Si el entrenador no fuera Mel, ¿pensaríamos que lo está haciendo bien?
El debate, tras la tercera derrota en cinco partidos en el Villamarín, las tres consecutivas, es si Mel tiene capacidad para sacar adelante al Betis en su objetivo: la permanencia. Lo ideal sería analizar el tema con la mayor objetividad posible, con números. ¿Son los números que lleva el Betis adecuados para confiar en su entrenador, se llame como se llame? Hay que obviar que se llame Mel, si no analizar su trabajo, sus resultados.
El Betis lleva 10 goles a favor, con lo que sólo 3 equipos llevan menos (Las Palmas, Levante y Málaga). El Betis lleva 16 goles en contra, con 4 equipos con más goles encajados (Levante, Espanyol, Rayo y Granada). Lleva 4 puntos en casa, apartado en el que sólo Real Sociedad y Granada nos empeoran. Suerte de los 8 puntos fuera, quinto equipo mejor de primera, porque sino la situación sería crítica. Lo cierto es que llevamos 12 puntos en 10 partidos, una media que nos da 1,2 puntos por partidos. La proyección de puntos al final de temporada es de 45 puntos, suficiente para la salvación, pero al Betis le vienen partidos muy complicados, sobre todo en casa, que no invitan al optimismo.
En los últimos 30 años en sólo dos temporadas (1988/89 y 2008/9) el Betis ha perdido 3 partidos en casa de los cinco primeros, en ambas descendió. Este arranque liguero en casa es el peor desde 2008, y ese año descendimos.
Los datos, estaremos todos de acuerdo, son preocupantes. No tiene que ver que sea Mel el entrenador o no, ningún bético podemos estar contento con el rendimiento del equipo. Esto no es un debate si Mel sí, Mel no. Se trata de algo mucho más importante, se trata de decir sí o no al Betis. Aquellos que pasamos ampliamente de los 40 y hemos visto a Esnaola, Cardeñosa, Gordillo, Diarte, Morán, Rincón, Calderón, Alfonso, Finidi, Oliveira, Rincón y tantos otros, no podemos conformarnos con jugar a este nivel tan ínfimo. No se trata de resultado, se trata de un sello, de representar un fútbol que es una filosofía de vida, se trata de plasmar el fútbol como un arte. Se puede perder, pero no se puede hacer el ridículo pareciendo que juegas a cualquier cosa menos al fútbol.
Este Betis es peor física y tácticamente a sus rivales, salvo en los partidos de la Real Sociedad y el Rayo Vallecano. Somos el equipo que encaja más goles al principio de las partes, llegamos tarde a la presión, no tenemos capacidad de darle la vuelta a los partidos… ¿Le echamos la culpa de eso a los jugadores? Seguro que la tienen en una proporción importante, pero hace poco los béticos pedíamos la internacionalidad de Adán y Bruno, hablábamos maravillas de Westerman, Vargas, N’Diaye, Portillo, Joaquín, Rubén Castro y hemos visto a Ceballos campeón de Europa juvenil y titular de la sub21. ¿Le echamos la culpa a Macià por no fichar mejor? Bueno, la verdad es que Pezzella y Tarek no están aportando, pero el resto están mejorando al equipo.
No podemos siempre echar las culpas a los demás factores. El entrenador, llámese como se llame, tiene mucho que ver en los planteamientos, en repetir onces y dar confianza a los jugadores, en la forma física, en entrenar las jugadas de estrategia en defensa y en ataque y en dar la vuelta a los partidos con los cambios.
En favor de Mel diré que la lesión de dos jugadores que se me antojan esenciales, Vargas y Digard, han penalizado al Betis. Además, si el Betis ganara en Malagá le daría un rédito de puntos más que aceptable, pero quiero más del Betis porque creo que puede dar más. ¿Cómo se llama eso? Si, se llama exigencia, término puesto de moda por nuestro entrenador.
En resumen, mi planteamiento es que la labor del entrenador hay que hacerla independientemente de como se llame el entrenador, Mel, Mourinho o Ancellotti, y para mi, diga lo que diga quien sea, tan importante como los puntos es el estilo de juego. Si yo soy bético, como muchos, es porque me gusta el fútbol que me enamoró desde pequeño, y a eso no voy a renunciar.