GRADA TUITERA Real Betis 0-0 Sporting de Gijón: Un domingo más en Heliópolis

Se enfrentaban en la jornada de ayer dos rivales simpáticos y hermanados como el Real Betis Balompié y el Sporting de Gijón. Sin embargo, en cuanto a fútbol se refiere, el choque fue un cruel y despiadado castigo para los 35.097 aficionados que se dieron cita ayer en el Benito Villamarín. A pesar de que la primera mitad fue más que asumible, en la segunda lo mejor que pudo pasar fue el pitido final de un discutido Undiano Mallenco. El Betis tenía la obligación moral y deportiva de ganar a su rival, más jugando en casa y con la delicada situación que llevaba éste. Con todo, el partido finalizó con un triste 0-0.
Les dejamos con un poco de humor para que endulcen este bonito comienzo de semana:
El once inicial del Real Betis no dejó indiferente a nadie. Entre los jugadores titulares figuraba el nombre de Zozulya, delantero ucraniano más famoso por su peinado que por sus actuaciones con la casaca verdiblanca. Los chascarillos, en una afición donde el salero brota por los cuatro costados, no pudieron faltar.
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El comienzo del encuentro estuvo marcado por el merecido homenaje brindado a Concepción Andrade, la mítica abuela del Real Betis fallecida el jueves pasado. Para ello, el Benito Villamarín guardó un escrupuloso minuto de silencio acompañado de un aplauso estremecedor.
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El arranque del partido fue insulso, demasiado, quizás. El fútbol iba por oleadas y al Betis le costaba mucho llegar cuando se aventuró a hacerlo. Lo más destacable fue el irrisorio remate de Zozulya tras un saque de córner. Al ucraniano le pareció peligroso, pero la verdad fue que el balón se marchó por kilómetros.
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Junto con un chut lejano de Rubén Castro y un duro testarazo de Ryan Donk, la clara oportunidad de gol anulada a Zozulya por un fuera de juego inexistente terminó por desesperar a la parroquia verdiblanca.
La segunda mitad fue la del despropósito verdiblanco. Las oportunidades aparecían esporádicamente, pero el juego estaba muy atascado y nadie se atrevía a arriesgar. Todo ello se tradujo en un partido soporífero.
Con la pérdida total de intensidad llegarían los primeros pitos para el equipo. La afición, cansada de que los suyos no diesen su brazo a torcer, empezó a cabrearse.
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También hubo tiempo para criticar la escasez de plantilla cuando Víctor introdujo a Nahuel como refresco. Parece que los de arriba no se enteran de que quedan ocho días hábiles para cerrar el mercado… O eso, o no tienen intención de mover un dedo.
El resto de minutos fueron una verdadera e increíble oda al aburrimiento. Lo más inteligente fue invertir el tiempo en ingeniosos símiles. «Al mal tiempo, buena cara», o eso dicen…
Como pueden ustedes observar, todo sigue igual por la Avenida de La Palmera. Tantos son los infortunios en esta bendita casa, que uno ya no sabe si la culpa viene de la incompetencia de los de arriba o de la apatía de los de abajo. Pero, bueno, al menos la grada de Gol Sur va a buen ritmo ¿no?
