Lo intangible
Recurramos a una definición del término intangible; que no debe o no puede tocarse. Lo que no fue en algún momento nunca ha sido. Según Zenón solo puede hablarse de lo que es, de lo que no es, nada puede enunciarse. A priori parece un gran consuelo. Me explico. El “y si” y sus estragos. En el caso del Betis, por ejemplo ¿y si no hubiese estallado la guerra civil allá por el mes de julio de 1936? ¿Podría haber conseguido el Betis como institución alcanzar cotas de resultado inimaginables, aumentando palmarés y prestigio? Ni se sabe, pero ahí está el dato. Puestos a elucubrar recordemos que décadas después el gobierno español fue dirigido por un presidente del gobierno bético, según biografía y nunca desmentida, aun así no fue el Betis campeón de liga ni mucho menos. O más recientemente y si hubiera pasado la maldita eliminatoria de Europa league contra el eterno rival. Lo intangible; lo que no puede tocarse, en fin.
Ahora bien, lo que no debe ser óbice de lo intangible es el mecanismo evolutivo que lleva a todo cambio, no tanto ya al crecimiento (luego trataré de explicarme). Uno de los paradigmas de la psicología del aprendizaje es determinar si la propia evolución da como resultado aprendizaje, o es al contrario; se llega al pleno aprendizaje cuando se han desarrollado y adquirido ciertas destrezas propias de la evolución. Vaya lío!
Por ejemplo, evolucionar en equipo, como entidad, dirigido por personas, se entiende, es lo que hace alcanzar las metas que se proponen de antemano. El Villareal CF es un claro ejemplo de evolución, dejando de lado el concepto de crecimiento, no se puede discutir que es hoy por hoy un equipo evolucionado conscientemente, moderno. Otros; el Manchester United, que en la década de los setenta del siglo pasado militaba en la segunda división inglesa, también el Liverpool un poco antes. Son sólo algunos ejemplos. Ahora toca explicar lo de crecimiento y evolución, como prometí más arriba: El Betis hasta ahora ha crecido porque emocionalmente no tiene otra solución, (contradictorio y desconcertante, pero importante), pero no ha evolucionado, por lo que sea, las causas van desde lo antropológico hasta lo folclórico, seguimos con el lío, las causas son suficientemente amplias, y complejas.
Evolucionar es aprender de los errores, el bético, la bética, se especializó en el ensayo-error, hay que ser consciente de ello. No debería valer con los picos, con los famosos dientes de serrucho, una época buena deja paso a otra mala, ¿les suena de algo? Ojo, no es cuestión de desterrar el manquepierda, es más, debe ser el mejor de los eslóganes. Sí, es tiempo para reafirmar el potencial, tiempo para desterrar complejos, tiempos de cambio. Tiempos para reafirmarse, no para salir en primera línea en la sesión deportiva de los telediarios, en ese nuevo y absurdo formato de prensa deportiva sensacionalista y rosa, y sí (ahora sí), para defender y creer en valores propios inherentes al ser humano, en elevar la mirada a la par que el pensamiento. En la mayoría de los casos el éxito radica en no parecerse a nadie, en luchar por los intangibles. Aunque a veces hacer autocrítica sirva para mejorar y es conveniente hacerlo.
Artículo escrito por Juan Carlos Arias