El Stadium de la Exposición ¿en la vega de Triana? 1927

Es de sobra conocido que el actual estadio Benito Villamarín se ubica sobre la parcela del que fue originalmente Stadium de la Exposición, construido en 1928 sobre un proyecto original del arquitecto Antonio Illanes del Río. En principio con una capacidad estimada de 25.000 espectadores, veremos cómo al aforo se tuvo que reducir.
La idea original era haberlo construido en una zona más céntrica de la Exposición Iberoamericana, en torno a la actual Plaza de España, pero posteriormente fue desviado a la zona más alejada del recinto ferial, precisamente con la idea de dar vida a esta zona más remota, al final de la Avenida Reina Victoria (actual de la Palmera), sobre terrenos pertenecientes a los hermanos Camino que cobraron, y bien, el terreno.
Ello produjo una reducción del presupuesto para la obra del Stadium, que pasó de las 25.000 plazas originales a 16.000, además de realizarse un proyecto más modesto. No obstante su construcción se valoró en un millón de pesetas de la época.
Sin embargo en la prensa de la época podemos encontrar diversas opiniones sobre un tema, que como todos los concernientes a la Exposición, generó mucha polémica entre la opinión pública.
Como ejemplo aquí traemos un escrito aparecido en el diario sevillano La Unión el 30 de agosto de 1927, y en el que se aboga por la construcción del Stadium en la llamada Vega de Triana. Ello enmarcado en el proyecto entonces conocido de desviar el curso del Guadalquivir, y de extender la ciudad por la zona de Triana y Los Remedios. Proyectos que servirían para resolver el endémico problemas de las riadas que, periódicamente, inundaban Sevilla, y proyectos que, de momento, quedaron sólo en eso, en proyectos, pues habrían de pasar bastantes años antes de que se acometieran.
El terreno en esta zona era mucho más barato, y se proponía además utilizar el desnivel existente en la colina de Castilleja de la Cuesta para ubicar allí una de las tribunas, con lo que se reducirían los costes de construcción y se podría aumentar la capacidad del Stadium, además de otras construcciones deportivas como piscinas, pistas de tenis, pistas de atletismo, etc.
Nada de esto se llevó a cabo, y lo podemos ver como uno de los innumerables proyectos que por entonces se lanzaron al aire.
Quédese para los técnicos de deportes el tema de la distribución y aplicaciones del futuro “Stadium”. Algo y con buen juicio han dicho los inteligentes, y mucho más podrán decir y esperamos que digan.
Nosotros hablaremos hoy de su emplazamiento.
Se insiste en que el edificio se construya precisamente en terrenos comprendidos en el recinto de la Exposición, o en la Palmera. ¿Por qué ese exclusivismo?
En su día dijimos que nos parecía caro el precio del solar en dicho sitio, y proponíamos, como más económico, el del Real Patronato, propiedad del Ayuntamiento, circunstancia que ahorra el desembolso para pago de los terrenos.
Desde entonces, el mundo ha dado vueltas y a nuevas ocasiones, nuevas soluciones.
Ha surgido el proyecto de la dársena, con la desviación del rio desde Cartuja al torno de San Juan de Aznalfarache, convirtiendo a Triana en una isla. A la par de esa magna empresa, es también un hecho el proyecto del señor Mañas de hacer una ciudad nueva en el ensanche del arrabal y sitio de Los Remedios. Ambas obras resuelven el problema de las arriadas, y más resuelto quedará con la construcción del pantano de 160 millones de metros cúbicos en la cuenca del Viar, que regulará considerablemente las avenidas del Huelva, ribera que, como se sabe, es la que ocasiona las inundaciones al rebasar por el torno trazado arriba de la vega de Triana, vaciándose sobre la antigua “madre vieja”.
Resulta de todo ello que la vega de Triana es ya susceptible de ser urbanizada sin peligro. ¿Por qué no se hace el “stadium” en esas afueras? Resultará más económico y de mayores proporciones, como vamos a demostrar.
El proyecto conocido concreta la capacidad en la cifra de 16.000 espectadores, la estimamos pequeña para las fiestas deportivas en el tiempo de la Exposición, y para cualquier época normal en el próximo porvenir. El campo del Sevilla F.C. o el del Betis Balompié admiten de ocho a diez mil concurrentes.
El ideal sería duplicar, cuando menos, esas cifras, para que abaratándose el precio de las localidades, se extienda la afición.
Pero un campo con veinte o veinticinco mil asientos supone un presupuesto enorme para la construcción de las graderías. Si el “stadium” se construyese al fondo lateral de la vega de Triana, aprovechando el desnivel de la colina por donde sube la cuesta de Castilleja, tendríamos con muchas probabilidades resuelta la dificultad. El terreno en aquel lugar es baratísimo, diez veces o más barato que en la Palmera; el apoyo de la colina citada permitiría construir un espléndido anfiteatro de cuarenta o cincuenta gradas, por varios centenares de localidades cada fila, sin muros de contención y sin sistemas de vigas, y columnas, y bóvedas, de fabuloso coste. Bastará labrar la gradería sobre la misma montaña, revistiéndola con estadales de sillería de Gerena o con ladrillos, como más económico resulte. Y lo que se ahorre, destinarlo a la mejor disposición del “stadium”, construyendo piscina, pistas especiales, campo de “tennis”, etcétera.
El Comité de la Exposición debiera, en todo caso, consultar a los elementos deportivos, para que le asesoren, y si nuestra propuesta u otra más factible y conveniente son admisibles, proceder en consecuencia para el mejor acierto.
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