Entrevista Alfredo Megido 1978
Esta entrevista se publicó en la revista deportiva Don Balón en octubre de 1978 a cargo del periodista Miguel Rico. El protagonista es el delantero betico Alfredo Megido, quien se había reincorporado al club tras su cesión en el Girondins de Burdeos la temporada anterior, adonde fue tras su mala relación personal con el técnico Rafael Iriondo.
La fama de ser un jugador díscolo y rebelde le acompañó siempre, unida a su extraordinaria calidad técnica. En la entrevista se repasan todos estos antecedentes, en un momento en que Megido había vuelto al Betis y estaba dando un gran rendimiento en los primeros encuentros de la temporada. Sorprendentemente no choco con el entrenador verdiblanco José Luis García Traid, un hombre con fama de disciplina y exigencia, y se mantuvo en el equipo de forma regular hasta que una lesión a comienzos de 1979 cortó su trayectoria.
Se ha dicho muchas veces que en este mundo hay gente que nace con estrella y otros estrellados. Alfredo Megido es uno de esos hombres que pudiendo ser estrella se ha estrellado. ¿O le han estrellado? Se le ha llamado de todo: juerguista, golfo, mujeriego…
– ¿Quién lo ha podido demostrar?
– Nadie, porque en esto del fútbol hay muchos intereses y gente a la que le gusta jugar con los sentimientos de la personas
A pesar de todo, lo que está fuera de duda son sus privilegiadas condiciones para jugar al futbol. Es uno de los jugadores más técnicos del país. Hábil, inteligente, incisivo, a veces genial. No en vano lleva desde los dieciocho años jugando en Primera División. Hoy, a sus veintiséis, está en Segunda.
– ¿En declive?
– En absoluto. Esta será una temporada de transición para mí y para el Betis. En condiciones normales debemos ser campeones con varios puntos de ventaja. El año que viene estaré de nuevo en Primera.
– ¿Con el Betis?
– Espero que sí. Toda mi vida he estado oyendo que me iban a traspasar. Ahora he recuperado mi estabilidad moral y no me importa jugar con el Betis. Es un gran club. De todos modos yo soy un profesional y lógicamente el dinero mueve montañas.
La llegada de Garcia Traid a Sevilla hizo que todos los jugadores extremaran su conducta deportiva y extradeportiva. El nuevo entrenador es un hombre serio al que no le gustan los desplantes, las figuras de pacotilla y demás picardías de los profesionales. Dada la fama de Megido se temía lo peor…
– Ya lo sé. Le habían dicho muchas cosas de mí. Él ha preferido charlar conmigo. Es un hombre abierto al diálogo. Como a mí me gusta que sean las personas. No habrá ningún problema.
– A lo mejor tiene razón. Hay quien dice que el único entrenador que puede hacer triunfar a Megido es García Traid. La razón es sencilla: es más chulo que usted…
– Es una tontería. Tanto el míster como yo somos hombres de carácter. No nos gusta andarnos por la ramas. Él me exige en el campo, pero fuera te lo da todo.
El caso es que Megido asombró a los aficionados en su debut liguero frente al Baracaldo. Su nombre fue coreado en el Villamarín y los titulares de los periódicos andaluces se deshacían en elogios hacia la figura de Megido.
– ¿Por qué este cambio?
– El míster me da libertad absoluta para jugar. Me exime de responsabilidades y puedo jugar suelto, como a mí me gusta. Me esfuerzo a tope para demostrarle mi agradecimiento. Por otra parte, también es verdad que tenemos un equipazo y es fácil hacerlo bien.
– ¿Le ha recuperado para el fútbol?
– Si yo nunca me he perdido, hombre. Ya va siendo hora de que la gente se entere que Megido es una persona normal que nunca se busca problemas. Si ahora estoy rindiendo es porque me tratan como a una persona
Cuando estaba en el Sporting el Real Madrid quiso ficharle. La operación no se llevo a cabo porque el Madrid es un club serio que no puede permitirse el lujo de tener en sus filas a hombres conflictivos.
– Con unos buenos padrinos, ¿habría llegado más alto?
– Tal vez sí, pero eso ya no importa. Porque triunfar es demostrarse a sí mismo que no vale para algo. Cuando me retire ya haremos balance de mi trayectoria deportiva. Si los equipos grandes no me han querido, allá ellos.
– Su fama, por ejemplo…
– No sé porqué la gente se empeña en hacerme daño. Tal vez porque yo llegué al fútbol muy joven y llevaba el corazón en la mano. En el fítbol si pones la cara te pegan. Yo era un chaval inexperto y me tomaban el pelo. Imagino que lo que me ha pasado a mí le habrá sucedido a otros jugadores.
– ¿Qué sucedió en Gijón?
– Lo mismo que le puede pasar a una persona que tiene un Mercedes y no tiene dinero para comprar gasolina. Ellos tenían tres o cuatro Mercedes y no podían llenar el depósito. Lógicamente, yo me quejé y al final se decidieron a traspasarme.
– ¿No se da cuenta que usted, con su conducta rebelde, siempre ha sido el perjudicado?
– Por supuesto, pero qué quiere que le diga…Ahora tengo mucha mas experiencia y hay cosas que no me volverán a pasar. Más vale olvidarlas, porque hubo momentos en que no me trataban como a una persona.
– Usted salió de Gijón y se fue a Granada, y de allí al Betis. Los grandes se han apartado de su camino…
– No se habrán atrevido a ficharme. Pero insisto, más vale olvidar… A ver si de una vez la gente se da cuenta de que yo no soy un constante problema ni un degenerado. Vine al fútbol como un corderito entre una manada de lobos y ahora ha resultado que el lobo soy yo.
– Eso los aficionados no se lo pueden creer…
– Ya lo sé, pero no me importa. No les puedo culpar porque ha habido quien se ha preocupado de que pensaran así.
Todavía hay en el fútbol hombres que confían en Megido. Le conocen y confían en él. Cuando estaba en Granada Santamaria quiso llevárselo al Español. Sin embargo, el Betis de Núñez Naranjo les gano por la mano y Alfredo se marchó a Sevilla.
– Algo sé de esto. Yo no conozco personalmente a Santamaría, pero tengo compañeros que me han hablado muy bien de él. Por otra parte, me han dicho varias veces que sigue mi trayectoria y que es un hombre que me aprecia.
Pero quien mejor le conoce es Luis Cid Carriega. Le tuvo a sus órdenes en Gijón y fue el que le hizo saltar del anonimato a la fama. También le hubiera gustado tenerle en el Sevilla.
– ¿Se ven a menudo?
– Dentro de lo que cabe sí, nos encontramos varias veces por Sevilla y charlamos. Es una gran persona que siempre me ha tratado muy bien. Sentimos un mutuo respeto al uno por el otro. La verdad, es como si fuera de la familia. Le tengo muchísima confianza porque me ha demostrado merecerla en innumerables ocasiones.
– ¿Miguel Muñoz?
– Buen entrenador. Estuve muy bien con él en Granada. Creo que cumplí una campaña muy completa, siendo el máximo goleador del equipo. Luego Candi me traspasó al Betis.
– ¿Miguel Moreno? ¿Iriondo?
– Con estos ya no me fue tan bien. Más vale que lo dejemos porque a la hor del balance es mucho mejor recordar los momentos agradables que las circunstancias angustiosas. Al menos yo pienso así y me da resultado. No quiero amargarme.
La afición bética está sorprendida con Megido. Se le ve luchar como nunca. Trabaja duro en los entrenamientos y juega de maravilla. Hay quien dice que ha hecho propósito de enmienda y quiere dejar de ser un rebelde. Personalmente, creemos que no tiene nada e que arrepentirse. La valentía no es un pecado y defender sus derechos a capa y espada, tampoco. Lleva muchos años pagando tributo a una fama que quizás no la tenga. Seguramente no es tan malo como le pintan o tan bueno como él se ve. Pero tiene razón cuando dice:
– Si después de ganar la final de Copa no te puedes marchar a tomar una copa con los compañeros, apaga y vámonos. Nos fuimos todos y el muerto me lo cargaron a mi y a otro. Hay tíos con mala leche.