Del olé al laboratorio

La magnífica generación de canteranos que llegaron al primer equipo del Real Betis Balompié en los primeros años del siglo XXI llamó la atención entre los medios informativos de otras partes. Como ejemplo de ello traemos este reportaje publicado en la edición vizcaína de Mundo Deportivo a finales de noviembre de 2002, en las vísperas de una visita del Athletic a Heliópolis.
El reportaje gira en torno a la persona de Luis Del Sol, entonces secretario técnico verdiblanco desde 1997, pero que había tenido hace poco un importante papel como entrenador de la primera plantilla en la campaña 2000-01. Del Sol opina sobre los métodos de trabajo de la cantera bética y nos da una perspectiva de las pautas que habían convertido entonces al Betis como todo un referente en cuanto al tratamiento de las cantera.
¿Cuál es el secreto del Betis? ¿Qué pócima tiene Luis Del Sol para que ocho chavales de su cantera brillen con las estrellas de Primera? Joaquín es el nuevo Figo; Capi ya es un internacional con mayúsculas; Juanito y Rivas apuntan a convertirse en el dúo de centrales impenetrables que busca Sáez; Varela ha marcado desde el lateral derecho el golazo de la Liga y también ha sido reclamado por la absoluta; Arzu juega en la sub-21, pega duro y ha metido un par de tantos; su delantero Dani, verdugo del Athletic la temporada anterior y una de las revelaciones del campeonato con cinco golitos en medio año, se recupera de una grave lesión y Melli, campeón de Europa sub-16 y sub-19, ya ha debutado con 18 años en el primer equipo.
Del Sol, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, no guarda los secretos en su cajón. Está radiante por ver triunfar a los jóvenes de la región. Trabajaba hace seis temporadas como ojeador de la Juventus, pero le llamó el Betis, le tocó el corazón y se subió al carro. Fue el artífice del regreso a Primera hace un par de campañas desde el mismo banquillo. Sustituyó a Fernando Vázquez a falta de trece jornadas, ganó ocho partidos y sólo perdió tres. Salió a hombros del terreno de juego de La Victoria, en Jaén, en la última jornada, en la que se certificó que el Sevilla no subiría solo a Primera. Manuel Ruiz de Lopera le devolvió a la secretaría técnica, que comparte con ex jugadores del club de distintas épocas como Reyes, Benítez, Bizcocho, Momparlet y Casado, y continuó con la filosofía de asentar una base sólida de canteranos de nivel con doble objetivo, aumentar el patrimonio del club con sus futbolistas y ahorrar dinero para invertir en estrellas foráneas o nacionales.
Le importa bien poco hablar de situaciones personales, de la esperanza que tiene en un jugador llamado Estévez que ya ha intervenido hasta en cinco goles en su cesión al Getafe, de los cercos estrechos a los también prestados Vicente (Badajoz) y Benítez (Almería)…Y entonces abre uno de los puntos claros del éxito del Betis: su política de cesiones. Juanito (Recreativo), Capi (Granada), Varela (Extremadura), Arzu (Córdoba) y Melli (Polideportivo Ejido) se tuvieron que ganar su regreso al abrigo del club verdiblanco fuera de las comodidades de “estar en casa”.
“Cuando un jugador en el que tenemos esperanzas lleva un par de años en el filial y vemos que no rompe, debe salir fuera para encontrarse con las dificultades de la vida real. Con la familia, los padres y los amigos encima, llega un momento en que se hacen cómodos, que lo creen tener todo hecho. Les viene bien ver el fútbol de otra manera. Eso sí, siempre haciéndoles un sentimiento fuerte”.
Es la forma de entender el fútbol del Betis, que lógicamente no ha utilizado esa táctica con jugadores que piden paso inmediato desde el filial, como han sido Rivas, Joaquín y Dani. Sin embargo, reconoce que “las lesiones de la primera plantilla o las expulsiones también pueden ayudan a darles un empujoncito”, en algunos casos cuando el propio club no consideraba al jugador formado del todo para la alta competición.
Otro de los puntos que le sugiere Mundo Deportivo a este sabio del fútbol es la fractura en dos de este grupo de canteranos. Cinco son sevillanos (tres curiosamente de Dos Hermanas) y el resto de la provincia de Cádiz. ¿Qué tienen la tierra de Juanito, Joaquín, Melli y hasta el veterano Cañas? ¿Quién trabaja de verdiblanco para obtener tanto rendimiento en suelo gaditano? Hay un nombre y un apellido: Pedro Pajuelo. Pero no son sus ojos los únicos que ayudan al Betis en la distancia. Del Sol sorprende: “Son nuestros simpatizantes los que nos avisan, los que nos dicen: “Hay aquí un chaval que se sale, ficharle”. Y nosotros vamos y le vemos”.
Mundo Deportivo le pregunta: ¿Llegó así Joaquín? El secretario técnico verdiblanco prefiere callarse la respuesta. Lo cierto es que el Sevilla no pesca en ese río. Y el Betis se fía tanto en el resultado que le ofrece la fidelidad a sus colores de sus muchos seguidores que ni siquiera cuenta con ojeadores en todas las provincias andaluzas.
Luis Del Sol no quiere olvidarse de sus técnicos: “Hay que dar mucho mérito a los entrenadores de los escalafones inferiores—tienen un filial, tres juveniles, dos cadetes, dos infantiles, un alevín y varios equipos de Fútbol-7—que han trabajado bajo nuestra supervisión otros aspectos olvidados en el futbolista sevillano. El nivel técnico individual ya era bastante alto y ahora, aprovechando los medios que no había antes, sobre todo en cuanto a instalaciones, se inculcan otras cosas. Pero fundamentalmente se ha mejorado en el espíritu colectivo, antes eran simples jugadores de barrio”, argumenta, antes de ver a su Betis codeándose en la UEFA con el Auxerre. Desde luego, tanta producción no parece fruto de la casualidad.
Luis Del Sol no anda con paños calientes, dice lo que piensa y punto. Se muestra crítico con la pérdida de identidad del futbolista vasco, cuyo estilo de jugador admiraba desde su época de jugador activo: “No se deben perder las raíces y creo que los futbolistas del País Vasco, de la Real, del Athletic, han cambiado de características. Antes tú ibas a San Mamés y no te dejaban respirar. Era todo boom, boom, boom. Los que jugábamos nos mirábamos alucinados y decíamos: Aquí no hay quien gane. Ponían todo el sabor del fútbol inglés sin despreciar la técnica. Ahora te dejan jugar, hay espacios, distancias en los marcajes”, explica con una sensación de incredulidad por la transformación experimentada.
“Para mí se han confundido, porque tú puedes trabajar otras cosas, pero nunca dejar que tus jugadores pierdan el espíritu, la entrega. El fútbol no está reñido con ella. Han cambiado de filosofía en el juego, aunque quizá también por cómo es la juventud, que ahora los chavales se creen ídolos en seguida”, insiste el secretario técnico verdiblanco, quien seguro que en más de una ocasión habrá intercambiado esta opinión con Eusebio Ríos. Algo pasa. ¿Por qué Rivas y Juanito parecen los centrales del Athletic de toda la vida? Del Sol no lo entiende.