisas desde que llegarán en 2010.
El equipo vuelve a demostrar autoridad, vuelve a dejar a una lado los conformismos. Los rivales vuelven a respetar a un club que se está ganando a pulso el ascenso a Primera División. Un ascenso que cada jornada está más cerca. Un ascenso que empezará a escribir un futuro lleno de luces.