Hasta siempre, José María, de Antonio Gómez
José María De la Concha estuvo ligado al Real Betis Balompié desde los años 30 del pasado siglo.
Primero como simple aficionado y jugador del equipo amateur, y posteriormente ya desde los años 60 como secretario técnico de la entidad en tiempos de Benito Villamarín.
Hasta en 3 ocasiones distintas desempeñó ese puesto en la entidad verdiblanca. Tras la primera, finalizada en la temporada 1964-65, pasó al Atlético de Madrid, donde ejerció en la secretaría técnica rojiblanca 3 temporadas y una campaña posterior en el Calvo Sotelo, antes de regresar al Betis en la temporada 1969-70 de la mano de Núñez Naranjo.
Esa segunda ocasión duró 2 temporadas, pues en 1971 decidió presentar la dimisión ante su mala relación con el entrenador Antonio Barrios.
Ejerció entonces dos temporadas como ojeador del Real Madrid, pero en 1973 retornó al Betis de nuevo con Núñez Naranjo para ejercer la secretaría técnica durante 5 campañas más. En 1978 abandonó el puesto después de la dramática campaña que terminaría con el descenso a Segunda División. Su última aparición al servicio del club sería como vocal de la directiva de Hugo Galera en 1989, puesto que abandonaría al poco tiempo.
Cuando terminó su relación con el Betis el 30 de junio de 1978 en las páginas de Suroeste el periodista Antonio Gómez le dedicó este artículo de reconocimiento a su tarea.
Su labor, contradictoria a veces, positiva otras, ha sido en líneas generales sencillamente excelente al frente de la secretaría técnica del Betis. Puede estar tranquilo José María De la Concha en este aspecto. La afición reconoce y valora su labor, difícil de superar por el que venga detrás, a suplir un cargo difícil, complicado y delicado a la vez.
José María De la Concha, con más aciertos que desaciertos en esa complicada labor “bursátil” de vender y comprar jugadores, ha dado siempre en el clavo. Repasar su largo historial en este sentido nos llevaría tiempo y espacio que ahora mismo no tenemos. Pero basta subrayar que él saneó al Betis de todos aquellos jugadores que sobraban y por los que “nos daban un duro”. Llegó él y saneó la plantilla, cargándole al Mallorca el número más elevado. Es un dato, simple. Otro que avala su buen hacer, el que él mismo ha reflejado estos días en los diversos medios de comunicación: la operación Mendieta.
Buen ojo clínico, tacto y olfato, han sido y seguirán siendo las mejores armas de este ex secretario técnico verdiblanco que se ha ido al considerar que su ciclo ha finalizado, cuando, quizás, el Betis más le necesitara. Se le acusó, no hace mucho, veladamente de ser parte activa en el descenso del equipo. “Yo—me decía al preguntarle sobre el particular—como los directivos, ni marco goles ni juego a la pelota. Los culpables han sido los jugadores. Así lo han reconocido y esto los honra…”
Cierto. Pero no menos cierto también que el hoy ex secretario técnico recomendó en su momento la compra o adquisición de un líbero. Hizo las gestiones. Se dieron nombres de jugadores y llegó incluso un futbolista, portugués para más señas. Pero hacía falta el dinero, no se adquirió el jugador y…vendrían más tarde los fallos que por conocidos no merecen ser relatados una vez más.
Soberbio unas veces, irascible otras, José María De la Concha ha sido siempre, al final del trayecto, el amigo. El hombre que supo estar abierto al diálogo y eso es lo que hoy más valoramos de él cuando abandona su labor. Y conste que hemos sido, quizá también, los que más hayamos discrepado y discutido con él por su forma de ser, lo que no nos priva escribir lo anteriormente expuesto.
Su última gestión avala, asimismo, su deseo de continuar sirviendo a su Betis. “Presidente, cuando vaya a venir Peruena, cuente usted conmigo. Si hay que resolver alguna cosa, aquí estoy yo…”. Son palabras, pero respaldadas por una colaboración y unos hechos. Su última misión ha sido traer al Betis a un jugador de categoría. Un futbolista que podrá llegar a nuestra ciudad en la segunda quincena del mes en curso. Ayer cuando hablaba con José María del tema, me indicaba que el lunes Núñez Naranjo se pondrá en contacto con el jugador en Montevideo. Pero es posible que hasta que no concluya la Copa Libertadores, me aseguraba De la Concha, no venga el pelotero.
En suma: se fue de verdad, aunque muchos no lo crean, José María De la Concha, un amigo, un compañero. El descanso, esto es incuestionable, sí que se lo tiene ganado. Hasta siempre José María.