Entrevista José Besteiro «Portu» 2001
José Besteiro Fariñas «Portu» está entre los jugadores más emblemáticos de la historia verdiblanca. De los 6 que jugaron en las 3 categorías del fútbol español en las que ha militado el equipo bético, Primera, Segunda y Tercera, es el único que comenzó en Tercera División (temporadas 1952-53 y 1953-54), siguió en Segunda División (temporadas 1954-55, 1955-56, 1956-57 y 1957-58) y terminó jugando con la elástica verdiblanca en Primera División (temporadas 1958-59 y 1959-60).
Tras dos años jugando en el Cádiz en 1962 se retiró con 32 años. En 2001 rememoró su paso por el fútbol en esta entrevista publicada en ABC a cargo del periodista Manuel Fernández de Córdoba.
Se llama José Besteiro Fariñas, nació en Galicia, recaló en Sevilla cuando tenía tres años, pero en el fútbol y en la vida se le conoce por Portu, y cuando se le pregunta que de donde sale lo de Portu, es el primero que no le encuentra explicación.
Llegó en 1950 y se fue en 1960. Comenzó en Tercera y ascendió hasta Primera. Una trayectoria que sólo tiene una parecida: “Saro, que jugó también en las tres divisiones, pero al revé que yo, bajando de Primera a Tercera”.
Es bético hasta los huesos. Vive en Alcalá de Guadaira. Tiene ya setenta años, recuerdos a montones, anécdotas a puñados, un amigo que es, además, su ídolo, Luis Del Sol y, palabra a palabra, va descubriéndome un Betis ya sepia donde la bohemia alternaba con la guasa y ésta con el talante.
– Empecé a jugar en el Museo; con Pepín, que se fue al Sevilla y Eugenio, que se vino como yo al Betis. Pepe Valera me fichó para el Juventud y ya empecé a cobrar algo. Trabajaba en Hytasa de tornero. Debuté aquí en Alcalá, entonces era el delantero centro del equipo y marqué dos goles.
– El Betis en Tercera…
– Llevaba cuatro años allí cuando llegué yo y estuvimos tres más. Muchos jugadores vivían en unas casitas que estaban hechas debajo de la tribuna de la preferencia. También vivía allí Antonio Tenorio que, ayudado por su hijo Alberto, que era un chiquillo, lavaba las camisetas y, de un entrenamiento para otro, las secaba en una candela. Qué tiempos. Las botas te tenían que durar toda la temporada. Adolfito les clavaba los tacos con puntillas…
– ¿Quién presidía este Betis?
– Don Pascual Aparicio y, después, don Manuel Ruiz, que fue el que lo ascendió. ¿Qué cómo fue el ascenso? De Carmona a Sevilla tardamos más de diez horas en el autobús. Aquello así de gente por la carretera. Ese fue el ascenso más enorme que yo viví.
– ¿Y por qué?
– Porque teníamos muchas ganas los béticos ya que a nosotros, en Tercera, con Sánchez Pizjuán en el Sevilla, si íbamos a jugar contra el Huelva le cedía el Sevilla dos futbolistas; si íbamos a Jerez, igual. No nos dejaban salir del hoyo hasta que Manuel Ruiz trajo unos jugadores vascos, Gabilondo, Cifuentes…, tíos que daban la cara e iban a por todas, futbolistas de mucho poder que, después, en Segunda ya no sirvieron, llegando otros de más calidad como Vilariño, como Sobrado o como Luis Del Sol. Qué trabajito nos costó salir del pozo…
– No hace falta preguntar…
– Que soy bético hasta los huesos. Dejé de ir al campo en un Betis-Sevilla que nos ganaron por uno a cero, en jugada de Montero y gol de Francisco, porque me dio una lipotimia. Bajé al botiquín y Vicente Montiel me dijo: Pepe, no te ha dado el jamacuco de milagro. Y, claro, dejé de ir al campo, porque yo llegaba a mi casa, después de los partidos, hecho polvo
– ¿Cuántos años en Segunda?
– Después de subir de Tercera con Gómez, cinco años. Y después a Primera, con Antonio Barrios.
– ¿Cómo era Barrios?
– A mí me apreciaba mucho. A mí y a los que dábamos la cara
– Cada año le fichaban un lateral derecho…
– Me trajeron a Seguer, a Suñer y…terminaba jugando yo. Le decía a Don Benito: Deme usted a mí el dinero de esos y verá
– El Betis de ahora
– Lo veo bien. Fernando Vázquez no es tonto. Está haciendo equipo. Le falta delante más pegada, pero con Denilson puede romper porque tiene una gran categoría
– Lopera
– Un fenómeno. Nos salvó. Es de los que decía, desde chico, que quien no quiere al Betis es que no quiere a nadie
Una fecha inolvidable. Cuando ganó en la inauguración del Sánchez Pizjuán, y una anécdota de aquel partido: la prima.
– Ya don Benito Villamarín nos ofreció un día un Seiscientos a cada uno si le ganábamos al Barcelona en Barcelona, pero nos pitaron un penalti y no pudo ser. Por cierto, Antonio Moguer se tiró al campo y le pegó al árbitro. El día del 2-4 nos dio don Benito veintisiete mil pesetas a cada uno. Estamos hablando del año 1958. Fuimos a cobrar al banco Luis Del Sol y yo juntos y allí nos encontramos con Eusebio Ríos, el “Grande, como nosotros le decíamos. Aquel partido fue el debut del “Grande” en el Betis. Barrios le echó valor poniéndolo porque había entrenado muy pocos días con nosotros. Bueno, pues llega Eusebio y le decimos: “Anda, anda, mira la prima y verás cuántos billetes…”
Y Eusebio ni se lo podía creer. Resulta que él, por un año entero en el Indauchu había cobrado cinco mil duros y aquí, solo en un partido, había cobrado más. Ya sabes, le dijimos, a seguir ganando.
Hablarle de Luis Del Sol es nombrarle a su amigo y a su ídolo.
– Luis ha sido siempre un fuera de serie pero como jugó en el Betis no jugó en ninguna parte, y fíjate lo que te estoy diciendo de quien fue figura en el Madrid y fue siete pulmones en Italia. Hay que ver cómo jugaba en esa época de extremo izquierda, y llegaba al palo cada vez que le daba la gana. Estaba en la caseta y le decía a Sobrado: “Chato, voy a llegar diez veces al palo y te la voy a pasar rodando”. ¿Y el partido que dio cuando la inauguración del Sánchez Pizjuán? Si hasta metió un gol y todo, que no era su fuerte. Y me decía de ese gol e broma: “De malamente que le di la metí”.
– Háblame de aquel partido…
– Yo jugué de defensa izquierdo marcando a Antoniet y por la derecha jugó Isidro, que tuvo que marcar a Szalay, que jugaba muy bien. Terminamos el primer tiempo perdiendo dos-uno. Llegamos a la caseta y Luis le dijo a Barrios: “Don Antonio, hay que cambiar los laterales porque el extremo izquierdo ése nos tiene locos”. Y Barrios me dijo que saliera de lateral derecho marcando al húngaro. Nada más salir le di dos castañas. Y eso que Szalay era muy amigo mío. Mucho tiempo después me decía: “Tú ganaste el partido porque tú dar leña y yo coger miedo”. Fíjate si tendría miedo Szalay que, encogiendo una pierna porque creía que yo le iba a dar, me pegó con los tacos y me hizo, sin querer, claro, una raja en la pierna. A mí me decían el chicle por cómo me pegaba a los que tenía que marcar. Yo marqué a Pelé cuando vino a jugar con el Santos y a Puskas en un Betis-Madrid.
-¿Cuál fue el más difícil?
– Gento. Imposible. Decía un entrenador que tuvimos, el Pibe Fernández, que a Gento había que tirarle un puñal. Y Barrios me decía que le reculara hasta el área y que allí le entrara. Verde, un defensa que tuvo el Atlético de Madrid, me decía: “Tú déjalo que venga y, cuando le dé salida al balón, no corras porque no vas a llegar, sino ponte por delante”. De otra forma era imposible. Cuando te tiraba la pelota por delante, es que te partía los músculos. Eso, había que tirarle un puñal. Si es que lo veías, claro.
– El Betis de aquel tiempo tenía un hombre muy rápido…
– Castaños, que vino del Madrid. En un Sevilla-Betis, él era extremo derecha, le mandé un balón al hueco por la banda, vino Marcelo Campanal al corte y lo mandó volando al albero. Y Castaños, en ligar de meterse con él, me decía a mí: por tu culpa, por tu culpa, ha sido por tu culpa por haberme metido en el ajo. Un argentino que tuvo el Betis, Rojas, decía de Campanal que parecía un tren, porque, decía, se ponía detrás de uno y empezaba a pitar resoplando. Era un futbolista de gran poderío.
– El fútbol de antes y el de ahora
– La diferencia está en la fuerza. Antes entrenábamos un día a la semana y dos horas nada más. En preparación física hay un abismo de antes a ahora