A tí, Betis

Con motivo del ascenso del Real Betis Balompié a la Segunda División el semanario deportivo Oiga sacó un número especial dedicado al club bético, con numerosos e interesantes artículos.
Recuperamos hoy en Manquepierda este titulado A tí, Betis, en el que se hacía una loa encendida del recorrido histórico bético y del recuerdo que su brillante pasado había dejado, y que ahora se quería renovar con el objetivo del próximo retorno a la Primer División. Además de destacar a la afición bética, la auténtica columna vertebral del sentimiento verdiblanco.
Al unirnos a la alegría del equipo blanquiverde, no podemos dejar en blanco unas cuartillas para hacer patente y de manera sincera, una felicitación sencilla a jugadores y directivos.
¡Bienvenidos a la segunda división¡
Así, cara a la de honor con puntales firmes, directiva decidida y un entrenador consciente, no se puede esperar mucho en esto. Sevilla entera, bética o no, se regocija de tu ascenso, Betis.
Tú, que hiciste vibrar la orilla de tu hoy perezoso río; tú, que engendran fanatismos en tu nombre; tú, que sirves de estímulo y modelo a equipos, no podías defraudar a tus miles de seguidores.
La Giralda se siente orgullosa de ti, con todos los esfuerzos, con tus victorias, con tu deportividad pregonada a sonidos de trompetas de victorias, de afecto, de clara superioridad.
Has llegado, Betis, a un lugar que la fortuna te arrebató, donde la suerte en forma de pundonor—como dirían tus rivales—te abre de nuevo una puerta más, camino del lugar que te arrebató años difíciles.
Hablar del Betis es hablar con el corazón henchido de gloria de un tiempo fresco en mi memoria, cargado de nombres cubiertos de fama y gloria, donde cada domingo, en cualquier lugar de España, dejara el rombo blanquiverde un recuerdo imposible y duradero, que sólo el correr del tiempo haría posible su amortiguamiento, de ninguna manera tu olvido, porque quien te vio no pudo olvidar tu pundonor en la lid; tus días de glorias, con profusión de triunfos seguidos brillaron repujados de victorias, y cuando el fútbol era todo hombría supiste—como hoy—conquistar el más preciado trofeo.
Hablar del Betis es pronunciar fuente de esfuerzo en estos últimos y difíciles años, donde muchas cosas unidas han malogrado con saña maliciosa tu empuje colectivo hacia tu puesto de jerarquía. Por eso, Betis, hoy se goza la ribera con tu proclamación, los cantos y aplausos se confunden con los fuertes latidos de seguidores sinceros, y allá en lo lejos, por encima de Castilleja, resuena el eco de tus victorias merecidas en la actual temporada.
Tus seguidores, Betis, se sienten orgullosos de ti, porque tus colores son la mescolanza de satisfacción y regocijo; tus triunfos, el olvido del pasado purgatorio, olvido y adiós para siempre a una División que hemos de mirar por encima del hombro.
Eres, Betis, fuente interminable, fecundo manantial, cristalino pendón que ondea gallardo por encima de todos estos años de descontento. Los rostros ajados se han cambiado por otros de expresión risueña, repleta de alegría porque va el Betis, su Betis, nuestro Betis, camino del lugar que le corresponde a su alcurnia, al puesto que merece por ser eso, por llamarse Betis.
¡A primera, Betis¡