El Real Betis Balompié ante la rebeldía de sus jugadores en 1930 (I).

La temporada 1929-30 fue muy complicada para el devenir deportivo del Real Betis Balompié. El equipo militaba en Segunda División, y se salvó del descenso a Tercera casi de milagro, dado que quedó en la novena posición de la tabla clasificatoria empatado a puntos con el último, la Cultural Leonesa, a la que una decisión de la Federación le quitó un punto tras un polémico encuentro contra el Deportivo de La Coruña, lo que posibilitó la permanencia bética en la categoría.
Una clasificación muy alejada de los propósitos del club, que a comienzos de temporada se había reforzado con importantes futbolistas como Lorenzo Tondo, Pedro Regueiro, José Altuna, Ramón Herrera, Joaquín Soler o Manuel Suárez. Sin embargo el equipo no funcionó y desde la quinta jornada se ubicó en la zona peligrosa de la clasificación. El entrenador era el ex jugador sevillista Juan Armet «Kinké, que cumplía su segunda campaña al mando de la primera plantilla bética.
Una vez finalizada la temporada liguera estalló la caldera que había sido la relación entre la directiva bética, presidida por Adolfo Cuéllar, y los jugadores de la plantilla.
El 9 de abril el club, a través de su secretario técnico Julián Ruete, emitía la siguiente nota informativa:
» No podía el Real Betis, sociedad que se incubó al calor de un sincero entusiasmo deportivo, soportar el avasallamiento antipático, inoportuno y cruel de un gesto de indisciplina colectiva. Jamás el eco del partidismo, la fanática calentura del endiosamiento, la ceguera de los admiradores y el piadoso olvido de actuaciones punibles, fueron motivos de disculpa, y mucho menos de amparo, para la rebeldía de unos jugadores que siempre, siempre, recibieron agasajos de la Sociedad, consideraciones de los socios y halagos, atenciones, cariños y recompensas materiales de los directivos.
¡Desdichada actitud, merecedora de general reprobación, la de los jugadores del Real Betis Balompié¡
Una escueta relación de los hechos bastará a la afición para deducir los comentarios. Fue unos días antes del último partido de la Liga, cuando los jugadores del Real Betis, en documento firmado , documento inadmisible y antirreglamentario, comunicaron al club su decisión. No querían estos jugadores, los que tan lucida campaña venían haciendo, los que tanto entusiasmo ponían en el triunfo de su Sociedad, continuar sujetos a las disposiciones reglamentarias y seguir prestando su cooperación, a pretexto de incumplidas obligaciones.
La desconsideración, el desconocimiento de sus deberes y un inexplicable afán de llevar el descrédito a la Sociedad, se juntaron en mala hora para alentar esta monstruosidad. Provocaron con esta injusta y aterradora actitud una situación tan anómala–amargura, generación de ingratitudes, parásitos de cosecha en la que se empleó buena semilla–, que los dirigentes del club , percatados de la gravedad de la falta, sortearon de momento con la discreción que el caso requería. Acudió un equipo a dirimir en Vitoria la última contienda del torneo y, en tanto, se formalizó el expediente.
Más tarde, la directiva, atenta a la enorme responsabilidad que entrañaba el desafuero, ha sometido el expediente a su deliberación, con el asesoramiento personal de la comisión de Hacienda. Y, desprovistos de toda pasión, imperando la equidad y un depurado espíritu de justicia, la reunión, compuesta de más de cincuenta personas, discutió sin acaloramiento, estableció distingos en la falta (inductores, promotores y solidarizados), y llegó por unanimidad a la implantación de las siguientes sanciones, que han sido comunicadas a los interesados y sometidas a la aprobación de la superioridad deportiva.
Jugadores: Aranda, Paco León, Estévez y Jiménez, la aplicación de la cláusula cuarta de su contrato
Jesús, Pedrosa, Tondo, Jesusín, Adolfo, Angelillo, Enrique, Solé, Romerito y Manolín, catorce días de suspensión de sueldo.
En cuanto al jugador Álvarez, dada su especial situación, se acordó preguntar a al Federación las sanciones que pudieran imponérsele.
Esto es todo. Hubiera querido la directiva del Real Betis Balompié haber disculpado esta delincuencia deportiva, pero el profesionalismo ha mitigado los entusiasmos espontáneos de los jugadores, y no tiene otro contrapeso que la observancia de la disciplina. Vulnerar las disposiciones de los reglamentos y permitir que sea conculcada la legislación futbolística, no puede hacerlo el Real Betis sin renunciar a su seriedad. Muy doloroso es tener que aplicar sanciones, pero la afición, que todo lo sacrifica por su equipo favorito, tiene derecho, siquiera sea en estas lamentables circunstancias, a experimentar alguna satisfacción» .
Como vemos una larga nota explicativa de las sanciones que se aplicaban a 15 futbolistas de la plantilla, por su actitud días antes del último partido de Liga en Vitoria frente al Deportivo Alavés, y que se concretaba en la suspensión de 14 días de suspensión de sueldo a 10 de ellos, mientras que a los 4 primeros se procedía a resolver el contrato que les ligaba a la sociedad verdiblanca.
Mañana veremos cómo se defendieron los futbolistas, el origen de los problemas entre parte de la plantilla y la directiva y las consecuencias que todo ello produjo.