El 21 de noviembre de 1998, el mundo de los videojuegos sufrió un cambio exponencial e inesperado con la aparición de The Legend Of Zelda: Ocarina of Time. La historia del héroe de Hyrule, Link, no era nueva. Es más, llevaba 11 años campando por las llanuras espada en mano. Pero lo de Ocarina of Time produjo tal revolución que aún hoy quedan signos de su calidad.
Para empezar, Nintendo explotó al máximo las capacidades de su entonces Nintendo64, para generar uno de los juegos más realistas hasta su aparición. Desde los paisajes, hasta las texturas de la ropa de los personajes tenían un detalle impropio de la época. Tanto es así que la crítica consideró Ocarina Of Time como el juego perfecto.
Claro que no tenía nada que ver con la calidad gráfica actual. Sin embargo, fue el primer juego que permitía tener un concepto claro del entorno con un simple golpe de vista. Y estamos hablando de 64 bits.
Nada más comenzar la partida, el protagonista de la historia, Link, tiene una pesadilla (que después se convierte en realidad) mientras duerme en su casa del árbol del Bosque Kokiri. Él no es un niño como los que habitan ese bosque. Por eso no tiene un hada que le guíe. Hasta que aparece Navi.
Navi es en realidad una bola luminosa muy pesada, con alas y voz, enviada por el Gran Árbol Deku. El guardián, por así decirlo, de aquel bosque donde los niños no crecen nunca. Le han arrojado una maldición que le envenena lentamente y Link es el elegido para enmendar la situación. Aquí comienza la aventura de Ocarina Of Time.
A lo largo de la historia de acción y aventuras más extensa de la época para Nintendo, Link debe cumplir ese ideal de los cuentos infantiles. Acabar con el malo, el rey de la tribu de los Gerudo, Gannondorf, que retiene a la princesa Zelda para salvarla a ella y al reino de Hyrule. Solo que en esta ocasión hay cientos de pruebas, de todos los tipos, que habrá que superar.
Ocarina of Time tenía una peculiaridad en su línea de acontecimientos. Si bien había una base argumental principal, en la que íbamos alternando a un Link niño con un Link adulto gracias a la Sala del Reino Sagrado, los elementos secundarios eran, en la mayoría de ocasiones, fundamentales para poder avanzar.
Conseguir a Epona, las túnicas de diferentes colores, piezas de corazón que aumentaban tu resistencia… Y no sigo porque no quiero chafar el gustazo de disfrutar de este videojuego a quienes no lo han probado aún (que sí, que hay gente que todavía no….).
Pero no todo es cuestión de entrar en una mazmorra, superar las pruebas hasta llegar al malo final y cargárselo. No es tan simple. Ocarina Of Time tenía mini-juegos, como por ejemplo, un salón de juegos donde practicar puntería con el tirachinas. Y otro lugar donde, con una especie de ratones-bomba mecánicos (los bombachus), podías conseguir dinero y otros objetos.
El repertorio armamentístico era bastante extenso. Conforme avanzabas en el juego, pasabas de un escudo de madera, un tirachinas y palos, a arcos, ganchos, martillos gigantes y espadas de las que, o las coges con ambas manos, o no puedes cogerlas. Todo se guardaba en un inventario más grande que el catálogo de IKEA para ser equipado en uno de los cuatro huecos de los que disponías al mismo tiempo.
Los detalles se cuidaron al máximo en The Legend of Zelda: Ocarina Of Time. Tanto que, a pesar de que en el juego manejamos la mayoría del tiempo a Link desde la tercera persona, debemos usar la vista subjetiva para alcanzar no perder detalle de lo que ocurría.
En algunas ocasiones, las mazmorras eran auténticos laberintos, tras los que se escondían jefes finales aún menos previsibles que lo que ya habíamos superado. Todo, sustentado en un elemento fundamental: la Ocarina del Tiempo que Zelda le entrega a Link en su segundo y fugaz encuentro.
En el sistema de juego resaltaban detalles de otros elementos bien asentados en el mundillo, como la estrategia, el rol o la lógica. El movimiento de sigilo, el control visual de un determinado objetivo, o la exploración de lugares inaccesibles como Link niño y disponibles para el adulto, o viceversa. De hecho, algunos objetos no le sirven a Link, pero al cambiarlos con otro personaje del juego, desencadenan una consecuencia positiva para el protagonista.
Por ejemplo: En el pueblo de Kakariko, hay una casa abandonada donde una familia ha sido hechizada y convertida en arañas metálicas. La maldición libera a uno de ellos cada vez que se eliminan un número determinado de Skulltulas, arañas con caparazón metálico, repartidas por todo Hyrule. Acabar con las 100 lleva muchísimo tiempo.
En definitiva, todo un cúmulo de detalles bien cuidados, al que hay que añadirle una espléndida banda sonora a cargo de Koji Kondo, que han convertido a The Legend Of Zelda: Ocarina of Time en uno de los mejores juegos de todos los tiempos. Yo, de corazón, os invito a probarlo. Es lo que voy a hacer yo ahora mismito. Y eso que ya me lo conozco….
EN EL PRÓXIMO ANÁLISIS RETRO…METAL GEAR SOLID
Muy bueno el post!
Tengo un número Nintendo Acción por ahí por casa donde dice que Ocarina of time no se llevó la calificación de mejor juego de la historia porque no está traducido al español :. Aún así, es considerado así por muchos y de hecho, me incluyo.
Es cierto. Yo también conservo la revista. La puntuación decía 99 sobre 100, y se basaba en que ni estaba en castellano (desde mi punto de vista, los juegos traducidos, o se hacen bien, o son una patraña) y además, en que la duración podía ser mayor.
Para colmo de los colmos, a The Legend of Zelda: The Wind Waker SÍ LE DIERON UN 100 sobre 100! Sí era más largo, pero la historia no se podía comparar a la de Ocarina Of Time, creo yo.
¡GRACIAS POR COMENTAR!