Ganó a los diez segundos
El Betis ha dado un paso muy importante (ojo, no hay que confiarse) para clasificarse para la siguiente ronda de la Europa League. El 0-2 es buenísimo, pero no deben caer los de Calderón en la confianza y la relajación. El trabajo de todos y, especialmente, las paradas de Adán han sido las claves.
Porque todo pudo cambiar a los diez segundos. La pesadilla de los últimos derbis se volvió a repetir. Bacca se plantó ante Adán pero falló. Supongo que muchos béticos, como yo, no entendimos lo que había pasado. Creí que era una broma, una alucinación. Pero no. Allí estaba el delantero colombiano ante el portero del Betis a los diez segundos. Y ahí cambió todo. Ahí se rompió el maleficio que nos perseguía en los últimos derbis. Adán comenzó a parar todo lo que le llegaba, la presión del Betis era magnífica y la intensidad del equipo ejemplar. Y llegó el gol de Baptistao, las ocasiones del Sevilla, las paradas de Adán, el repaso táctico de Calderón a Unai, la bengala que los Biris lanzaron junto a su portero (¿?), la mala cara de Rubén Castro al ser cambiado, los gritos de “a segunda” y el segundo. La cogió Salva Sevilla en la frontal y, como los buenos toreros, de manera lenta y parsimoniosa, se zafó de Fazio y la mandó al fondo de la red sevillista. 0-2.
Pueden hablar de suerte de nosotros y de mala suerte de ellos. Que hablen lo que quieran. El último de la Liga ha ganado en Nervión. Y ha puesto pie y medio en los Cuartos de Final de la Europa League. Y como dijo Joaquín Caparrós (me lo imagino en su casa viendo el partido y me descojono) tras un derbi que ganó el Sevilla sin merecerlo, “el resultado es inamovible” Pues eso.