Entrevista Luis Del Sol 2001
En enero de 2001 el periodista Manuel Fernández de Córdoba entrevistaba en las páginas de ABC a Luis Del Sol, por entonces alejado de la primera línea de la actualidad bética. Se trataba de una entrevista para rememorar su magnífica carrera futbolística como jugador, con numerosas anécdotas y vivencias personales a través de su paso por Betis, Real Madrid, Juventus y Roma.
Sólo dos meses después de esta entrevista Luis Del Sol, una vez más, se ponía al servicio de su club para recoger el testigo de Fernando Vázquez en el banquillo verdiblanco y devolver al equipo a la Primera División.
Pocos, si es que los hay, como él. Empezó y triunfó en el Betis, se hizo estrella grande en el Real Madrid de las grandísimas estrellas, estuvo en Italia arrasando con su clase e insuflándole aire de sus siete pulmones a la Juve y a la Roma durante diez años. Mundialista, internacional absoluto un gran puñado de veces. Mágico en su dribling, superdotado físicamente y, fuera de los campos, un hombre sencillo que lo único que quería era jugar al fútbol
- Llegué al Betis con 15 años. Antes me quiso fichar el Sevilla, pero no quise porque no quería amarrarme a un club porque a mí lo que me gustaba era jugar en mi barrio sin tener que ver con nadie. Mi compadre Manuel Cruz me convenció. Estuve en el Utrera cedido y, después, al Betis
- Segunda primero y Primera después. Extremo izquierdo
- Yo no he podido nunca estar en un sitio fijo, estático, esperando el balón. Necesitaba libertad de movimientos, aunque dentro de una disciplina de equipo. Sí es verdad que una de mis jugadas, por la banda, era llegar al palo y cederla a un compañero
- En Primera, un partido y gol histórico al Sevilla en el Sánchez Pizjuán
- Marqué el primer gol, pero me gusta más hablar del resultado, dos-cuatro
- Desde antes y desde entonces, ídolo del Betis
- Yo no me daba cuenta de eso. Jugaba para mí, no para que hablaran de mí. Incluso hubo quien me aconsejó, a la hora de ir a renovar contrato, que para apretar en los dineros, me parara en el campo para que viera el poder que tenía con la afición. Pero le dije que eso, pararme, para mí es imposible
- Llega el Madrid y…
- Yo tenía un cariño especial por don Benito Villamarín. Había un partido amistoso con el Tenerife. No iba a jugar por estar lesionado. Fui al campo con la entonces mi novia. Me buscó Adolfito por las gradas para que fuera al vestuario. Allí, don Benito me dijo que saliera y que corriera. Yo, que me iba a casar, le dije que quería hablar con él de dinero. Me dijo que me fuese después para su casa. Le dije a mi novia que sería para hablarme del dinero, y a lo mejor, me daba un cheque del Banco Coca, que era por donde cobrábamos. Pero no. Llego y me dice don Benito: “Aquí está el Madrid, que quiere ficharte; bueno, que te ha fichado”. Le dije: “¿Tendré yo que decir algo?”. Y me dijo: “Tú de eso no te preocupes”. Hombre, todos sabíamos que sólo con las primas del Madrid ya se ganaba más que con el contrato de cualquier equipo. Y pensé: por muy mal que vaya, no voy a perder. Al día siguiente ya estaba en Madrid
- Aquel Madrid de leyenda…
- Por nombres había un equipo superior: el Barcelona. Pero nosotros le ganábamos en mentalidad
- ¿Esa mentalidad se tenía por el Madrid o por Di Stéfano?
- Alfredo tenía mucha parte de culpa. Como Alfredo no ha habido después ninguno. Ni Maradona ni Pelé, ni Garrincha ni Sívori. Alfredo hacía equipo
- Dicen que le alargaste la vida deportiva a Alfredo…
- Puede ser que haya algo de razón. Pero, hasta que yo estuve en el Madrid, Alfredo era un bicho. Quería ganar siempre
- Triunfas en el Madrid y a Italia. Dicen que con ese dinero hicieron la Ciudad Deportiva…
- Entonces los futbolistas no nos enterábamos de nada. El fichaje mí se hizo en la Casa Seat de Madrid. Yo era una mercancía. Ellos hablaban de millones y, para ti, un poquito más o un poquito menos. Me dijo Saporta: “Si fichas nos haces un favor y vas a salir ganando; pero si no quieres irte, el año que viene ganarás aquí como el que más”. Lo hablé con mi señora: aquí lo hemos ganado todo: Liga, Copa de Europa, Copa Intercontinental, Copa del Generalísimo… ¿Qué hacemos?. “Lo que tú digas, Luis”. Pues ya estamos en Italia
- Ocho años en la Juve, dos más en la Roma
- Fuimos felices allí, a pesar de las costumbres y de los horarios. Nos trataron perfectamente
- Le contaste a Manolo Rodríguez una vez que algo así le decías a tu hijo Luis: “Aquí estamos muy bien, pero no te olvides nunca de Sevilla y del Betis, niño, del Betis”
- En la Roma me quisieron hacer tres años más, pero yo estaba contando los días para volver. Y volví. Como siempre, como me fui: queriendo lo mejor para el Betis
Lo que Del Sol piensa de Alfredo Di Stéfano ya lo dijo antes. Pero ahora amplía la batería de fenómenos del fútbol y hasta se indigna un poco cuando ve que algunos quieren, por magnificar el fútbol actual, descalificar a jugadores que en su momento fueron auténticos fueras de serie.
- Mira, cualquiera de los jugadores de mis tiempos, de las figuras, claro, hubiese podido jugar en el fútbol de hoy. Me hace gracia que digan que en estos tiempos no hubiesen sido capaces de ser lo que fueron. Ya no es el caso solo de Di Stéfano que, cuando yo estaba con él, y él ya era mayor, y yo tenía mis características y mi fuerza, él no se despegaba de mí ni un dedo. Y había veces en que me decía: “Luisito, quédate aquí conmigo”, y a los cuatro minutos me decía: “Estoy nuevo, Luisito; vete donde quieras”. ¿Y Puskas? Hoy le hubiera sacado, como entonces, cuatro en veinte a cualquiera. Ese era otro para descubrirse. Pancho te hacía una pared y te ponía la pelota donde tú soñabas que te la pusiera. ¿Y la pegada que tenía sin coger impulso? Hay incluso quienes dicen que Gento no podría jugar hoy. Hombre, con la preparación física que hay hoy, a Gento, que entonces no había quien lo cogiera por velocidad, hoy tendían que ponerle un paraguas como los reactores para pararlo. El Barcelona, como te comenté antes, de medios para atrás, era la selección nacional y delante tenía a Czibor, Kocsis, Suárez, Evaristo, Eulogio Martínez, Tejada y Kubala. Un equipazo.
- ¿Cuándo llegaste a Italia te dieron ganas de volver?
- De volverme no. Pero sí que me ponía en la ventana y me decía mi señora: ¿Qué haces?. Y yo le decía: estoy contando los coches. Lo peor era que en Italia se comía a las once y media de la mañana, porque los entrenamientos eran a las tres de la tarde. ¿Y lo de aquel año nuevo?
- ¿Qué pasó?
- Salimos los dos matrimonios, mis cuñados y nosotros. ¿Qué tomamos? No había ni una gamba, ni un rosco, ni una aceituna ni una almendra. Tomaremos un cinzanito, le dije al camarero. Nos lo bebimos y le dije: Ponga usted otros cuatro. Y va y me dice el camarero: ¿Otra vez?. Mira, le dije a mi gente: vámonos a nuestra casa a celebrar con tinto, porque esto aquí no hay forma
Me lo contó un día Miguel Muñoz, estando en el Madrid. Del Sol hizo un mal partido. Algo extraño. Miguel averiguó qué era: no le gustaban las comidas y estaba “esmayao”.
Desde entonces, tanto en el Madrid como en la selección, lo primero que echaba en el equipaje era…
- Una bolsa con jamón, queso, un buen chorizo y unas buenas latas de melva. Me llevaba mi cuchillo y un abrelatas. Se acabó el problema. Yo llegaba el almuerzo y cuando me veían los demás coger los bollos de pan, ya sabían para lo que era y hasta querían apuntarse. Yo les decía: “En mi habitación no quiero ver a nadie”. Y con cerveza o con un tinto comía y, cuando terminaba, me decía yo mismo: “Ahora le doy una patada a la puerta y la rompo en dos”. Yo soy de cuchara: garbanzos, chícharos, lentejas, jamón, caña de lomo, langostinos,…