Entrevista Javier López 1977
El 21 de septiembre de 1977, en el estadio Wankdorf de Berna, Javier López debutaba con la selección española. Lo hizo en un amistoso contra Suiza, con victoria 1-2, supliendo en el minuto 84 al jugador del Athletic Iñaki Churruca.
En esos años los jugadores del Betis se convirtieron en asiduos participantes en las convocatorias de la selección. Alabanda, Benítez, Biosca, Cardeñosa y López formaron parte del equipo que, comandado por Kubala, se preparaba para el Campeonato Mundial de 1978 en Argentina. Incluso Rafael Gordillo debutó en un amistoso en marzo de 1978.
Javier López se encontraba en este momento en la cresta de la ola de su carrera. Protagonista destacado de la final de Copa del Rey en junio contra el Athletic, fue el autor de los dos tantos béticos, y debutante en la selección, con la que acudiría a dos partidos más contra Rumanía en Madrid y contra Yugoslavia en Belgrado, fue entrevistado por el periodista Alfredo Relaño para la revista deportiva Don Balón en octubre de 1977.
Una entrevista en la que repasa sus inicios deportivos, con su frustrado fichaje por el Atlético de Madrid por unos supuestos problemas de corazón, su llegada y consolidación en el Betis, así como su renuncia a seguir jugando al fútbol en 1973, disconforme con las condiciones que se le ofrecían para la renovación y el derecho de retención que amparaba por entonces a los clubs de fútbol.
Cuando López comenzó a jugar al fútbol en Laredo, su pueblo natal, tenía el mismo sueño de tantos otros jugadores: llegar algún día a ser titular en un equipo grande. Estuvo a punto de conseguirlo cuando el Atlético le llamó para ficharle, pero unos reconocimientos médicos le cerraron el paso. Después llegó al Betis, que no es, o no era, exactamente lo que se conoce por un equipo grande. Pero López escogió el único camino al que podía recurrir, colaborar a que su equipo llegue a serlo. Y parece haberlo conseguido, o esté en vías de ello. Del Betis al que llegó, en Segunda, a éste, campeón de Copa, hay una buena distancia.
Hoy López es un jugador que viaja con la selección española y también con su equipo en los partidos de Recopa. Y su club es respetado y temido en sus salidas en el Campeonato de Liga. López es al fin un jugador “a lo grande”, porque está casi, casi, en un equipo grande.
- Aquello del Atlético ya lo tengo olvidado. Fue un disgusto serio, desde luego. Estaba en el Torralavega, equipo en el que empecé a jugar ya con dieciséis años, y tenía justo los dieciocho cuando me llamó el Atlético. Yo sentía que iba para figura, y con esa ilusión de los jóvenes pensé que nada podría pararme. Pero de repente los cardiólogos del Atlético me dijeron que el club no podía ficharme, y que me recomendaban además que dejara de jugar al fútbol, porque eso podría dañarme. Me vine abajo.
- Se equivocaron…
- Sí. Yo pasé unos días malos, pero mi padre me animó mucho. Tenía interés en mi carrera y me llevó a otros especialistas. Todos me encontraron bien, apto, en condiciones para jugar. Me decían que no sabían que me podían haber encontrado. Finalmente fuimos a ver a uno de los especialistas más célebres de España, a Bilbao, y también él me dijo que podía seguir jugando. Así que me tranquilicé y volví a jugar con el Torrelavega.
- Pero se esfumó su pase al Atlético…
- En realidad pude acabar yendo al Atlético, porque después de todas esas pruebas me volvió a llamar, para hacerme nuevos exámenes. Pero entonces mi padre, que se había enfadado bastante por todo aquello, se puso cabezón y dijo que no, que no iba yo al Atlético de ninguna manera, así que se volvió a esfumar la posibilidad de ir, esta vez definitivamente
- Y usted, ¿cómo vio la actitud de su padre?
- La vi normal. Además, yo era un chaval e hice lo que él me decía como cualquier chico a mi edad
- ¿Y la del Atlético? ¿No le parece que le perjudica esa costumbre tan suya de hilar tan fino en los reconocimientos?
- Quizá sí. Aquel mismo año fue el caso de Irízar y Vaamonde, del Logroñés, que tampoco ficharon por eso. Y luego ha seguido habiendo casos. Yo no sé, acaso eso les perjudicó, pero cada uno pone orden en su casa según quiere. Hay que tener en cuenta que el Atlético tuvo los casos de Ramón, aquel extremo que no pudo jugar por algo de corazón, y de aquel del Betis, Martínez, que murió después de estar no sé cuánto tiempo en coma. Es normal que el Atlético hile fino desde aquellos casos.
- ¿Y no siente enfado hacia ese club?
- No, Aquello ya está olvidado. Además, desde el primer momento comprendí las razones del Atlético. Y luego, como todo ha ido bien, pues menos motivos aún para acordarme
- Pero se esfumó el sueño de jugar en un grande…
- Bueno, sí, aunque mi sueño no era exactamente el Atlético, sino el Madrid, porque yo era madridista desde niño. Pero aunque no fuera a uno de los grandes fui luego al Betis, un año después, y aquí estoy bien
- Campeón de Copa con dos goles propios, seleccionado, figura…
- No, no es para tanto. Los dos goles de la final los hice yo por casualidad, y si voy a la selección creo que es porque el equipo va bien, y entonces es más fácil que se acuerden de ti. De todas formas ya hacía tiempo que cada vez que había lista de seleccionados la esperaba con cierta tensión, siempre con la idea de que yo podría estar
- Ha llegado a la selección a punto de cumplir los veintisiete años, ¿Por qué tan tarde?
- Porque cuando no se está en un equipo grande es más difícil. Todo el mundo se fija más en los equipos que marchan en la parte alta de la tabla. Y el seleccionador, a la hora de hacer el equipo, prefiere coger un par de bloques de los mejores equipos y luego rellenar con algún otro jugador que destaque mucho. Y a mí me parece lógico que lo haga así. Creo que si hubiera jugado en el Madrid o en el Atlético habría ido hace bastante tiempo
- Ha hecho falta convertir al Betis en un grande…
- No sé si somos ya un grande. Lo que sí es cierto es que hemos ganado la Copa y que hemos tenido una clasificación alta en la Liga, que el equipo funciona y que se habla más de nosotros
- ¿Qué ha puesto usted para llevar al Betis donde está?
- Lo mismo que los otros: mi trabajo. En el Betis se ha juntado una promoción de buenos jugadores y el equipo ha ido para arriba. Desde hace tiempo Kubala cuenta con alguno de nosotros, aunque no sea para titulares
- Usted acaso haya puesto más trabajo que otros ¿no?
- Mis características de juego son las de un trabajador
- ¿Y no preferiría ser un “cerebro”, un hombre de fútbol más cómodo y más lúcido?
- Yo juego al fútbol como me sale. Si a mí me dijeran: “No marque, no persiga, quédese tranquilo y cuando le den un balón limítese a lanzar un buen pase”, dejaría de divertirme el fútbol. No sé si haría bien ese juego, pero lo que sí sé es que no podría soportarlo. Mi temperamento es muy distinto a eso. Necesito correr, estar presente en el juego, acompañar al balón de un área a otra. No podría tampoco ser un extremo o un delantero centro y tener que estar esperando minutos entre una ocasión para intervenir y otra
- Sí, pero en los partidos difíciles, ¿no le enfada que otros no corran, que corran menos que usted?
- Yo conozco mi labor y conozco la de los otros, y sé cuál es la obligación de cada uno. Yo me enfado a veces en el campo con compañeros y les exijo entrega, debido a mi temperamento nervioso. Pero no envidio ninguna otra misión por eso que le he dicho: yo no podría hacerlo. No valgo para cerebro, y estoy contento con ser el tipo de jugador que soy
López es ahora ídolo en el Betis, y es uno de los jugadores mimados de la Directiva, que sabe que como él entran pocos en la docena. Pero no siempre fue así
- Hace cuatro años, cuando me tocó renovar, me ofrecían mucho menos de lo que yo esperaba. El equipo había bajado a Segunda y decían que no había dinero. Yo les dije que por esa cantidad no me interesaba seguir. Como podían retenerme, decidí dejar el fútbol
Cogió y se marchó a Laredo, su pueblo natal, muy próximo a Santander.
- ¿Pensaba de verdad dejar el fútbol?
- Claro que sí
- ¿Y de qué iba a vivir?
- Mi padre tiene un negocio de conservas de pescado. Iba a trabajar con él
- ¿En qué quedó todo?
- En que el Betis, al mes y pico de aquello, me llamó y me ofreció otra cantidad más razonable. Entonces yo acepté
- Juega por dinero…
- Juego porque me gusta
- Pero dejaba de jugar porque no le pagaban tanto como pedía…
- Es que a mí me gusta jugar, pero hay que ganarse la vida. Y si el fútbol no me la resolvía tenía que buscar otra cosa. A mí me puede gustar mucho ir al cine y olvidarme de que tengo que comer y mi familia también, y de que hay un futuro muy largo por delante. En el fútbol ganas algo, sí, pero para vivir al día. ¿Y luego? Yo hice aquello porque por entonces había determinado que me interesaba resolver mi vida con el fútbol y que si no lo conseguía tendría que dejarlo. Pero gustarme sí me gusta. Necesito la gimnasia, el ejercicio. Es vital para mí. En vacaciones me levanto siempre a las siete de la mañana y me voy a correr y a hacer gimnasia. Mi mujer me dice que estoy loco, pero es que el cuerpo me exige eso.
- Y ahora, ¿gana lo necesario para resolver el futuro?
- Me conformo. He tenido ya tres renovaciones en el Betis y cada vez he mejorado bastante
- ¿Se gastó ya la prima de la Copa?
- Ahorro bastante
- ¿Vive como un rico o como un pobre?
- No lo sé, según se mire. Me gusta vivir bien. Tengo un buen coche y un piso grande y caro. Pero no gastamos mucho fuera de casa, porque a mi mujer y a mí nos gusta más la casa que nada
- Ahora llegan los impuestos…
- Sí, sé que quieren meternos mano con eso. No me parece bien
- ¿Cómo no, López? Todo el mundo tiene que pagar impuestos…
- Sí, pero el fútbol, tal como está…No sé cómo decir. Usted cuando se jubila tendrá una paga de retiro. Si usted se pone malo tiene una Seguridad Social que le atiende. Mi mujer estuvo enferma hace poco y el tratamiento me costó a mí más de mil pesetas diarias en inyecciones. Yo pago impuestos, ¿y qué me viene a cambio de eso? El año pasado pagué ciento cincuenta mil pesetas. Dentro de diez años estaré retirado y nadie se preocupará de lo que he aportado para devolverme algo. Tendré que seguir buscándomelas por ahí
- Eso es culpa de ustedes, los jugadores, que no organizan su trabajo seriamente. Pero los impuestos son para otras cosas. Para obras públicas, para el presupuesto del Estado…
- Bien, bien, pero ¿cuánto ingresa el estado por las quinielas? Es una barbaridad de dinero y eso, se piense como se piense, lo saca de nosotros, de nuestra actividad. ¿Y si un día nos pusiéramos de acuerdo para no prestarnos más a eso? Todo el deporte vive en España de las quinielas, y aún queda dinero para otras cosas. Este es un tema que hemos estado hablando los compañeros de la selección, y vamos a empezar a movernos. Yo entiendo las razones de otros, pero esto de los futbolistas no es tan chollo como mucha gente piensa. Ganas dinero, sí, pero ¿qué tienes a los treinta y cinco años? Tienes que empezar con lo que tengas. Y no hablo por mí. Mis padres tienen un negocio y yo, cuando deje de jugar, iré a colaborar con ellos. Pero otros no tienen qué hacer.
- Vayamos a otra cosa. ¿Es usted ya una figura?
- Soy un jugador que se mueve en un plano destacado
- ¿No tendrá tentaciones, ahora que es internacional, de hacerse más cómodo en su juego?
- Mira, cuando empezaba, mis ídolos eran Asensi y Pirri. Los dos son figuras en equipos grandes y no han dejado de correr por eso. Asensi es un jugador con el que suelo emparejarme cuando jugamos contra el Barcelona, y quizá el más difícil que he tenido al lado. Ellos corren porque son así. Yo corro por lo mismo. Porque lo necesito. No me siento una figura. Me siento un trabajador, como dije antes, y no me divertiría de otra forma.
- ¿Se afincará en la selección?
- No sé. La oportunidad de Berna fue muy corta. Pero yo espero volver. Creo que es justo que tenga más oportunidades. Lo que soy en el fútbol me lo he ganado a pulso. He luchado contra dificultades y las he superado. Además soy un jugador que ofrece un rendimiento concreto, una continuidad. Creo que tengo que interesar por fuerza.
Francisco Javier López García, nacido en Laredo el 14 de octubre de 1950, ha llegado adonde se propuso cuando era un juvenil del Laredo o un principiante en Tercera en el Torrelavega: moverse entre los grandes. Títulos, fútbol europeo, selección… El camino ha sido más largo y más difícil de lo que pudo haber sido, pero acaso eso le haya servido para cuajar en uno de los jugadores más importantes de nuestro fútbol