Entrevista Juan Armet «Kinké» 1929
Juan Armet de Castellví «Kinké» había sido jugador sevillista entre 1917 y 1927. Nacido en Tarrasa en 1895, su incorporación al equipo blanco significó la instauración de un estilo de juego caracterizado por el llamado pase corto, en contraposición al fútbol de pase largo que dominaba el fútbol del norte, como vimos aquí recientemente.
En 1929 fue contratado para dirigir al Betis por la directiva que presidía Daniel Mezquita Moreno, siendo el entrenador bético durante la temporada 1929-30. Su campaña fue muy mala, quedando el Betis el 9º entre 10 equipos y a punto de descender a Tercera División, de lo que se salvó porque la Federación Española dió por finalizado un encuentro entre la Cultural Leonesa y el Deportivo de La Coruña con empate a 2, y que tuvo que ser suspendido ante el tumultuoso final que tuvo, con invasión de campo por los espectadores y agresiones a discreción a árbitros y jugadores visitantes.
Lo más significativo de este entrevista radica en la explicación que Kinké da en favor del juego «de pase corto», así como su explicación de porqué entrenaba al Betis, el eterno rival de su club de orígen.
También curiosas las fotografías que acompañan al reportaje y que muestran los entrenamientos del conjunto bético en el campo del Patronato.
Se le achaca a Fernández del Villar la siguiente anécdota: En un ensayo de una de sus obras, un personaje piropeaba a una mocita: “A pasito corto, niña, como las palmas”. Y como se le advirtiera al autor malagueño que ya eso estaba dicho por los Quintero en una de sus obras inmortales, replicó yívamente: “Sí, es verdad, pero yo no le dicho”.
Algo de eso nos pasa a nosotros. De Kinké se han hecho repetidas informaciones, variados reportajes, pero nosotros no habíamos ninguna variación sobre el mismo tema.
Y ya está el gato en la canasta. Kinké ante nosotros. Un alto en el ejercicio. Jesús descansa de una obligada flexión de cintura. Aranda termina una séptima vuelta, a pie y sin dinero. Jesusín corre disparatado tras un balón loco.
Juanito Armet, el entrenador del Balompié, viene a nosotros diligentemente (¡él, modelo de indolencia¡), y extraña nuestra presencia en el campo del Betis a una hora desusada para todo buen periodista: las nueve de la mañana.
– ¿Qué hay?
– Ya ves. ¡Trabajadores que somos¡
– ¿A entrenarse?
– Justo. Queremos entrenarnos contigo, para dominar en pocos minutos una charla para el periódico. Con que…
– Ante todo, disciplina. Es la primera virtud de todo entrenamiento. ¿Motivo?
– Las informaciones periodísticas siempre tienen el mismo motivo: la actualidad
– Es que el caso mío, no sé… ¿Qué puede haber de nuevo en mí?
– Si no fuera lisonja, te diría que siempre eres materia actual. No en balde se habla a d
iario de la escuela de Kinké, del juego mago de Kinké, de la influencia del arte en el pase corto de Kinké…
– Sí, sí, pero agua pasada… Hoy no soy más que el entrenador del Betis
– Precisamente esa es nuestra figura en este reportaje, que gráficamente expresa Olmedo en estas fotos, sorprendidas en una sesión de entrenamiento
– Pues, qué más. Ahí está hecho el reportaje. Actividad, cumplimiento de mi obligación, un poco de ideal, cuatro o cinco oraciones elogiosas en honor de este tu buen amigo, y… reportaje hecho. ¡Cómo verás, estoy entrenado en periodismo¡
– ¿Lo practicaste alguna vez?
– Nunca. No he sido más que un lector temeroso y pudoroso… Soy de los que todavía se ruborizan con los elogios impresos ¡Original que es uno¡
– Bueno. Primera y única pregunta técnica ¿Qué es eso del pase corto? ¿Qué quiere decir eso del pase largo? Y perdona este absoluto desconocimiento de tu arte. ¡Profano que es uno¡
Kinké sonríe y nos dice:
– No es tarea fácil, tratándose de un profano en fútbol como tú; pero procuraré explicarme. En fútbol no hay más que un pase (no es como el toreo), no hay más que el pase corto, matemático. El pase largo es siempre falta de juego. Para el pase largo hace falta empuje, poder, raza, y deja de ser el pase para convertirse en jugada, jugada que ha de resolverla el más fuerte, el más valiente ó el más ágil
– Entonces, ¿el pase corto ha llegado a todo su esplendor, a todo su rendimiento?
– Ahí tiene usted el caso de los jugadores uruguayos. Con jugadores mediocres, sin ases, llegaron a la Olimpiada con una línea delantera dominadora del pase corto, y triunfaron ruidosamente.
– ¿Y en Sevilla se ha llegado al completo perfeccionamiento del pase corto?
– En cuanto al toque de balón y concepción de la jugada se ha llegado al máximo, pero solo falta imprimir velocidad. El pase corto no puede ser lento.
– Entonces, por lo que se infiere, ¿tú crees que la madurez del pase corto será el siglo de oro del fútbol?
– Desde luego. Ahí tienes el caso del Sevilla FC. Dio dos vueltas a España impresionando a todos y causando una verdadera revolución de procedimientos. Fue algo así como el Belmonte del deporte. Y no veas en ello nada que signifique recuerdo a mi persona. Hablo de la técnica. Y el mayor triunfo de esta técnica que tengo por doctrina, ha sido el ver cómo en la temporada última quedaron finalistas en el Campeonato de España dos equipos que practicaban el juego de pase corto: el Español y el Madrid.
– Sigamos por el campo del tecnicismo ¿Qué dificultades se oponen a tu nueva profesión como entrenador?
– A decir verdad, no son muchas. El entrenador, en sí, lleva por delante muchas y naturales enemistades. Misión de uno: elegir entre treinta jugadores, poco más o menos, el once titular. Dejar a una veintena de jugadores disgustados. Y con ellos una estela de admiradores dentro del mismo club, que no estiman justa la selección hecha por uno, aunque en ello vaya nuestra mejor intención, y sobre todo, la máxima responsabilidad en los resultados de los partidos. Esto te lo digo en términos generales, pues por lo que me respecta a mí, poseo para mi satisfacción la máxima confianza de los directores del Real Betis, y desde que pertenezco a dicha sociedad deportiva no tengo más que motivos de satisfacción y contento.
– Una de las cosas que más interesan, a mi juicio, a los partidarios del fútbol es saber tu posición verdad, en esta balanza de sevillanismo y balompedismo, habida cuenta de tu vida anterior
Kinké vuelve a sonreir.
– ¿Quieres sustraer la contestación?
Kinké sonríe y, dando a su expresión la mayor ingenuidad, contesta:
– ¿Qué me hubieras preguntado tú a raíz de entrar yo en el Sevilla, y compenetrarme con él, y vivir su vida, y compartir sus triunfos? ¿Que si era catalán o sevillista? Pues algo parecido te podría contestar yo ahora. Estoy en el Betis por estímulo de mi vocación y de mi profesión; quiero a este equipo porque en él va unido mi prestigio y mi actual ilusión. Pero apártame por completo de los “istas”, de ellos; si confraternizo con algunos después de ms años de experiencia es con los futbolistas, y si me apuras mucho, con los egoístas, y… ya están bien los “istas”
– ¿Qué te parece Lippo como entrenador?
Vivamente nos replica:
– Puedes decir sin miedo a equivocarte que es un entrenador extraordinario
– Ahora que entra en mis cálculos hacerme aficionado al fútbol, ¿qué me aconsejas tú? ¿es el momento oportuno? ¿tiene el fútbol la importancia que aparentemente se le estima?
– ¡ Hombre ¡ El fútbol es el deporte mundial preferido por excelencia. España ha entrado en él por la puerta grande y bajo los mejores auspicios, y solo le faltaba la reorganización total del profesionalismo , y a ello se va a pasos agigantados. Dentro de la reorganización figura el torneo de Liga, que viene a suplir a los partidos amistosos, llamados a desaparecer entre profesionales.
– Pues yo temía algo de crisis…
– Sí; hay crisis de jugadores. Cuando en España había menos equipos, y los que existían solo contaban un primer equipo de once jugadores, brotaron verdaderos fenómenos: Zamora, Samitier, Gamborena… Una legión. En cambio, hoy, con más jugadores, no surgen los punteros, que hagan concebir esperanzas de suplir a los que se marchan, salvo contadas excepciones.
– ¿Puedes anotarme alguna de estas excepciones?
– Una y meritísima: Guillermo Eizaguirre
– ¿Nada más?
– El tan combatido Rubio, del Real Madrid, y … Lazcano, verdadera promesa en el fútbol
– ¿Qué ambicionarías tú ser?
– ¿Después de entrenador del Real Betis? Marajá de un estado indio, rodeado de comodidades. ¿No te parece buen carguito?
– Apúntame de delantero centro cuando te nombren; pero, por Dios, no me hagas levantarme a las ocho de la mañana en tu vida
– ¡ Y menos para hablar de fútbol¡
Kinké puso punto final a nuestra charla con una sonrisa de las suyas, larga, melosa.
Fuente: La Unión 20 de diciembre de 1929