No es lo mismo
Nos visitó el Celta de Vigo que venía con su lluvia y con sus ganas de arrimarse a esos puestos que tienen dueño y tienen sitio para ocupar el año que viene en la división de honor. Hablaba, poco después de acabar el partido, con un amigo que me decía que es un partido menos en segunda, y me parece una buena filosofía para afrontar este tourmalet de locos contra quien piense de la otra manera, que es haber jugado un partido menos para subir a primera, que no es lo mismo aunque suene casi igual. Me decanto, pese a todo, por la primera opción. Tenemos que ganar entre todos aunque con ello, tengamos que reconocer que el Betis el domingo salió al terreno de juego sin querer darse cuenta de la importancia que tenía no volver al vestuario sin los tres puntos. Era pie y medio en primera división pero este Betis es así de especial y suele hacer estas cosas de vez en cuando. Salir a jugar los diez primeros minutos como salió teniendo en sus manos, mejor dicho en sus pies, el liderato, el protagonizar el partidazo de la jornada y así, haber podido dejar una clara diferencia del segundo al tercer puesto, era lo que había que hacer y lo hizo a medias. Los diez primeros minutos de este Betis empanado me hicieron casi no darme cuenta de que a los seis minutos ya nos habían metido un gol y eso que yo me había sentado dispuesta a no mojarme y consolidar el ascenso con una sonora goleada, de esas que auguro a mis béticos más cercanos porque me las dicta el corazón, el mismo que después, suele dejarme siempre en evidencia ya que suelo equivocarme siempre, pero es mi corazón y es mi actitud para afrontar este paseo por el desierto de la segunda división.
Tan convencida estaba de ello que ni me enteré de que a los siete minutos ya íbamos perdiendo, y casi no salía de mi asombro viendo que durante los diez primeros minutos, mi Betis no parecía saber qué tipo de partido se estaba jugando. La grada lo tenía claro, como yo, y menos mal que recapacitó, que es de sabios, el equipo se enfundó la camiseta del manquepierda y mientras Juanma, Rubén Castro y un Emaná, afortundamente vestido de futbolista y ejerciendo como tal, iniciaban el baile, Molina sacaba a bailar a la afición que estaba deseando cantarle el gol.
Fueron cinco o diez minutos donde al menos conté tres claras ocasiones de gol. Ahí ví un partido menos en segunda, en vez de un partido menos para subir a primera. Parece que no, pero existe clara diferencia.
Prosigue el baile, pero empieza el árbitro a dar su nota y comienzan las bajas en ambos equipos mientras Beñat le gana todos los balones a Michu. Empieza a gustarme cada vez más el partido, poco a poco, se comienza a tocar bien y a plantear el partido con paciencia y a oler a gol por Heliópolis que podía venir de cualquiera de los dos equipos.
Al final, empate y la triste realidad de que todo sigue igual cuando podría haber sido un paso de gigante en esta travesía del desierto, junto con la sensación de que tendremos que seguir sufriendo, un poco menos, eso sí, porque yo sigo manteniendo, al igual que mi amigo, la inteligente postura de que ha sido un partido menos en segunda división, por oir a mi corazón que aunque no acierte con las goleadas, acierta con su manquepierda.
(Para Luis Aguado, un bético cibernético que me facilitó la crónica con su frase, con cariño)
Reyes Aguilar Caro
Esto apoya mi teoría del sufrimiento hasta el final, lo que lo hace muxo más emocionante… esperemos q pa Feria ya este en PRIMERA
Creo que vamos a sufrir hasta el final, pues es a partir de estas jornadas finales es cuando ya no hay partidos fáciles. Todos van a apretar, porque hasta la Ponferradina pelea ahora con el cuchillo entre los dientes por sacar un punto.
De todas formas sigo confiando en Pepe Mel y en la afición para transmitir a los que jueguen el espíritu de superación que nos permita volver a Primera División.