No diga gol…
Queda un regusto a crisis entre la grada y vuelve el mal sabor de boca a derrota que tanto tiempo hacía que no sufríamos. Tras la primera derrota en casa de lo que va de temporada ya hay quien está buscando la manera de tirar la toalla. Yo no lo veo así, pero quizás sea mi forma de ver la botella medio llena. Mi lectura es cansancio por un exceso de partidos, una copa del Rey que ha costado carísima y las imprescindibles faltas, aunque me cueste reconocer, de Achile Emaná, y de las que no me cuesten nada reconocer de Miguel Lopes o Miki Roqué.
A quien no le recrimino nada es al entrenador, quizás no acierte con los cambios o el experimentar con el planteamiento, sí, en eso de acuerdo; el partido anterior le tocó al centro del campo y éste a las bandas, pero esto es Segunda y para el 5 de junio quedan todavía muchos partidos. Estamos los segundos, pero estábamos los primeros desde que empezó la liga, y eso es obra de Mel, el artífice del notable cambio que se aprecia en las cifras, goles-partidos y derrotas, por ejemplo. Él ha conseguido que además, me coja el atasco de regreso tras el partido que hacía mucho que no me cogía. El saludo del equipo en el centro del campo tiene la culpa de que tarde en llegar a mi casa lo que nunca he tardado, pero es que soy incapaz de mover un pie de mi localidad porque me encanta formar parte del baño de aplausos en los que se envuelve el equipo al final del partido por ser precisamente eso, un equipo.
Es muy emocionante observarles dándonos las gracias a los aficionados, que por otro lado no les cuesta ningún trabajo hacerlo, pero… ¿Cuándo ha ocurrido algo así?. Desde que Mel llegó a Heliópolis todo ha cambiado, absolutamente todo. En cada rueda de prensa post partido, nos regala un titular con su sinceridad, franqueza, honestidad y su gran conocimiento deportivo, yo diría que incluso psicológico deportivo y nos ha devuelto la ilusión a la grada básicamente porque ha conseguido que incluso perdiendo jugando al fútbol, sea comprensible una derrota.
Pero claro, hemos perdido tres partidos y hay crisis.
Pepe Mel ya me ganó en aquellos años del «no diga gol, diga Mel», años de Puma Rodríguez, Calderé, Pumpido o Chano, años de ascensos, descensos y pichichis. Ahora me ha ganado aún más con su temple a la hora de lidiar una situación insostenible nada más llegar a la Palmera, presentando jugadores, preparando la pretemporada y además, capeando el temporal que arreciaba entre los Juzgados y la ocupación oliverico-navarra de la poltrona, y a pesar de ello, construir un equipo con gente que siente lo que lleva en la camiseta y entre los pies y que además, conecta con la grada porque sabe jugar al fútbol, porque hacía mucho que en este Betis no se jugaba al fútbol.
Ahora, domingo tras domingo, me acuerdo de aquello de «No diga gol, diga Mel» y me vuelvo a sorprender por las vueltas que pueden dar las cosas en este mundo tan pasional, tan de mentira a veces y tan particular que es el balompié. Por ello, gracias, Pepe Mel, porque yo no veo ni crisis ni baches, confío en tu buen hacer para llegar a primera división pero sobre todo, en tu beticismo… manquepierda.
Desde mi punto de vista:
Primero, en cierto modo es bueno pues muchos se han creído que todo estaba ya ganado con ser líderes y campeones de invierno, quedando aún muchas batallas hasta la jornada final, siendo las 10 últimas la clave de nuestro regreso o no a la División del Honor, perdido desde la 2004-2005.
Segundo, debemos mantenernos fuertes en nuestro Estadio y no dejar escapar 3 puntos como los de ayer contra el Real Club Recreativo de Huelva y la desidia de algunos en el gol de DANI-el travieso. Habían empatado en otros campos como visitantes, y nos tocó la china una vez más de no rascar bola.
Tercero, espero que Pepe Mel y sus jugadores se mentalizen el sábado contra el Elche CF, marcando goles y volviendo a la senda de las victorias caseras y forasteras, iniciadas contra el Real Valladolid.