Entrevista Luis Del Sol 1956
Luis Del Sol debuta oficialmente con el Betis en la temporada 1954-55, aunque en la anterior ya se alineó en algunos encuentros amistosos. Desde el principio se vio que era un jugador destinado a revolucionar el fútbol del Betis. Su fortaleza física y su entrega absoluta en el terreno de juego, además de su clase individual, lo situaron en un plano superior al de los otros jugadores del equipo. Alternó el puesto de extremo con el de interior y se convirtió en un titular indiscutible en la alineación del Betis de esos años.
En 1956 el Betis compitió en la Liguilla de Ascenso a Primera División, aunque no pudo alcanzar el objetivo del ascenso. Del Sol llamó poderosamente la atención de los medios informativos nacionales, y prueba de ello es esta entrevista que publicó Marca en julio de 1956 en la que Luis Del Sol repasa sus inicios en el mundo del fútbol, además de «defenderse» de las acusaciones de individualismo que se le achacan. Ya en esta temporara se deja traslucir el interés del Real Madrid por Luis Del Sol.
Una de las figuras más representativas del equipo titular del Betis fue en la temporada que concluye Del Sol, el popular extremo, un futbolista con personalidad, cuyas espectaculares características provocan, a la par que admiración, controversias sin fin.
Del Sol, fruto de la cantera sevillana, ha alcanzado notoriedad nacional de pocos meses a esta parte. A raíz de su actuación en el campo de la Ciudad Lineal matritense frente al Plus Ultra.
Del Sol, sin embargo, es muy discutido por una razón fundamental: porque junto a su velocidad, juego florido y escurridizo, peca de un defecto según los entendidos: exceso de dribling. Que en muchas ocasiones, practicado por este jugador, complemente el remate de una serie de aciertos del conjunto, pero que en otras lo malogran.
– Nací en la provincia de Soria, confiesa cuando le abordamos. Vi por primera vez la luz del día en Arcos de Jalón. Allá, en el año 1935. Por tanto, cuento ahora veintiuno.
Y ya iniciado el diálogo indagamos del interlocutor si en aquellas tierras fue donde comenzó sus aficiones deportivas.
– Mi afición empezó aquí, en Sevilla. Por el simple hecho de que a poco de nacer, unos meses después, me trajeron a la barriada de San Jerónimo, donde crecí y donde comencé a darle patadas a la pelota. Al principio, en el equipo de aficionados de aquel barrio, Alegría, y del que pasé al Betis.
– Acontecía lo que relatas…
– Pues por el año cincuenta. Y en el Betis ingresé en el 53.
– ¿Cómo profesional?
– No, en el juvenil. Allí, bajo la férula del hoy entrenador titular Valera me mantuve durante un año. Luego, debido a mis condiciones deportivas, me rubricaron la primera cartulina profesional siendo cedido al Utrera, con el que intervine por primera vez en partidos de Liga, jugué los ocho que le restaban al Utrera de la temporada 53-54, y al término volví al Betis, siendo ascendido al primer equipo por Gómez, el entonces preparador. Y desde aquella fecha, continúo en sus filas.
– ¿Siempre jugaste de extremo?
– En el Alegría lo hice de defensa central; al entrar en el Betis, de interior, puesto que ocupé en el Utrera, alternando con el de centro delantero, y al regresar al Betis, por indicaciones de Gómez, cubrí el de extremo derecho, para, finalmente, en esta Liguilla de ascenso a la Primera División, alternarlo con el extremo izquierdo.
– Y de todos esos puestos ¿cuáles son los más fáciles y los más difíciles de ocupar?
– Los más fáciles son los dos ejes. Como defensa central, con vista y seguridad, aparte de la fortaleza física, puede uno cumplir a maravilla; de centro delantero, gozando de esa fortaleza, de valor y algo de sentido en el juego, también puede uno lucirse. El más difícil es el de interior. Y en especial cuando se actúa adelantado. ¡Hay que tener mucho “fuelle”, certera visión y velocidad¡ Junto con una buena dosis de suerte.
– ¿Y de extremo?
– Es un puesto acomodaticio y depende de muchas circunstancias. Pero la velocidad es el factor que debe adornar principalmente a todo extremo.
– Ya que nos referimos a las características del juego en los distintos puestos por ti cubiertos ¿podrías sincerarte y explicar a los lectores, especialmente a los aficionados sevillanos, esa manía individualista tuya, de la que tanto se habla?
– Comprendo que el individualismo es un factor negativo en el fútbol, que al fin y a la postre, es un juego de asociación, pero cuando yo me decido a practicarlo en ocasiones es porque creo lealmente que debo hacerlo.
– Ello implica dos consecuencias: una, que no tienes confianza en el resto de tus compañeros, y otra, que se malogre la mayor parte de las veces jugadas perfectamente comenzadas…
– Respecto al primer caso, no estoy conforme, porque cuando las ejecuto es porque comprendo que mis compañeros en aquellos instantes, materialmente, no pueden intervenir, y en el segundo caso, ya te digo que, personalmente, reconozco que obro como debe ser. Si luego la jugada se malogra, no es porque no haya puesto mi voluntad y lealmente creo que era la forma más efectiva de llevarla a cabo. A otros jugadores, ligando entre sí, también se les malogra.
– Las menos…
– Yo pienso igual, que son menos también… las mías. Lo que sucede es que por aquel entonces suelen darse momentos clave y saltan más a la vista. Pero junto a ese riesgo va también emparejado que, de rematarse bien, permite un mayor lucimiento. Pero a este tenor, insisto, que cuando hago la jugada es porque no se puede hacer con la ayuda de los restantes compañeros. Y como tal lo supongo sinceramente.
– ¿Cuánto tiempo todavía en el Betis?
– Dos años más. Acabo de firmar el compromiso.
– ¿Satisfactoriamente?
– Por completo, El Betis me dio lo que pedí.
– Dicen que el Madrid te reclamó. ¿Es cierto? ¿Te gustaría jugar haber jugado en el Madrid?
– No pasó de rumores de la calle; pero a cualquier profesional del fútbol español le gustaría jugar en el Madrid. Esa, y la de lucir el entorchado internacional, son, a mi entender, las máximas aspiraciones de todo profesional.
– Para finalizar, ¿podrías confesarnos las dificultades que impidieron al Betis ascender a la Primera División esta temporada?
– La mala suerte en los remates. La delantera del Betis, que hasta mediada la fase inicial no funcionaba bien, se caracterizó luego por su prodigalidad en los remates; pero, asimismo, la escasa fortuna, impidió que ese derroche ejecutivo no cuajara en el instante culminante. ¡Una pena¡
– ¿No influyeron otros factores? ¿El defensivo?…
– Ustedes los críticos son los que pueden precisar al respecto. Lo único que puedo repetir es que tuvimos mala suerte, pues de otra forma no se comprende que jugando la mayor parte de las veces con “ciencia” perdiéramos partidos ganados y de éstos, tres de los cinco celebrados en Heliópolis…
Fuente: Borbujo en Marca 15 de julio de 1956