La contracrónica de Pablo Caballero: «Cosas raras, cosas habituales»
El partido entre Betis y Madrid ha sido un gran partido de fútbol. Bonito, vibrante, eléctrico, con goles y con intercambio de golpes. Pero también tuvo sus cosas raras y llamativas y, por supuesto, cosas clásicas y costumbres bien arraigadas.
Vayamos por partes. Empezaremos por las cosas raras. Hubo dos árbitros durante los más de noventa minutos porque Iturralde, al que le pesan los años y otras cosas, se lesionó tratando de seguir un contragolpe del Real Madrid. Antes, el polémico colegiado no pitó manos de Rubén Castro en el primer gol del Betis. Cierto es que son involuntarias, pero eso siempre se lo pitan al Madrid y hoy no fue así. Pepe, si la memoria no me falla, no cometió ni una sola falta. Raro, raro, raro, que diría el difunto Papuchi. Fíjense si fue atípico el partido que Jefferson Montero metió un gol. Eso sí, también falló solo ante Casillas para compensarlo. Tan extraño fue el partido, que el Madrid, disputó la última jugada con dos porteros. Al mencionado Iker, se le unió Sergio Ramos para despejar un tiro del también citado Montero.
Pero como hemos dicho antes, también hubo cosas habituales y clásicas. Cristiano Ronaldo metió dos goles. Molina hizo su tercer gol consecutivo. Kaká debió ser expulsado. Y para rematar cosas rutinarias, el árbitro tiró por la calle de en medio en la última jugada del partido para no complicarse la vida pitando un claro penalti de Ramos.
Ya ven, para todo esto ha dado el partido de entre le Betis y el Madrid. Para esto y para mucho más, porque a buen seguro que todas estas jugadas, sobre todos las polémicas, servirán para alimentar tertulias y debates, siendo la conclusión la de siempre: los árbitros favorecen al Madrid (y al Barcelona) más que a los demás.
Fue un mangazo de «cojones». Pero que se le va a hacer: «así gana el Madrid»