Entrevista Antonio Rocha 1945.
Un tema que a día de hoy aún se discute, y se seguirá discutiendo, es si los jugadores de fútbol rinden todos en función de los emolumentos que perciben. Esta polémica no es nueva y se remonta a los mismos orígenes del profesionalismo en el deporte.
El hecho de percibir un importante salario al margen del verdadero rendimiento que el futbolista desempeña a lo largo de una temporada, es un tema que desde siempre ha atormentado a los dirigentes de los clubs futbolísticos. Y como ejemplo traemos esta entrevista publicada en el semanario deportivo Trofeo en abril de 1945, y en el que el protagonista es Antonio Rocha Alarcón, en ese momento tesorero de la directiva verdiblanca que presidía Eduardo Benjumea. y que proponía un sistema remunerativo que iría en función del rendimiento de cada jugador.
Antonio Rocha era en ese momento también presidente de la Peña Bética Puerta de la Carne, y el partido al que se refiere en la entrevista es un Betis-Real Sociedad disputado en Heliópolis en octubre de 1944 con victoria blanquiazul por 1-3, y en el que la actuación de los jugadores verdiblancos fue particularmente desafortunada.
Una propuesta curiosa y un tanto enrevesada y que obviamente quedó en eso, en una simple propuesta. El sistema era imposible de aplicar sin el acuerdo federativo y el compromiso de todos los clubs de ponerlo en práctica, pues con que uno sólo se desligase de su puesta en marcha sería imposible que funcionase.
A los buenos aficionados les dolía ya el estado que la conducta de algunos jugadores llevaba a su club favorito. Yo he oído sobre estos comentarios duros y especialmente justos.
- Es triste, me decía no ha mucho un directivo, que un club se gaste ochenta mil duros en renovar su equipo para que, una vez embolsadas las primas de traspaso, el jugador se dé a la buena vida grata y placentera, de vivir de la nómina y de las rentas, sin riesgo y sin esfuerzo. A este gran mal hay que poner indudablemente grandes remedios
Los remedios surgían en la mente de esos buenos aficionados, dolidos e indignados. Aceptables o no, más o menos posibles, todos ellos estaban informados por esa humana reacción contra lo injusto y por un noble deseo de evitar lo que sería la ruina y la catástrofe económica para casi todos los clubs españoles. Yo he oído sobre esto opiniones diversas. Unos estimaban que los jugadores debían de cobrar un sueldo según el rendimiento que dieran en el partido. Una junta de miembros imparciales decidiría sobre la actuación de cada jugador. Otros preferían el sistema de multas y primas. Otros, en fin—con un agudo concepto del honor—preconizaban un sistema de puntos idéntico al utilizado en el boxeo. Los jugadores irían sumando puntos, y al final se distribuiría la nómina proporcionalmente. Un buen despeje, un punto; un buen pase, dos puntos; un buen centro, dos puntos. Un gol, diez puntos. Cargarse al delantero centro enemigo, veinte puntos; al portero, veinticinco puntos. Esto, naturalmente, tiene su riesgo. En este último caso, el de que lo mismo puede hacerse un jugador de oro que ir a la cárcel. Y en todo caso, que habría más de un jugador a quien veríamos haciendo seguros, ponemos por caso, si no quería que la inacción le alejara definitivamente del mundo de los vivos. Esto, si no se instauraba el sistema de los puntos negativos. Porque en este caso, iba a haber equipos que harían su agosto pasando el plato después del partido entre sus “campionissimos” jugadores.
Pero, entre tanta opinión y tanto proyecto, a veces disparatado, no podía faltar el plan metódico, concienzudamente estudiado, serio y de fácil y posible aplicación. Así surgió el “plan Rocha”.
¿Quién es Rocha?
En todas las directivas de los clubs existen hombres callados, aparentemente oscuros, un poco al margen de la barahúnda de la publicidad, que son, sin embargo, el sostén del club, y los que con su callada y abnegada labor hacen posible la pervivencia de la Sociedad. En el Betis hay varios, y ellos han hecho posible esa permanencia del club blanquiverde, y ellos son el espíritu que permite saltar indemne por encima de todas las adversidades. Y uno de ellos es Antonio Rocha, con quien hemos hablado una noche en la Secretaría bética acerca de este plan ya célebre, cuyo secreto desveló en las páginas de un popular diario la indiscreción de un avispado repórter sevillano.
Rocha es el hombre del eterno puro. Cuando le preguntamos en qué ocasión le asaltó la idea de su plan al tesorero bético golpea el veguero para sacudir la ceniza de su extremo, y nos dice reposadamente:
- Fue a raíz del partido del Betis con la Real Sociedad. Aquello me pareció intolerable, y pensé—la protesta unánime del público me aferró aún más a mi idea—que había que buscar un medio para evitar su repetición. Hablé con Eduardo Benjumea y juntos comentamos lo indignante de la actitud de algunos jugadores, por cuyo traspaso el club había pagado una fuerte suma
- ¿En qué consiste su plan?
- Mi proyecto está basado en este principio de elemental justicia: el beneficio económico que el jugador recibe del club debe estar en razón directa al provecho que éste obtiene de él. Hoy ocurre que al fichar un jugador recibe una gran cantidad en metálico, que sólo está justificada cuando la posterior actuación del jugador mientras permanece en el equipo es eficiente, entusiasta y provechosa. Desgraciadamente, esto no ocurre en todos los casos, y hay equipos en que suele ser lo anormal y extraordinario. Con mi plan trato de evitar esto, y hacer que el jugador sea beneficiado en la medida que rinda sobre el campo de juego
- ¿Cómo regularás los méritos del jugador?
- Establezco tres bases reguladoras: rendimiento colectivo, rendimiento individual y conducta y disciplina. Los dos primeros han de demostrarse dentro del campo. El tercero fuera de ellos, aunque le sea totalmente ajena la actuación de los equipiers en los partidos. Hay una primera dificultad: ¿Quién decide y califica la actuación de un jugador? En lo que se refiere al rendimiento colectivo no hay problema. Los partidos se ganan, se empatan o se pierden, sin que pueda caber duda ni discusión sobre ello. Puede haberla en cambio sobre el rendimiento individual y sobre la conducta y disciplina de un jugador. Sobre esto, calificarán el delegado del club y el entrenador. En caso de duda se solicitará la opinión del capitán del equipo. Y aún cabe consultar a la crítica deportiva si para lograr la absoluta justicia del dictamen fuera preciso acudir a ella
- ¿Cómo se distribuiría entonces el pago de las primas de traspaso?
- Muy sencillamente. Al fichar el jugador recibe 5.000 pesetas, cualquiera que sea el coste de su adquisición. El resto es lo que ha de ganarse el jugador tarde tras tarde, y cuyo pago se regulará al obtenido por el jugador, según el sistema que te voy a explicar: El máximo de puntos a conceder por rendimiento colectivo es de 65, y el jugador los ganaría de acuerdo a la siguiente escala: tres puntos por partido ganado fuera de casa, y dos por partido empatado en campo ajeno o ganado en campo propio. El hecho de lograr los resultados antedichos hace puntuar a todos los jugadores que han participado en el encuentro, independientemente de su actuación individual, que puntúa aparte. Si el club asciende de categoría o consigue un título nacional se concederá al jugador el máximo de puntuación en proporción a los partidos en que haya intervenido, aun cuando los logrados por su esfuerzo no alcanzaran aquella cifra máxima. Vemos ahora la puntuación individual: todo jugador, por el solo hecho de intervenir en un partido tiene logrado un punto, salvo que su desgana o apatía patente y demostrada le prive de él. La cifra máxima de puntos a conseguir por este concepto sería de 25. Sumados a los 65 que puede conseguir por un rendimiento colectivo fructuoso, suman 90 puntos de los 100 que precisa para cobrar la totalidad de su prima de traspaso
- ¿Y los diez puntos restantes?
- Corresponden al concepto conducta y disciplina. Al fichar el jugador, el club le concede un crédito de confianza que se representa por esos diez puntos. Si el jugador se muestra digno de él, los conserva. Si no, los va perdiendo paulatinamente. Por la primera falta perderá tres puntos, por la segunda cuatro, y por la tercera los restantes, hasta quedar totalmente suprimido ese beneficio
- ¡Pero el jugador tendrá algún recurso que evite la posible injusticia…¡
- El jugador puede recurrir ante la Federación, que posterior instancia será la que decida, en caso de discordia. Es más, para quitar el punto a que todo jugador tiene derecho por partido jugado en concepto de rendimiento individual, será preciso anunciar tal acción, debidamente razonada, al organismo federativo, que ha de darle carácter oficial. Como verás, hemos procurado evitar todas las dificultades, y especialmente aquellas que podían derivarse de una aplicación injusta del plan, con riesgo de convertirlo en instrumento odioso
- ¿Y si un jugador se lesiona?
- Mientras dure la lesión percibirá los beneficios de rendimiento colectivo como si jugara, en la misma medida que aprovechen a sus compañeros que actúen. Curada la lesión, entrará dentro del régimen general
- ¿Y los suplentes?
- El suplente, que ha sido fichado en concepto de tal, la mayor parte de las veces recibe generalmente una prima de traspaso pequeña, y por ello las 5.000 pesetas que con carácter general son entregadas a todos en el momento del fichaje, suponen, en muchos casos, si no la totalidad, al menos gran parte de sus derechos. Les queda, aparte de ello, como posibilidad de puntuar, que pueden ganar íntegramente los puntos correspondientes a conducta y disciplina, a los que se da una gran importancia
- ¿Cómo se harían las liquidaciones?
- Podrían hacerse por meses. Al final de ellos, el jugador que hubiese rendido en el campo aquello que está obligado a rendir, podría recibir una buena cantidad de dinero. Figúrate que un jugador estipula en su ficha que ha de recibir 40.000 pesetas. Para él un punto valdrá 400 pesetas. Y tenga en cuenta que cada domingo puede ganar tres o cuatro puntos. Haz la cuenta y verás cómo a fin de mes, a poco que se esfuerce, puede cobrar cinco o seis mil pesetas.
- Y esto, ¿llegará a aplicarse?
- A eso aspiro. No sé cuándo, pero como la idea no es disparatada, tengo la esperanza de que sea aceptada por los organismos federativos nacionales y pueste en ejecución en cuanto sea posible. Su aplicación tiene que ser general y obligatoria, pues de otro modo perjudicaría, como es natural, a aquellos clubs que la utilizaran. Los jugadores disponibles, los pocos que hay en el fútbol español, serían para aquellos que pagasen al contado, y no para los que lo hicieran a plazos y condicionalmente
Se acabó la entrevista y se acabó—rara coincidencia—el puro del buen amigo Rocha. Como buen financiero, el tesorero del Betis, lápiz en mano, me tradujo en números concretos la arquitectura abstracta de su teoría, y ellos me convencieron. Yo no sé, lector, si a ti te convencerán también, y si convencerán especialmente a quienes llevan las riendas del fútbol hispano. Dios lo quiera, porque hace falta que de éste u otro modo alguien evite que este fecunda gallina de los huevos de oro perezca a manos de ambiciosas e insaciables.