El Real Betis, víctima de su propio miedo
Cuántas veces mientras hemos estado en la grada o viendo al Betis en la televisión, hemos visto al equipo ir hacia atrás una y otra vez, o flanquear el área rival con jugadores mientras el balón se pasea, como si de un partido de balonmano se tratara, de un costado a otro sin que nadie se haya atrevido a tirar un balón interior o finalizar la jugada con un disparo relativamente claro. Cuantas veces habremos pensado «¿Por qué no tiran? ¿Por qué no centran?» Tal vez sea hora de reflexionar sobre el miedo.
Imagino que muchos dirán «es que ese es el estilo del Betis», tocar de un lado a otro hasta que aparezcan los espacios. Sí y no. El juego del Betis consiste en tocar, es obvio. En tener el balón por dos motivos. El primero, para defender, pues si el rival no tiene el cuero, no te va a poder hacer daño. El segundo, para hacer que sea el rival quien corra tras el balón y que el desgaste haga aparecer esos espacios que se buscan. El problema tal vez sea que esos espacios se buscan menos de lo que a la mayoría les gustaría y en opinión de quien suscribe estas palabras, eso ocurre por miedo. El Betis tiene miedo a perder el balón.
No os transmitirá nada nuevo si decimos que la mayoría de goles que el Betis recibe son tras pérdida, aprovechando los espacios que dejan atrás. No es tan habitual ver a los equipos rivales comenzar un ataque desde atrás y terminarlos en gol como verlos castigar un contragolpe. Ha habido partidos en los que el Betis ha intentado ser valiente o ir a por un segundo gol y ha recibido un correctivo que le ha devuelto ese miedo.
El análisis más simplista, llevará a señalar únicamente al entrenador o al jugador más desacertado para explicar ese bloqueo en el juego, que obviamente tendrán su porcentaje de culpabilidad. Pero en fútbol, el análisis más real es probablemente el colectivo. Igual que en un buen gol no solo está el remate final, sino el compañero que atrae marcas con un desmarque al espacio, el que se ofrece saliendo de su posición, la técnica del que asiste o el que desdobla para ofrecerle espacio al centrador. Tal vez el problema sea de concepto y de equipo.
Por supuesto que ese «miedo» no es buscado. No existen directrices en el equipo que inviten a jugar más hacia atrás que hacia delante. Ni existen órdenes de no tirar a portería o buscar un pase interior. Al contrario de lo que muchos opinan, no existe orden de no centrar cuando se gana la banda. Pero no se hace porque sí existe un miedo al error en la entrega, a no saber gestionar la contra rival. Y eso impide al Betis volar en ataque o castigar más al rival.
Ese miedo, ese intento de fútbol control, desaparece cuando el marcador es desfavorable. Y se vuelve desfavorable porque en el fútbol hay demasiados valores incontrolables como para intentar dominarlos. Ahí se eliminan los tabues porque ahí, ya no vale el no encajar y pensar que acabarás aprovechando tu oportunidad. Ahí, cuando el tiempo pasa de aliado a enemigo, solo vale arriesgar. El equipo se desata arriba, ataca, centra y termina jugadas a la menor oportunidad. Acosa hasta encerrar al contrario. Y sigue existiendo el riesgo de que te maten en una contra, pero ahí solo vale el gol. Me atrevería a decir que ese es el Betis que gusta a la mayoría. El que vimos la segunda parte ante el Espanyol en copa, el que buscó la remontada ante Girona en liga en el Benito Villamarín, el que surgió tras el segundo gol de la Real Sociedad en Anoeta, el que acabó remontando ayer al Rennes.
La misma conclusión deben sacarla jugadores y cuerpo técnico. Quique Setien ha utilizado muchas veces la expresión «nos da más que nos quita». Tal vez habría que volver a replantearse esa frase extrapolándola a la fase ofensiva del equipo. El asumir poco riesgo, sería más aceptado si al equipo no le hicieran daño atrás asiduamente. Si efectivamente ese fútbol control ofreciera una gran seguridad atrás y realmente solo tuviésemos que esperar la oportunidad correcta arriba. Sin embargo, el equipo recibe las mismas derrotas que victorias obtiene, y recibe más goles de los que marca por lo que tal vez, solo tal vez, el Real Betis hiciese bien en replantearse la conocida frase «quien no arriesga, no gana».
En esta ecuación destacaría la figura de Canales y Lo Celso quienes, además de acompañar una innegable y virtuosa calidad futbolística, ofrecen una lectura de ocupación de espacios y una visión para encontrar resquicios en la defensa rival superlativa. Por eso el Betis se resiente como una presa herida de la ausencia de cualquiera de los dos y por esto ambos son (y deben ser) intocables en el juego del equipo. Eso, unido a su naturaleza como llegadores desde la segunda línea es lo que cambia la rutina de los verdiblancos en el partido, los que ofrecen una onda en una línea recta. Se salen de lo habitual, de lo previsible. A ellos se unió ayer en Francia, Diego Lainez. Tal vez por la llegada tardía, por descaro de juventud o porque simplemente va en su naturaleza retadora, encaradora y vertical, hace al Betis salir de su letargo conservador, como a veces hacen Junior o Tello llegando a área rival. Ellos asumen a veces riesgos por calidad y personalidad, que a otros compañeros les cuesta más asumir.
Los números, de momento, invitan a estar contentos. El Betis sigue vivo a día de hoy en las tres competiciones y de ganar este fin de semana se situaría en puestos de clasificación europea, pero el juego del equipo no parece terminar de cuadrar, en lo que va de 2019 solo ha conseguido dos victorias con 17 goles a favor y 19 en contra en 12 partidos. Quizás sea hora de sacudirse ese miedo. Tal vez sea el momento de ver donde podemos llegar con la ambición de castigar y sin el temor de ser castigados. Queda mucha competición en la que ir con todo y la temporada, por los objetivos que se están compitiendo, no puede ser más bonita. Pasará lo que deba pasar. Es fútbol, es deporte y solo gana uno, pero es bonito ver a los tuyos dejarse el alma en conseguir dar esa alegría a la afición. Vayamos a por todas.

Noticia por Jorge M. González
Apasionado del fútbol internacional y Social Media Manager. Me gusta seguir ligas extranjeras y a las jóvenes promesas de todo el mundo. Sígueme en twitter para compartir afición: @jorgegonex