El poder de Farusa, el capitán Kobelev y el entrenador ruso.
El artículo que hoy traemos a Manquepierda procede de la sección El balón cuadrado que el periodista Manolo Rodríguez escribía semanalmente en las páginas de Diario 16 Andalucía. Corresponde a noviembre de 1992 y es el fiel reflejo de una época marcada por la conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva en junio de 1992. La mayoría accionarial de la que disfrutaba Manuel Ruiz de Lopera hizo posible que la gestión propia del club empezase a diluirse con la gestión de sus propias empresas, como el caso que aquí se cuenta de Farusa y el poder omnímodo con que hacía y deshacía.
La actualidad deportiva en ese momento estaba centrada en los fichajes de dos jugadores del Dinamo de Moscú: el ruso Andrei Kobelev y el azerí Velli Kasumov, que vendrían a reforzar el equipo para intentar el ascenso a la Primera División.
Unos fichajes más que complicados, con múltiples problemas e incidencias y que no se resolverían a la par, pues mientras que el de Kobelev se cerró primero en diciembre, el de Kasumov se enredaría más con la intromisión del Atalanta italiano y la posterior renegociación en febrero de 1993.
Anteriormente a estas gestiones el Betis había sondeado los mercados sudamericanos, donde sonó mucho el jugador argentino Alejandro Mancuso, y balcánico, con Slavisa Jokanovic como principal objetivo.
Al final la decisión fue ir por los dos rusos, tras una conversación, como se cuenta en el artículo, de Lopera y Pepe León con el entrenador del Dinamo moscovita, quien les vendió las excelencias de ambos jugadores, que luego tuvieron una trayectoria en verdiblanco bastante normalita y muy alejada de ser las dos figuras con que se vendió su incorporación.
El patrón del Betis, Manuel Ruiz de Lopera, informó anoche a los consejeros de la sociedad sobre los recientes fichajes de Kobelev y Kasumov. Una fórmula de cortesía que se agradece, pero que perfectamente podría haberse ahorrado el primer y único mandatario de Heliópolis, ya que en la hora presente nadie tiene nada que decir en los ámbitos verdiblancos sobre las cosas que se hacen o se dejan de hacer.
En el Villamarín manda abrasadoramente Farusa y eso es lo que hay. Nada nuevo, por otra parte, aunque continuamente se produzcan circunstancias que abundan en esa impresión conocida. El fichaje de los ex soviéticos revela, por ejemplo, hasta qué punto los dineros del club están vinculados a la sociedad privada del patrón, ya que Farusa se ha comprometido a pagarle a los moscovitas al contado mientras que el Betis podrá aplazar sus obligaciones con Farusa por un periodo de tres años prorrogables a cinco.
Este marco de poder omnímodo ha hecho decir a un alto dirigente verdiblanco que ya no tienen sentido algunas declaraciones como las realizadas a este periódico por personajes como José María de la Concha o Gerardo Martínez Retamero, en las que se criticaban los comportamientos de algunos directivos cercanos al patrón, ya que, según se declaraba, “en el Betis se han acabado las familias y la opiniones interesadas; aquí el que manda es Lopera y dos lo demás son ganas de perder el tiempo”.
Y debe ser verdad que manda tanto cuando incluso ha apartado el cáliz del famoso préstamo de los 308 millones de los bolsillos de sus amigos. Como recordarán, ese crédito fue el que le concedieron al Betis las Cajas de Ahorro para poder acogerse al Plan de Saneamiento y debió ser garantizado personalmente por seis directivos de aquella época, en concreto Hugo Galera, Pepe León, Juan Márquez, Manuel Morales, Paco Sánchez y el propio Lopera. Pues bien, Farusa les ha retirado la firma y el compromiso a los cinco directivos, se ha subrogado el crédito, y ahora se ocupará de cobrárselo al Betis cuando la situación económica lo permita. De hecho ya ha abonado dos vencimientos de intereses, a razón de diez millones de pesetas cada uno.
Por seguir con más datos, también en el asunto de las primas se han impuesto las tesis defendidas por Lopera y manifestadas en la reunión que se celebró en su propio despacho profesional hace ya más de un mes. En aquella ocasión le ofreció a Gordillo, Ureña, Mel y Monreal una cantidad fija por el ascenso, la cual se elevará finalmente a 75 millones de pesetas, un coche, que será un utilitario valorado en un millón de pesetas, y un cheque regalo de El Corte Inglés, también por un importe de un millón de pesetas. La plantilla sólo cobrará si consigue subir a Primera División y, en ese caso, cada jugador percibiría, por todos los conceptos, una cifra cercana a los cinco millones y medio de pesetas.
Un reparto en el también entrarían, caso de producirse, Kobelev y Kasumov, que, como se sabe, pasarán por Sevilla el día 30 para regresar de nuevo a Moscú donde disputarán con su equipo la próxima eliminatoria de la Copa de la Uefa. En Villamarín dicen ahora que desde el primer día tuvieron los ojos puestos en esta pareja de rusos, y que todo lo demás, Mancuso incluido, obedeció a una estrategia de simulación que pretendía despistar a los moscovitas.
Pero esa no puede ser la verdad. Y si lo es ha salido demasiado cara. Porque, ¿cuánto han costado los diez días de Pedro Buenaventura en Buenos Aires? ¿Cuánto se ha gastado en los viajes del secretario técnico y de algunos otros informadores béticos como Rogelio y Enrique Alés? ¿Hasta qué punto ha sido lícito poner en riesgo a Pedro Buenaventura, que hubo de atravesar zonas de guerra en la antigua Yugoslavia, sólo para engañar a cuatro rusos que estaban deseando traspasar a Kobelev y al padre de Kobelev?
No, eso ha debido ser un brindis al sol de lo mandatarios béticos, deseosos de trascendentalizar unas contrataciones que no necesitaban tanta parafernalia. En el Betis saben el interés cierto que en algún momento tuvieron por Mancuso y Jokanovic y también conocen las razones por las que al final los terminaron descartando.
Pero, en fin, esas son cuestiones menores. Lo cierto es que al final el Betis se decidió por los rusos y, curiosamente, quien más influyó para aclarar las cosas fue el propio entrenador del Dinamo, con quien se entrevistaron Lopera y León en la noche del pasado domingo. Éste fue el que les suministró espléndidos informes de ambos jugadores, en particular de Kobelev, de quien dijo: “Mire si tengo confianza en él que es mi capitán, a pesar de no ser el más veterano de la plantilla”, y el que justificó el fracaso de Kolyvanov, jugador que le encantaba a León, en el fútbol italiano indicando que “este chico carece de formación personal para sobreponerse a los cambios de ambiente y a las exigencias de la competición, todo lo contrario que los jugadores que ustedes se llevan al Betis”.
En fin, así sea.