Calderón, el último, de Luis Carlos Peris.

El relato que traemos hoy a Manquepierda se publicó en Diario 16 Andalucía el 21 de diciembre de 1984, 40 años atrás, y es un reflejo de la encrucijada en que se hallaba en esos momentos el Real Betis Balompié.
En la temporada anterior, la 1983-84, el equipo fue quinto en la tabla, con un magnífico registro en casa: de 17 partidos jugados se ganaron 15 y se empataron 2, pero muy mediocre fuera: 2 victorias, 2 empates y 13 derrotas. El balance global fue bueno, pues se consiguió la clasificación para una competición europea, la Copa de la UEFA.
Pepe Alzate era el entrenador de la primera plantilla verdiblanca, y en el conjunto destacaron los delanteros Calderón, Paco y Rincón.
Sin embargo en la temporada 1984-85 las prestaciones fueron muy distintas. Cuando se escribe este artículo se llevaban disputadas 16 jornadas y el Betis era 3º en la tabla. Pero en casa de 8 partidos sólo se habían ganado 3, con 2 empates y 3 derrotas, mientras que fuera el Betis acumulaba 3 victorias y 5 empates, sin conocer la derrota.
De aquí en adelante el equipo caería en barrena, con la destitución de Alzate y la llegada de Carriega, con una salvación dramática en la última jornada en La Rosaleda frente al Málaga.
Visto el contexto deportivo, nos centramos en el artículo de Luis Carlos Peris, que gira en torno a la mala situación económica por la que pasaba el fútbol en general y el Betis en particular. La desaforada carrera de gastos en que estaban los clubes, además de la gran roncha económica derivada de la remodelación del Villamarín para el Mundial de 1982, amenazaba cada vez la propia subsistencia de la entidad. En el artículo se definía al fichaje de Calderón, en el verano de 1983, como el último fichaje de nivel que iba a realizar el club, vista la situación económica, y se abogaba por la promoción de la cantera. Hay que recordar que el Betis en ese tiempo disfrutaba de una magnífica generación canterana, que el año anterior había ganado la Copa juvenil, y que en el Betis Deportivo comandaba con soltura la clasificación en Tercera División esa temporada.
Sin embargo nada fue así. De la gran hornada canterana pocos fueron los que llegaron al primer equipo y la apuesta por los fichajes con nombre, pero con escaso rendimiento, fue la tónica general de la segunda mitad de los años 80. El cataclismo económico y la conversión forzada del club en sociedad anónima deportiva en 1992 fueron las consecuencias.
Estamos en un tiempo de vacas flacas que se acentúan especialísimamente en el mundo del fútbol, por lo que la filosofía de la cantera es lo que prima sobre todas las cosas. Y es que de la cantera se acuerdan los que dirigen el cotarro cuando no hay más remedio; exceptuando a los vascos, los clubs españoles gustan de los fichajes faraónicos y miran hacia sus escalafones inferiores cuando están tiesos como una regla.
Sevilla y Betis andan con la tesorería bajo mínimos y la caja llena de telarañas, por lo que han de nutrirse principalmente de lo que sale de sus respectivos potreros. El Sevilla ya lo hace desde que dieron a Cardo la responsabilidad del primer equipo, y en este tiempo han salido futbolistas a manojitos, algunos a contraestilo del propio Cardo, que dio sitio más de uno para que el aficionado intransigente comprobara por sí mismo que no llevaba razón en sus exigencias.
El último gran fichaje del Betis en mucho tiempo va a ser el de Gabriel Humberto Calderón. Fichó Retamero no más llegó al sillón presidencial—vulgo, poltrona—a cuatro futbolistas que le han salido rentabilísimos, como son Mantilla, Paco, Suárez y Calderón, que lo de Barandica fue una salida de pata de banco de Alzate, otro de los grandes fichajes de esta directiva.
Digo que la compra de Gabriel Humberto Calderón fue la última, porque no hay una peseta y porque se ha demostrado que los chicos de aquí están capacitados de sobra para afrontar lo que demanda la competición española. Está el Betis en tercera posición con la Real Sociedad, tras haber hecho Alzate una renovación incruenta en el equipo.
El éxito de este Betis redivivo se ha basado en la cualificación de sus suplentes, pues lesiones ha tenido para dar y regalar; en la calidad del banquillo y la serenidad de un hombre que no sabe vender su trabajo formidable y al que se ha cuestionado en demasiadas ocasiones por alguna que otra batalla perdida. Junto a Pepe Alzate, el tremendo trabajo de los entrenadores de abajo, de esos entrenadores que se encuentran bajo la órbita de Ramón Bordás y Juan Del Nido. Porque no puede obviarse que el filial verdiblanco comanda destacado la tabla de su grupo de Tercera, y que entre los cinco primeros de la Liga Nacional Juvenil está, nada más y nada menos, que los tres equipos del Betis.
No hay duda; el último fichaje del Betis fue Calderón.