Entrevista Pedro Buenaventura 1993

Esta interesante entrevista se publicó en julio de 1993 en Diario 16 Andalucía a cargo del periodista Manolo Rodríguez. El protagonista era Pedro Buenaventura, todo un símbolo de dedicación al Real Betis Balompié durante más de 40 años.
En la entrevista se repasa su trayectoria en el club desde su llegada en 1969, cuando entró para dirigir a uno de los equipos de juveniles de la entidad. Diez años más tarde accedió a la secretaría técnica, un cargo que ocupó hasta 1989. En ese periodo hasta en 3 ocasiones tuvo que ejercer de entrenador en momentos de gravedad para el primer equipo. Salió bien en 1982 y 1988, pero mal en 1989, cuando se perdió la promoción de permanencia contra el Tenerife.
Las consecuencias de esta derrota marcaron el devenir de Buenaventura en el club, tal y como se pone de manifiesto en la entrevista.
Pedro Buenaventura es en Villamarín como del paisaje. Dos veces le impusieron el escudo de oro de la entidad y una vez le premiaron con la insignia de oro y brillantes. Toda una demostración de que su vida ha sido la misma vida del Betis en los últimos veinte años. Al servicio de esa idea entrenó juveniles, fichó jugadores, mimó a los árbitros y, en varias ocasiones, tuvo que bajar a los infiernos del banquillo. Y nunca defraudó.
- Usted pasa por conocer muy bien las raíces profundas del Betis y del beticismo…
- Me ha tocado vivir durante los últimos años muchas de las cosas del Betis, y siempre me ha interesado profundizar en el sentimiento que inspira este club. Tuve, además, a un buen maestro, que fue don Manuel Simó, con el que paseé mucho por Sevilla hablando del Betis
- Y el Betis actual, ¿sigue respondiendo a esas claves sentimentales de antaño?
- En el fútbol se están perdiendo los sentimientos, pero estoy seguro de que el Betis será el último en desprenderse de esas señas de identidad. El Betis es algo más que un fenómeno deportivo y así lo demuestra el que haya muchos béticos que nunca han pisado el Villamarín. Y eso sólo se explica, como el Betis mismo, desde el sentimiento
- ¿Y hacia dónde va el Betis?
- Tiene que ir hacia Primera División. Es más, si el equipo hubiese subido la pasada temporada, creo que se podía haber hecho algo grande, ya que la ilusión de Manuel Ruiz de Lopera era impresionante tras haberse convertido en el salvador del club. Ahora lo que necesitamos es que los béticos sigan respondiendo y que Lopera no se aburra. Si así ocurre, creo que podrá cumplirse aquello que proclamaba Pepe Núñez de que “el Betis será lo que los béticos quieran”.
- Hablemos de usted. ¿Desde cuándo está en Heliópolis?
- Yo entré en el club en el 69 para entrenar juveniles. Me trajo José María De la Concha y era presidente Pepe Núñez. En esa faceta, y en la coordinación de la cantera, estuve hasta el 79, que fue cuando Juan Mauduit me ofreció la secretaría técnica con dedicación plena. En esa plaza estuve diez años hasta que en el 89, tras el descenso de Tenerife, me apartaron de las funciones técnicas y me colocaron como jefe de instalaciones. En el 92 volví a la secretaría técnica y ahora estoy con Rogelio trabajando en los aspectos administrativos a las órdenes de Eusebio Ríos
- Usted, de cualquier modo, ha hecho de todo…
- Es verdad y algunas de las cosas que he hecho han sido agradables y otras no tanto
- ¿Hablamos de las desagradables?
- No merece la pena
- De lo que sí tiene fama es de tratar bien a los árbitros como delegado de campo…
- A los árbitros procuro ayudarlos porque sé que su tarea es muy difícil
- ¿Y nunca ha perdido los nervios?
- Muchas veces me han dado ganas de abofetear a un árbitro, pero me he contenido y en vez de soltarle la mano he soltado una sonrisa. Y creo que para eso también hay que servir
- ¿Cuál fu su primera experiencia en el banquillo?
- En el año 76. En la primera eliminatoria de la Copa que ganó el Betis, me tuve que sentar en el banquillo en el partido de vuelta contra el Baracaldo. No se había presentado Szusza y me vinieron a buscar al campo del Puerto. Y sólo le pedí a los jugadores que me dejaran un buen recuerdo del único día de mi vida en que iba a actuar como entrenador del Betis
- Pero no fue el único día…
- No, no lo fue. Después, en la 81-82 actué como entrenador, junto con Rogelio, en Santander, porque Luis Aragonés no acudió a la concentración…
- ¿Eso fue cuando Luis estaba enfermo?
- Sí, Luis tenía unos días de vacaciones para que se repusiera de su depresión, pero no llegó a sentarse en el banquillo en competición oficial
- Y su camino, ocho años más tarde, vuelve a cruzarse con el de Luis en Tenerife…
- Así es. Yo era el entrenador y Luis se comprometió con la directiva para entrenar al Betis la siguiente campaña si se conseguía la permanencia. Él estuvo presente en Tenerife y, con ocasión del partido de vuelta de la promoción, incluso vivió la concentración con nosotros en el Parador de Carmona
- ¿Cuántas veces ha soñado con lo de Tenerife?
- Lo he soñado y lo he visto en mi memoria cientos de veces. Y también, desgraciadamente, he oído muchas cosas, algunas muy graves que no quiero ni pensar que sean verdad
- ¿Por qué la respuesta del equipo fue tan distinta a la de un año antes en Las Palmas?
- En el equipo que se salvó en Las Palmas predominaban los jugadores de la cantera, y esos chavales supieron dar su medida de beticismo en el momento supremo. Más que calidad en Las Palmas hubo una entrega que faltó en Tenerife
- ¿Tenerife ha sido lo peor que ha ocurrido en su vida deportiva?
- Sin duda. Aquello fue tremendo, aunque, dentro de la amargura, me queda la alegría de haber visto el Villamarín a rebosar en el partido de vuelta; cincuenta mil personas gritando con el alma “Betis, Betis”
- Recuerdo que ese día incluso se le saltaron las lágrimas…
- Lloro con bastante frecuencia, y con las cosas del Betis más todavía
- ¿Lamenta que sólo le dieran la oportunidad como entrenador en las situaciones límite?
- No, era ley de vida que así ocurriera. Y, por ello, mi historia como entrenador ha sido como la historia misma del Betis; de tal modo que, en muy poco tiempo, pasé de héroe a villano y viceversa
- ¿Le represaliaron tras lo de Tenerife?
- Supongo que me hicieron responsable de la parte que me correspondía, que era muy grande, por ser el técnico. Hubo, además, un relevo en la directiva, se produjeron cambios y a mí me dieron otro puesto
- De todos los “niños” que conoció en juveniles ¿Quién le dio la mayor satisfacción al verlo triunfar como jugador?
- Por lo que ha sido, Gordillo, que llegó aquí como infantil, que entrenó conmigo en juveniles y que ha sido uno de los más grandes de los últimos tiempos. Pero hay otros casos, como el de José Miguel Benavides, que fue juvenil conmigo y al que más tarde conocí como médico del Betis
- ¿Y de los entrenadores?
- De todos guardo un gran recuerdo, pero por los muchos años que lo traté en el club quizá destacaría a Diego Soto
- Hablando de entrenadores. ¿Sus hijos siguen empeñados en continuar la zaga?
- Están luchando, y de hecho con Lorenzo incluso me he llegado a enfrentar, él como entrenador del Cádiz y yo en el banquillo del Betis. Pero el que estén donde estén no les hace olvidar su beticismo, y todos llevamos a gala en mi casa ser socios y accionistas del club