El deporte en la guerra civil-José María de la Concha
El deporte en la guerra civil es una obra publicada en el 2007 por el periodista Julián García Candau, y que estudia las competiciones deportivas que tuvieron lugar en la retaguardia de la España franquista y republicana entre 1936 y 1939.
Es un tema bastante desconocido y que plantea la supervivencia de la actividad deportiva aún en las circunstancias más adversas. Y cuenta, además de con muchísimos datos de la actividad deportiva, con el testimonio de personas y deportistas que vivieron en primera línea esos difíciles años.
Por parte bética se cuenta con el testimonio de José María de la Concha Meneses, un hombre muy ligado al club bético a lo largo de toda su vida. Nacido en la Argentina en 1915 , regresa a Sevilla a la edad de 7 años. En 1934 ingresa en el equipo bético como jugador amateur procedente del Calavera. Ya en 1940 fue directivo bético y presidente del Calavera entre 1942 y 1949. Entre 1954 y 1960 formó parte del cuerpo técnico del Betis, siendo en 1957 autor del diseño del actual escudo del Real Betis Balompié. Posteriormente fue secretario técnico del Atlético de Madrid durante 3 temporadas y del Calvo Sotelo de Puertollano una temporada, regresando al Betis las temporadas 1969-70 y 1970-71 de nuevo como secretario técnico. Dos años como ojeador del Real Madrid y nueva vuelta al Betis en 1973, siendo el protagonista en la confección del Betis de los años 70 que culminaría en 1977 con la Copa del Rey. Cuando falleció el 29 de Abril de 2005 era el socio número 1 del Real Betis Balompié.
Este es su testimonio sobre los años de la guerra civil y el fútbol en Sevilla:
La guerra me pilló siendo empleado administrativo de “Abonos Modem”. Me militarizaron, pero como tenía aún ciudadanía argentina me metí en el consulado. De allí me sacaron a la fuerza, me enrolaron en una columna con la que salí de Sevilla hasta Ronda. Cuando se dictaminó la retirada de los soldados extranjeros me calificaron como tal y me libré de cuatro meses de guerra. Pasé tanto miedo que se me cayó el pelo. Mi mando supremo fue el general Castejón.
El Campo del Patronato lo destrozaron los tanques, y el de Heliópolis también. El Betis subsistió gracias a Antonio Tenorio, padre del Tenorio que ha sido tantos años utillero del equipo. Mantuvo a los socios a quienes nos cobraba. Yo, con los años llegué a ser socio número 1 del Betis.
El 18 de julio la mayoría de jugadores del Betis estaba de permiso. Aquí se quedaron Peral y Saro. Los del Sevilla que no eran de aquí estaban en el servicio militar y los pudieron recuperar para jugar partidos amistosos y de campeonato regional. El Betis no tuvo tanta suerte. Urquiaga y Aedo estuvieron con la selección de Euskadi. Timimi era un borrachín que en Canarias habló contra Franco y lo salvó el Betis, a Larrinoa le cogió el levantamiento en Santander, Unamuno también estaba en su tierra. Lecue había fichado por el Madrid y de Rancel, canario como Timimi y Adolfo, nunca más se supo. Euskalduna estuvo preso en el penal del Puerto de Santa María y allí fue también recluido Pepe Valera, que era rojo. Estuvo siempre en la celda porque se negó a trabajar. Salió de la cárcel acabado.
Los partidos Betis-Sevilla tuvieron gran rivalidad pero durante la guerra no hubo tanta como ahora. A muchos partidos iba poca gente. Aquí se creó el equipo militar Aviación del Sur, que eran los enchufados del Sevilla. Salían a jugar para ganar dinero. Uno de los equipos que jugó durante ese tiempo fue el del BTE, Batallón de Trabajadores Especialistas a quienes llamábamos Batallón de Tontos Entregados. Eran casi todos vascos, especialistas en armamento. No estaban en la cárcel. Estaban asimilados a soldados. Tenían un cuartel para ellos.
La guerra fue funesta para el Betis. Se quedó sin equipo y acabó perdiendo la categoría. Al tiempo, el Sevilla, que había sido protegido por las autoridades militares, pudo rehacerse y hasta ser el primer campeón de la primera Copa del Generalísimo. El Betis hasta sufrió el bombardeo de su sede social en los primeros días del levantamiento.
Nos da una serie de datos sobre los jugadores béticos en los años de la guerra civil. Unos son conocidos, otros no tanto. Peral y Saro sabemos que están en Sevilla, pues frecuente su participación en los encuentros amistosos que disputa el Betis en los primeros momentos de la guerra civil. Aedo y Urquiaga partirán con la selección de Euskadi a realizar una gira por Europa y América, y ya nunca regresarían, pues al final de la guerra civil permanecerán exiliados en Argentina y México respectivamente. Hay que señalar que Joaquín Urquiaga en realidad ya no era jugador bético, pues fue traspasado al FC Barcelona en junio de 1936 para aliviar la pésima situación económica del club bético en ese momento.
El dato que nos da sobre Timimi es totalmente inédito. La temporada 1935-36 no la disputó con el Betis, pues estaba declarado en rebeldía. De hecho quedó libre al finalizar esa temporada, y en los primeros meses de la guerra civil forma parte del Sevilla FC en diversos amistosos. En 1939 lo encontramos jugando en el Madrid y posteriormente en el Recreativo de Granada, donde una lesión grave lo retirará del fútbol.
Larrinoa es un caso atípico, pues desaparece de la actividad futbolística con el inicio de la guerra civil y no se sabe nada del porqué de su retirada de los campos de juego, dado que era uno de los puntales del Betis y se contaba con él en 1936.
Unamuno es traspasado al Athletic Club en junio de 1936, pues el puesto de delantero centro se veía bien cubierto por Paquirri. Al final de la contienda Unamuno seguirá jugando y marcando goles en el equipo bilbaino durante 3 años más, siendo incluso Pichichi en la temporada 1939-40.
Lecue era del Madrid desde la temporada 1935-36, y continuará jugando al fútbol durante bastantes años, principalmente en el Madrid y en el Valencia. Rancel abandona el Betis en 1936 y se integra en el Gerona, con el que juega durante los años de la guerra y al término de la misma.
Inédito es tambien el dato de Pepe Valera y su reclusión en el Puerto de Santa María por sus ideas políticas. Lo cierto es que era muy joven ( 20 años tan sólo) y su prometedora carrera futbolística quedó pronto aparcada, pues en 1941 se retiró de la actividad futbolística.
Euskalduna fue un defensa del Sevilla que sí conocemos que fue represaliado por sus ideas sufriendo también la cárcel. Reaparecerá en 1943 en el Granada.
La labor de Antonio Tenorio durante los años de la guerra civil sí nos es conocida por varios testimonios. Durante esos años lo fue todo en cuanto a la actividad administrativa y de mantenimiento mínimo de un club que durante los años de la guerra mantuvo una escasa actividad. El uso de los campos del Patronato y de Heliópolis para diversas actividades militares también es cosa sabida.
Más polémica es su apreciación sobre la protección por parte de las autoridades militares del eterno rival y de sus jugadores. Es un tema bastante desconocido, pues las fuentes documentales del periodo son escasas y la prensa de la época no da mucha información. Sí sabemos que el Sevilla tuvo una actividad futbolística muy alta, muy superior a la del Betis durante esos años, sobre todo de la segunda mitad de 1937 en adelante.
También es muy destacable la actividad de diversos equipos militares ( Aviación, Artillería, Sanidad, Carros de Combate, etc) y en los que aparecen jugadores de los equipos sevillanos.
Un tema pendiente de ser estudiado y revisado a fondo, pues son muchísimas las lagunas que tenemos sobre la actividad de los clubs sevillanos, y no sólo de Betis y Sevilla, sino también de otros, como el Calavera o el Osario, que tuvieron una vida relativamente importante en esos años.