Pibe da la gloria (4-3)
Brutal. Magnífico. Adrenalina. Se me acaban las palabras independientes para describir lo vivido hoy. No soy más bético que nadie, pero, cuando llegan los derbis, sean en el primer equipo o el Infantil Andaluza, siento una pertenencia con los míos, los guerreros verdiblancos, a la altura de cualquier pertenencia familiar de primerísimo grado. El apoyo a los nuestros. El odio a los otros, con algún que otro insulto de por medio.
No necesito que los míos jueguen mejor, sino que ganen. Si es la quinta victoria consecutiva, mejor. Y, ya, si hablamos de una victoria a falta de dos minutos para el final del encuentro, mejor aún. Empezó el duelo western con un larguerazo de Ignacio, providencial hoy y siempre. Recuerdo el derbi del año pasado, donde, gracias a una asistencia, salvó los muebles al equipo. Hace fútbol en una baldosa, con una inteligencia táctica y una conjunción entre cabeza y pie digna de un futbolista veterano. Lógicamente, el equipo sabe beneficiarse de ello y recae el peso del juego hacia su banda.
Pero el fútbol es el equipo. Cuantos más peldaños se suben, más importante es concienciarse de esta máxima. El Sevilla, a pesar de la derrota, dio ejemplo de ello. Primero, por un magnífico plantel. No sé si superior al verdiblanco, pero los éxitos recientes avalan una calidad hegemónica en el plano, no andaluz, sino nacional. Segundo, por una cohesión característica de un grupo unido, con una comunicación ejemplar sobre el césped. La tempranera expulsión de Curro fue algo anecdótico, sin más. El equipo siguió compitiendo, bien replegado y aprovechando, con gol, las escasas ocasiones contadas.
Lo cierto es que el recurso de Curro salió por la culata a Agustín López. El futbolista, internacional en categorías inferiores con la Selección Española y habitual del Sevilla Atlético, bajó para ayudar, pero, más que nada, entorpeció. Un codazo a José Carlos, central defenestrado por los infortunios, me recuerda al Piqué del Mundial 2010. Esta misma temporada, ante el Almería, se produjo un desafortunado choque con un resultado aún peor. Salió Pozo, lesionado y recién recuperado para el partidazo.
Juan, referencia ofensiva de los rivales, cuajó una actuación magnífica. Dos goles, una asistencia. El primero, en una carambola afortunada, donde Pedro no puede alcanzar el balón por un maldito rebote en el defensa. El segundo, a sangre fría, con un fallo de Pepelu, define con una calidad inaudita.
Pim, pam. «Oh, Betis, échale huevos», reza ese cántico tan entonado en el Benito Villamarín. Los de Gustavo recogieron el mensaje. Ignacio, con un trallazo increíble, puso el empate, a modo de golpe psicológico, un minuto antes del descanso. Pepelu, acordándose de su error en el 1-2, provocó un penalti en la siguiente jugada y, empotrando el balón en el lado contrario, firmó las tablas.
«Joder, ¿cómo puede estar pasando?», pensarían los de verde. 2-3, en otro fallo defensivo. Gol de Juanje. Por momentos, creía estar viendo un partido de baloncesto. Con posesiones, movimientos rápidos de una mitad a otra. La fase decisiva del partido y, a pesar de las pérdidas de tiempo continuas y el repliegue, la gente, el entrenador y los futbolistas, en conjunción, creían en la remontada. Así fue, en un acto de casta. Iván empató, con un cabeceo sensacional, tras un centro de Ignacio.
El nirvana llegó con Pibe. Qué alegría victorias así, en momentos tan maltrechos, como este, para el bético. Hacen creer otra vez en el buen hacer, el futuro y la importancia de la cantera. Una individual por el costado izquierdo, zafándose con facilidad del lateral y, por última, soltar un trallazo desde un punto poco angulado y tres puntos. Viva Galicia.
Ficha técnica
Real Betis Balompié: Pedro, Juanjo, Óscar Hernández, José Carlos (Jesús Pozo), Jesús Braganza, David Hinojosa, Álex Barrera (Pibe), Javi Herrera (Óscar Herrera), Ignacio, Iván y Pepelu (Dani Ceballos).
Sevilla Fútbol Club: Soriano, Carmona (Giráldez), Mato, Luis, Dandrea, Antonio, Juanje, Curro, Juan, Yam (Carrascal) y Abel (Chuma).
Goles: Juan (0-1; 1-2), Ignacio (1-1), Pepelu (2-2), Juanje (2-3), Iván (3-3) y Pibe (4-3).
Noticia por Antonio Fernández Ocaña
Nací una gélida noche de diciembre del 1993. Desde entonces, tuve claro que quería dedicarme al tan romántico como complicado oficio del periodismo deportivo. Estudio el Grado de Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Por aquí, dicen que soy el encargado de la Sección de Cantera.