¿Ganará por fin el Betis?, de Luis Carlos Peris.

Esta pregunta era el titular de la columna que dedicaba en su sección Desde mi córner el periodista Luis Carlos Peris el 2 de diciembre de 1990 en la edición de Diario 16 Andalucía.
Ese día en el Villamarín comparecía el Betis para jugar contra el Espanyol, en partido de la jornada 13 del Campeonato de Liga de Primera División. El balance hasta ese momento era desolador: el Betis era el último de la clasificación con 1 victoria, 4 empates y 7 derrotas. Los 6 partidos jugados en casa se habían saldado con empates ante Sporting, Zaragoza, Real Sociedad y Oviedo y derrotas ante Barcelona y Sevilla, de forma que aún no se conocía la victoria en el Villamarín.
El periodista hacía un recorrido por esta circunstancia, comparando la distinta trayectoria del Espanyol, que era otro recién ascendido como el Betis, pero que se encontraba en una situación bastante más cómoda en la mitad de la tabla clasificatoria.
También se comentan algunos aspectos de la actualidad verdiblanca del momento, como el apoyo constante de la afición a pesar de las circunstancias, la renovación del equipo a base de jóvenes canteranos, las dudas en el eje de la delantera o la llegada de los refuerzos desde el extranjero, como un tal Trifon Ivanov, que ficharía en la semana siguiente.
La mala senda verdiblanca continuó en este partido, y a pesar de adelantarse en el marcador con un tempranero gol de Pepe Mel en el minuto 9, al final el conjunto barcelonés le dio la vuelta al marcador con tantos de Wutke y Mágico Díaz.
¿Conseguirá hoy su primer triunfo casero el Betis? He ahí una cuestión que se hace esperar más de la cuenta y que ha batido todas las marcas en los ochenta y tres años de vida verdiblanca. Ni siquiera en épocas más paupérrimas—que las hubo, por cierto—el Real Betis Balompié logró una racha de siete comparecencias caseras sin ganar una sola de ellas. Por lo tanto, batido que fue el ominoso récord, hora es ya de que los béticos vean un triunfo de su equipo.
Pleitea hoy el Betis ante uno de sus iguales, con un rival que recuperó la categoría con muchas más fatiguitas que los verdiblancos, con más fatigas y con bastante más fortuna, que lo de la tanda de penaltis en La Rosaleda fue demasiado. Ocurrió luego sin embargo que el Español diseñó un proyecto más ambicioso que el que se generó en Heliópolis y de ahí los cinco puntos que hoy le lleva el Betis. Fichó a futbolistas de Primera, juega con el cupo de extranjeros al completo y se hizo con los servicios del mejor entrenador español, como prueba que Luis Aragonés haya salido a subasta en las últimas semanas. Pero, bueno, el Betis habrá de ganar alguna vez y en esas estamos cuando los de José Luis Romero embocan una partida más en Villamarín a sabiendas se que sólo les sirve el triunfo para no descolgarse más de lo que están.
A favor del Betis, esta tarde y todas las tardes que se abre el recinto de La Palmera, juega lo que tiene detrás, el calor increíble de una afición que todavía no le ha dedicado un solo grito. Y es una pena que con ese tremendo calor humano que le respalda, el Real Betis Balompié no ponga pies en pared de una vez por todas. Con los jóvenes o sin ellos, con Mel o con Cuéllar–¿por qué no los dos?—el Betis no puede esperar un domingo más, no tiene derecho a seguir vivaqueando por esa zona sórdida en la que mora desde que amaneció la Liga. Como solían decir los panegiristas de épocas anteriores ante cualquier conspiración judeomasónica, ha llegado el momento de decir basta. Basta ya de tambaleos y que gane el Betis, aunque no termine de llegar el llamado Trifon Ivanov.