John FitzGerald Kennedy se equivocaba
Hay aforismos que vemos repetidos hasta la saciedad. En muchos de ellos el Real Betis Balompié se convierte en la prueba empírica que demuestra la sabiduría que encierran dichas palabras. Claro ejemplo de ello son las pronunciadas por Mahatma Gandhi “nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa”. No consta que conociera el manque pierda. Pero lo parece.
En otros casos, sin embargo, el club verdiblanco es capaz de demostrar que algunas de las frases más célebres de la historia están equivocadas. “La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana”. JFK dixit.
Y es que tras una de las campaña más vergonzosa de su historia. Tras una pretemporada cargada de ridículos como el protagonizado en Marbella. Con un consejo de administración que no consigue convencer. Militando en una de las peores segunda división, en cuanto a nivel futbolístico, que se recuerdan. Y sin algún fichaje que sea capaz de ilusionar. El Real Betis Balompié ha vuelto a conseguir ser el club con mayor número de abonados de toda la mitad sur del país. Treinta mil trescientos noventa y cuatro socios. Que viendo las colas formadas para nuevas altas, será seguramente superado con creces.
Por eso John FitzGerald Kennedy se equivocaba. No contaba con la pasión, lealtad y fidelidad de una afición singular, para la cual la victoria pasa a un lugar secundario. Una afición que cubre su falta de éxitos deportivos con la satisfacción de encontrarse a un hermano bético en algún confín perdido del mundo. Una afición que se siente plena cuando escucha su himno cantado al unísono por cuarenta mil almas al final de la palmera. Una afición que para disfrutar solo necesita pasear los colores verdiblancos allá donde vaya. Una afición que no deja huérfanas las trece barras con la derrota, llevando con orgullo su viva “er” Betis manque pierda.
Si bien es cierto que la victoria tiene centenares de padres, el Real Betis Balompié vuelve a demostrar que la derrota es nuestra hija, y que en nuestra casa, nunca estará sola.