El desmentido traspaso de Domínguez 1951
El fracaso que supuso el no conseguir el ascenso a Segunda División en la Liguilla jugada al final de la temporada 1950-51 supuso una honda fractura en el cuerpo social bético.
Detractores y partidarios de la figura del presidente Pascual Aparicio batallaron duramente durante el mes de agosto y septiembre de 1951, lo que terminó llevando a la dimisión del presidente en septiembre tras una derrota en casa con el Almería y un fuerte ambiente de crispación.
Uno de los motivos que ´se arguyeron fue el supuesto interés de la directiva en traspasar a Manuel Domínguez, el delantero centro que había marcado 54 goles en la pasada temporada en el campeonato liguero, convirtiéndose en el máximo goleador de todas las categorías nacionales. Ello despertó el interés de diversos clubs por su contratación, especialmente el Zaragoza y, sobre todo, el Sevilla. Sólo habían pasado 5 años del caso Antúnez, por lo que la afición era muy reticente a traspasar a su máxima figura al eterno rival.
El 1 de agosto saltaba a la prensa el rumor: «Estamos en agosto, y no es nada extraño que abunden los rumores. El de más interés es éste. Se dice que Domínguez, el ariete verdiblanco, va a ser traspasado al Sevilla, previo pago por el club de la calle San Miguel de 250 mil pesetas, amén de ceder tres jugadores. Como rumor no está mal. Como noticia veraz, seguro que dará que pensar a más de un aficionado».
Al día siguiente la información se ampliaba, dando detalles de los 3 jugadores que serían cedidos dentro de este supuesto acuerdo
La oposición a Pascual Aparicio se manifestó públicamente con una carta firmada por 72 socios en la que manifestaban su « disconformidad total con don Pascual Aparicio García, señor que preside nuestra Sociedad, fundamentando esta actitud en los continuos e ininterrumpidos desaciertos cometidos por dicho señor en el transcurso de los tres años que lleva al frente de nuestro club, tanto en el orden deportivo como en el económico…»
Uno de los reproches que se le hará también a Pascual Aparicio será el «vender y licenciar jugadores según su personal criterio«, en alusión al traspaso de José Patricio al Atlético Tetuán en el anterior mes de julio. Patricio había sido un jugador muy destacado en la campaña anterior, y por su fichaje se interesaron equipos de Primera División como el Atlético de Madrid o el Valencia, siendo al final el Atlético Tetuán quien se hizo con sus servicios, de cara al estreno del equipo rojiblanco en la Primera División.
El motivo de este traspaso no era otro que el intentar cuadrar las cuentas del club, que eran deficitarias en los últimos años, y más tras la fracasada Liguilla de ascenso.
El rumor, por lo tanto, del traspaso de Domínguez no era del todo infundado, pues ya había habido precedentes en esa misma temporada y en otras anteriores y no era raro que el club acudiera a esa fuente de financiación para resolver su crisis económica, aún cuando renunciara a sus mejores hombres y se debilitase la potencia deportiva.
Ante la reacción negativa que se percibió en la afición la directiva bética el 4 de agosto de 1951 salió al paso desmintiendo el rumor y comunicando la inexistencia de esas supuestas negociaciones con el eterno rival.
Días después en el diario Sevilla se publicó el texto con el que encabezamos el artículo y que a continuación transcribimos:
«Aficionados de uno y otro bandos, “oposición” y afectos al bando del presidente del Betis, discuten sobre Domínguez, hasta ahora ariete del equipo verdiblanco. Al margen de la actual polémica, creo necesarias estas líneas, no pensando en él como “jugador dinero”, ni siquiera especulando sobre su posible traspaso a cualquier club, sino líneas precisas, justas, en honor del mencionado jugador.
Durante la Liga, en más de un partido se le criticó por la afición. E incluso en una crónica expuse mi criterio de que fuese sustituido, ya que había tomado cierto respeto a los tríos defensivos. No obstante aquella crónica de censura para él, hoy, al terminar el campeonato y la liguilla, creo justo dedicarle esta sección, ya que Domínguez fue casi el autor de que el Betis se clasificase en tercer lugar de la fase de ascenso a Segunda. No se puede olvidar que se proclamó primer goleador de las tres divisiones, con un total de 62 tantos.
Este balance descubre a un perfecto ariete. De acuerdo que a veces resulte apático. Pero de esos 62 tantos, por lo menos 50 fueron marcados en condiciones que ningún otro ariete lo hubiera logrado. Su apatía es, defecto irremediable, temor a las lesiones. Pero es indiscutible su magnífica clase. Y conste que con él ni me une amistad ni estoy conforme en que sea traspasado a nadie. Si el Betis necesita dinero, antes de venderlo, vea la forma de buscarlo. Con mucho gusto iniciaría la publicación de una lista “pro fichajes”, tal y como se viene haciendo en Jerez, Almería y Alicante.»
En el texto se da la cifra de 62 goles, aunque tras una profunda revisión de la prensa de la época son 54 los que le adjudicamos. Otro detalle importante que contiene es la mención a su carácter apático, lo que será una mención frecuente del momento, pues la afición siempre le reprochó su apatía e indiferencia y su frialdad, lo que no estaba reñido con su gran calidad resolutiva.
Finalmente Domínguez no fue traspasado y jugó dos temporadas más en el club verdiblanco, periodo durante el cual siguió marcando goles, aunque ya no al nivel de la temporada 1950-51, y continuaron los reproches de la afición por su frialdad y apatía.