Entrevista Simón Lecue 1935
Al finalizar la campaña 1934-35 finalizaba el contrato que por 3 años había firmado Simón Lecue con el Betis en el verano de 1932.
Quedaba libre, y por una de las principales figuras del fútbol español se desató una carrera de a ver quién daba más. Equipos como el Oviedo o el Athletic estuvieron en la puja, y también el Betis intentó la renovación del jugador vizcaíno.
Pero al final la pelea por Lecue se limitó a los dos grandes clubs, económicamente hablando: el Barcelona y el Madrid.
Esta entrevista realizada en AS a Simón Lecue, cuando ya era conocido que iba a firmar por el Madrid, desvela todas las claves del fichaje del que fue conocido en su momento como «El niño de oro».
Repasa también sus inicios en el mundo futbolístico, con los sucesivos pasos por el Deportivo Arrigorriaga, Basconia y Alavés antes de llegar al Betis.
Y tiene sentidas palabras de admiración para el Betis, sus compañeros y su entrenador Patrick O´Connell, una cosntante en todos aquellos jugadores que estuvieron bajo la dirección técnica del preparador irlandés.
En la entrevista es acompañado por el pelotari vasco Aróstegui, uno de los componentes de la plantilla de pelotaris del Frontón Betis. La relación de amistad entre los jugadores béticos de orígen vasco y los pelotaris del Frontón Betis es una constante en estos años.
Hallamos al delantero bético almorzando con su inseparable amigo Aróstegui, el mejor pelotari que corretea por la cancha del Frontón Betis. Hemos conseguido arrancarles de la deliciosa sobremesa en el patio del hotel para darnos un paseo por el parque y charlar un rato con el mejor medio ala de los Campeonatos del Mundo.
En Sevilla, en el mes de junio, ya pega el sol con fuerza, y hay que buscar la sombra. Hacemos el camino por el Patio de Banderas, barrio de Santa Cruz y jardines de Catalina de Ribera. Van desfilando las callejuelas umbrías y laberínticas, por las que caminamos con Lecue, quizás por última vez.
La plaza de Doña Elvira, con sus naranjos, nos brinda un pequeño frescor, que aprovechamos para descansar. Y mientras, explico algo de la Giralda, que se asoma a la plaza, a Simón Lecue; Fernández sorprende nuestra charla de “cicerone” con el disparo de su cámara.
Nos despedimos del Giraldillo y ponemos proa a la plaza de España, mientras vamos interrogando al nuevo elemento del Madrid FC.
Frente al banco que representa a Vizcaya, Lecue saluda en él a su tierra lejana, a su “puebliño”, a sus viejos… ; se pone algo sentimental y nos comienza a explicar el principio de su carrera futbolística:
– Nací en Arrigorriaga (Vizcaya) el 11 de febrero de 1912, y como nos ocurre a casi todos los deportistas vascos, alterné la práctica del “sport” con el trabajo. Yo trabajé en La Vasconia y en La Papelera.
– ¿Dónde comenzaste a jugar?
– En el Deportivo Arrigorriaga, a los quince años. Jugaba entonces de ala izquierda. Después pasé al Vasconia, en el que estuve un año, ya que por aquel entonces o “así” me descubrió Amadeo García Salazar, enrolándome en el Alavés. Precisamente, el mismo año en que el club alavesino jugaba por primera vez en la División de Honor. Tenía yo dieciocho años, y jugué en el Alavés hasta los veinte.
– ¿Qué equipo tenía entonces el Alavés?
– Pues verás: Beristain; Ciriaco y Quincoces; Rey, Antero y Urquiri o Fede; Arsenio, Calero, Olivares, Albéniz y yo. Del Alavés pasé al Betis, en el que he permanecido tres años, pero como mi contrato estipula que al vencer este tiempo quedaría completamente libre, este año que viene cambiaré de colores, y no precisamente por mi gusto, ya que el Betis será para mí siempre algo inolvidable, tanto por mis compañeros como por el entrenador, mister O´Connell, para el que no hallo suficientes palabras de elogio. Precisamente el año en que yo ingresé en el Betis fue el primero que este club jugó en Primera División. Exactamente igual que me ocurrió en el Alavés, sólo que a éste lo dejé en condiciones precarias bien distintas a las del Betis.
Cuando llegamos a la fuente de los leones, Lecue busca en la boca de uno de ellos, como burlándose de su pétrea fiereza:
– En Madrid los tendré y de bronce, — nos dice riéndose, mientras le cazamos la foto
Al fin, en la plaza de América damos por terminado el paseo y refrescamos un poco, mientras un camarero riñe cariñosamente a Lecue por haber lanzado el domingo un penalti fuera.
Desviamos la conversación de las quinielas que acaba de aparecer en los labios de Aróstegui, para dirigir nuestros “tiros” al futuro blanco del Madrid.
– Así pues, al año próximo te veremos en el club más potente de España, ¿no?…
Sonríe con aire bonachón, y con palabra sencilla y ademán lento, como pensando cuanto va a decir, nos contesta:
– Sí. Libre de mi compromiso con el Betis Balompié para el 15 de julio próximo, varios clubs de España buscaron con ahínco mi ficha: el Oviedo, el Athletic de Bilbao, el Barcelona, el Madrid y el mismo Betis, que también habló con mi “viejo”. De ellos los que llegaron a ofrecerme más fueron el Barça y el club de Pablo Hernández Coronado. Sobre las 50.000 pesetas ofrecidas en principio por la sociedad de Chamartín, yo contraoferté—dice, con tono muy comercial, con otra cifra superior: las 75.000. La respuesta no se hizo esperar, y tanto el FC Barcelona como los madrileños puntualizaron sus ofrecimientos en los 12.000 duros. Puestas así las cosas, por si fueran pocas mis preferencias hacia el Madrid, éste prometió hacer efectiva la “prima” de traspaso completamente al contado, y como los catalanes querían satisfacerla en cinco años, me decidí por los “Madriles”. Mi “viejo” arregló al asunto con el equipo “merengue” y posiblemente en mi primera visita a la capital de España, que quizá sea de paso para el desplazamiento a Sabadell, en esta misma semana, firmaré mi ficha como jugador profesional del Madrid FC.
– ¿Qué otras condiciones llevas?…
– Pues los 12.000 duros al contado de prima de traspaso, y mil pesetillas mensuales. Y, como complemento, las primas acostumbradas de partido ganado y empatado
– Estarás contento entonces…. porque las condiciones no pueden ser mejores, ¿no?
– Efectivamente; no puedo quejarme. Pero el plan profesionalista del fútbol en España, tal como está en la actualidad, no hay más remedio que afrontarlo como ha hecho el Madrid y tal como yo lo hago. Pues tanto los jugadores como los clubs debemos de mirar por nuestros respectivos intereses, que aun cuando durante toda la temporada nos son “mutuos”, cuando finalizan los compromisos que tenemos establecidos se disgregan para llegar a ser completamente distintos; ahora bien, el modo de asociarlos nuevamente es éste que ahora te estoy diciendo: el traspaso.
– Te has puesto muy serio y muy digno. Se te conoce ya la potencialidad de tu “hacienda”—decimos
– Naturalmente, no hay más remedio que tomar algunas veces las cosas en serio, y ésta es una de ellas. Pero yo, afortunadamente, he conseguido cuanto deseaba: ilusionado siempre estuve en ir al Madrid, en el que cuento con tantos y tan buenos amigos, n cuyas filas rendiré de manera bien distinta, porque a mi lado jugarán “equipiers” de la categoría de los hermanos Regueiro, Sañudo, Hilario, Quincoces, Zamora y…
– Y Alberti…–tercia diciendo Aróstegui, haciéndonos soltar la carcajada y reír la ocurrencia
– Antes de marchar del Betis—arguye con afán Lecue—mis deseos serían llegar a la final con mi actual equipo, y que el otro finalista lo fuese el Sevilla FC. Sería un partido muy interesante
Vuelve a intervenir Aróstegui, que en tono de chanza se burla de los “propósitos” del futuro as madridista, pero Lecue insiste:
-Si nosotros vamos completos a Sabadell, podemos ganar el partido, y por cuanto hace a la final, tanto el Sevilla como el Betis lo tienen sinceramente merecido.
Antes de terminar preguntamos a Lecue su deporte favorito, aparte del fútbol, y no duda:
– El ciclismo, nos responde, y entre las figuras nacionales, Mariano Cañardo y Luciano Montero.
Un cigarro con el que nos obsequia Aróstegui es el punto final de nuestra charla. Con ella va una foto de Lecue con los colores blanquiverdes aún, obtenida el domingo mismo que empató con el C. de S. de Sabadell en el Patronato, que ha puesto en peligro la eliminatoria que aparecía franca para el Betis, y en cuyo partido Lecue tuvo la desgracia de lanzar fuera un penalti, con que castigó Melcón una mano de un defensa catalán.
El único “pez” de altura que se ofrece este año a los patrones de pesca ha caído en la red madridista. Buen cebo. Buena red. Y mejor “pieza”…
– ¡Adiós Lecue¡
Fuente: J.C.López Lozano en AS 10-06-1935