El Betis a mi alrededor, de Axel Torres

La publicación que hoy traemos a Manquepierda es obra del periodista Axel Torres y se publicó en la revista digital Trece Barras. En ella nos relata su vivencia como aficionado futbolístico ante lo que supone el beticismo en Cataluña, primero narrando sus recuerdos de infancia en Sabadell a comienzos de la década de los 90 y luego explicando cómo los béticos de la novena provincia sienten y viven al Betis, en la lejanía en el espacio físico pero en la cercanía en el sentir diario.
Mi primer recuerdo del Betis es un desayuno de domingo. Fuimos mi padre y yo a comprar un periódico tras haber recogido, como cada semana en día festivo, bollos, croissants, ensaimadas y un poco de nata. Abrí el diario por la página treinta o cuarenta, que es lugar que nos reservaban siempre pese a que estábamos en Segunda. Era principio de los noventa. El entrenador del Sabadell decía algo así como que “ver el campo lleno siempre es bonito, aunque sea de hinchas del equipo rival”. Le pregunté a mi padre que por qué iba a estar el campo lleno de hinchas del equipo rival y qué de dónde era el Betis. Entonces me contó que el Betis era de Sevilla, pero que había muchos andaluces viviendo cerca de Barcelona y que muchos de ellos eran hinchas del Betis.
En efecto, aquella tarde el campo estaba lleno. Y el Betis parecía jugar en casa. Esa fue mi primera constatación de la magnitud social del Betis.
Luego la fui confirmando con pequeñas pinceladas de la vida cotidiana. No es difícil encontrarse en ámbitos de trabajo, en lugares a los que se va a tomar un café, en restaurantes de menú, a entrañables hinchas béticos. Viven lejos de su tierra. Incluso muchos de ellos nacieron aquí, pero sienten el equipo de la tierra de sus padres tan propio como lo sienten los aficionados que van al Benito Villamarín cada dos semanas. No es un seguimiento lejano. No es un “tener simpatía”. Su sentimiento de pertenencia es tan grande como lo es el mío por el equipo de mi ciudad. Y las alteraciones de ánimo que les provocan los resultados son similares a las mías.
Y cuando viene el Betis a Catalunya, no dudan: hay que ir. Sea donde sea. Aunque sea en Lleida, que queda a dos horas de Barcelona en coche, y aunque sea un partido de ida de Copa frente a un Segunda B.
Aprovechan cualquier ocasión para ir a ver a su equipo, porque su equipo no juega casi nunca cerca de donde ellos viven. Pero sí juega siempre cerca de ellos.