Galería de imágenes | Cuando el fútbol se convierte en poesía
El Ramón Sánchez Pizjuán fue testigo del despertar de un grande. Sintió la sonrisa de miles, millones de béticos que, por fin, dejaron las cabezas gachas en tiempos pasados. El Real Betis asaltó el feudo sevillista de forma histórica. Cinco goles. Cinco gritos al aire. Cinco para obviar un mal sueño.
Nervión experimentó de primera mano la orquesta dirigida por un tal Fabián. Nadie lo conocía. O nadie lo quería conocer. También vivió de cerca los mejores momentos de ese al que un día le cantaron eso de “¡saca el capote!”. Y lo sacó. Constató que el Betis tiene dos buenos pulmones. Guardado y Javi García. Javi García y Guardado. Confirmó que Sergio León no regresó al Betis de paso. Mamó cantera y hoy golea en Heliópolis. Probó a los “desconocidos” Mandi y Feddal. Inconmensurables. Como toda una plantilla que nunca dejó, y parece que no dejará, de creer en la idea de Quique Setién.
El fútbol, por fin, sonrió a los de la Avenida de la Palmera. Tocaba algo así. Es el año de la ansiada confirmación y, pese a los muchos errores por corregir (la gloria no puede dejar de lado los fallos que el cuadro verdiblanco sigue cometiendo sobre el verde), la primera e importante piedra ya está puesta. Confíen.