Entrevista Enrique Soladrero 1931

Enrique Soladrero llega al Betis muy joven, con apenas 17 años. Se trata de uno de los muchísimos jugadores que pueblan la prolífica cantera de jugadores con caracter amateur que se desarrolla en el País Vasco. Y de allí precisamente procede esta entrevista que aparece en el diario deportivo bilbaíno Excelsior el 30 de junio de 1931, a los pocos días de que Athletic y Betis hayan disputado en Chamartín la final de Copa de 1931.
Como dato novedoso la información que se da sobre «el patrón de pesca del Betis, el irunés Pedrós». Con la expresión «patrón de pesca» se designaba en este época a la figura del ojeador futbolístico. Y a la vista de la gran cantidad de jugadores vascos que incorporó el Betis en esta época hay que reconocerle un gran trabajo.
Otro dato curioso es la relación de amistad existente entre Soladrero y un pelotari llamado Arrigorriaga III, posiblemente de su misma localidad de nacimiento. Hay que destacar que a la pelota vasca se jugaba por esos años con bastante asiduidad en toda España, existiendo todo un circuito de pelotaris que se desplazaban por las principales ciudades del país para jugar. En Sevilla existían, entre otros, el Frontón Sierpes ó el Frontón Betis, impulsado por el propio club verdiblanco el año anterior. Se movía mucho dinero en tema de apuestas en torno a este deporte-espectáculo.
Y también se hace alusión en la entrevista a la posible internacionalidad de Soladrero, tema con el que ya se comienza a especular. Y a punto estuvo de cumplirse esta predicción, porque en el mes de noviembre de 1931 Soladrero fue convocado a Madrid para una serie de entrenamientos con el equipo nacional. Pudo ser el primer internacional bético, cosa que luego no se produciría, pues otros se la adelantaron en 1934.
Soladrero debutó como internacional en mayo de 1935 contra Portugal, aunque ya pertenecía al Oviedo.
Y otro tema de la entrevista, y con el que se especularía toda la pretemporada, será el del posible fichaje de Soladrero por el Athletic. De hecho Soldarero se incorporó algo tarde a los entrenamientos en Sevilla, pues hubo más que contactos con el club bilbaíno para intentar ese traspaso, aunque al final no se concretó y renovó con el Betis.
Cuando Enrique Soladrero abandonó Bilbao para ser probado por el Betis sevillano, es muy probable que en su viaje pasara desapercibido para los encargados de noticias de ficharías y traspasos en las secciones deportivas de la Prensa bilbaína. ¿Quién era Soladrero? ¡Bah¡ Un jugador muy joven del Padura, de quien la Prensa no se había ocupado y que podía ser conocido, a lo sumo, por algunos de los habituales y heroicos concurrentes a las luchas de categorías inferiores.
Soladrero fue “visto” por el patrón de pesca del Betis, el irunés Pedrós (¡ojo con él¡), buen competidor de don Amadeo en eso de destapar valores deportivos.
Poco después del debut de Soladrero en Sevilla, tuve ocasión de hablar con el presidente del Betis, el conocido abogado don Adolfo Cuéllar, a quien me une una buena amistad.
¿Qué tal el bilbaíno?, le pregunté – Confío en él, y aunque no puedo formar un juicio exacto de su valía, porque todavía no ha actuado con gran fortuna, creo que tendremos medio centro. Lo que más me agrada y asombra de este muchacho es su cantidad de amor propio; no he conocido otro jugador que pueda igualarle en este aspecto. Ayer se negó a cobrar la prima que le correspondía por empate, porque, según su propia opinión, no hizo un buen partido, y me dicen que ha llegado a recluirse voluntariamente en su casa y no quiere acudir a la tertulia de jugadores hasta que logre desquitarse.
Y el desquite llegó, bien cumplido, en el partido siguiente de campeonato contra el Sevilla, en el que Soladrero fue la figura sobresaliente para la atención de los aficionados cañís.
¿Tú has visto al Soladrero ese? ¡Canela fina, ná más¡
De triunfo en triunfo con su equipo, Soladrero fue puliéndose al formarse y ganando puntos a la popularidad, llegando rápidamente a quedar convertido en ídolo de las democráticas huestes animadores del Club “pepino”, como llaman aquí al Betis. No habrá seguramente muchos jugadores de foot-ball que puedan presentar una carrera tan rápida como la del antiguo medio del Padura, que ha conseguido en una sola temporada salvar la distancia que existe entre figurar en la muchachada anónima de los Clubs vizcaínos de segunda categoría y la de ser jugador favorito de un equipo finalista de la Copa.
Teus presiente en él al futuro medio centro nacional, según sus últimos comentarios en “El Sol”, y creo que no se equivoca. Yo, que he visto actuar bastante a Soladrero, encuentro semejanza en su estilo con el del gran José Mari Belauste: fortaleza y valentía, igual codicia, el mismo sistema de pases largos a las alas, idéntico dominio en el juego de cabeza y el mismo amor propio.
Acaso el secreto de los éxitos del Betis haya que buscarlo en la unión del sistema preciosista andaluz, a base de rapidez e inspiración, que dicen creó Kinké, con el estilo norteño de Soladrero, de menos filigranas, pero de más eficacia.
Enrique Soladreo está hecho un flamenco, según afirma su inseparable amigo Arrigorriaga II, el palista del frontón Betis, al referirse al ligero acento andaluz que su paisano ha adquirido en su contacto con compañeros y admiradores sevillanos.
– ¿Qué tal por Madrid?, preguntaba yo a Soladrero en el Centro Vasco el día de su regreso de la final Bien. El público me animó mucho, y creo que no hemos hecho un mal papel. ¡Lástima de lluvia¡
– ¿Y qué te pareció el Athletic? El gran equipo de siempre, pero me parece que el año pasado estaba mejor. Si nuestra delantera hubiese jugado como el día del Arenas puede que les hubiéramos dado un disgusto.
– ¿Los mejores del Athletic? Chirri y Roberto
– ¿Y de los vuestros? Todos bastante bien, pero la delantera no tuvo suerte
– ¿Te gustaría jugar en el Athletic? ¡Hombre¡ Claro que sí
– ¿Cuánto años tienes, Enrique? Dieciocho cumplí en abril
Calla Soladrero cuando le hablo de los comentarios de Teus sobre sus posibilidades como internacional, e interviene Arrigorriaga para decir en broma:
– ¿Este internacional? ¡Qué va, hombre, si es muy malo!
– Nada, este año, internacional, insisto yo. Tienes que hacer honor a tu pueblo, que dio un internacional de fama para tu mismo puesto.
– ¡Larraza! ¡Aquél sí que era grande!
Prepárese Mateos para la lluvia de recomendaciones para el nuevo candidato al equipo nacional, y los Clubs a falta de medio centro, ya lo saben; no tienen más que hacer un viaje a Arrigorriaga, donde los facilitan con categoría de internacional. No sólo había de ser la fabricación de papel la especialidad de aquel simpático pueblo.