Historia de la Liga 1934-35 (I), de Martínez de León
Con motivo del título de Liga brillantemete conquistado por el Betis en la temporada 1934-35, el dibujante sevillano Andrés Martínez de León hace una Historia de la Liga 1934-35, en la que su popular personaje Oselito se convierte en protagonista de la narración de la gesta verdiblanca.
Se publica en el diario As en tres entregas, apareciendo la primera el 27 de mayo, casi un mes después de la finalización del torneo.
Esta primera entrega se centra en la lucha que mantuvieron el Betis y el Madrid, que fue finalmente el subcampeón. Hay que recordar que el equipo blanco había ganado las 2 Ligas anteriores, por lo que parecía que era el máximo aspirante a revalidar el título liguero.
Así el Betis aparece en el papel de David frente al Goliat madridista, un equipo cuajado de figuras bien pagadas y al que tuvo que enfrentarse en la primera jornada en su campo de Chamartín.
En la viñeta II podemos apreciar un guiño hacia el componente vasco del equipo, pues el huevo que pone la gallina viene rematado por una boina bilbaína.
I. Corría en su ocaso el año de gracia, ¡y tanta¡, de 1934. Las doce habían dado en la airosa y nunca bien ponderada Giralda, cuando… la gallina puso un huevo
II. Un huevo extraño, chico, reluciente y duro, rematado por una gorra bilbaína. El buen sol andaluz le fue infiltrando, poco a poco, en sus entrañas el ardor de sus rayos, el tesón de sus mejores agostos y el espíritu de dominio del astro-rey.
III. Y nació «er Beti». Su aspecto exterior no era para que repicara la Giralda, ni mucho menos. Corto de talla, de ademanes vulgares, pobre y con un sombrerito de ala ancha rematando su indumento verde y blanco. ¡ Poca cosa ¡
IV. El nacimiento de aquel pequeño no preocupó a nadie, pues lo mejor del recién nacido lo llevaba dentro, en donde nadie lo veía. El sol, sí. El sol estaba seguro de su obra. Primera prueba. Había que pelear con…
V. … el Madrid, rico, poderoso, con los resortes que dan las posiciones privilegiadas, bien pagados todos sus componentes y muy «pagado» todo él. Y comenzaron, ante estos obstáculos, a surtir efecto los cuidados del sol.
VI. Y se pusieron de manifiesto la dureza, el tesón, la rabia y las ganas de ganar. Y ganaron. El Madrid ocultó elegantemente el dolor de su derrota, no dio importancia al asunto y preparó en silencio su revancha.
VII. ¡ Matarlo en Sevilla como él me mató en Chamartín ¡ ¡ Eso es ¡ ¡ Así aprenderá ese pobre diablo, que no tiene donde caerse muerto, a tratar con señores ¡ Esto dijo el Madrid, y marchó hacia Sevilla. ¡ Ya no faltaba más que hacerlo ¡
VIII. Nada más que hacerlo; pero no lo hizo. El «goal» único que tenía Timimi para toda la temporada lo gastó aquí. Otra vez se sintió humillado el gigante, y declaró guerra sin cuartel al pigmeo.
IX. Pero el pigmeo, colocado desde el primer momento en cabeza, corría por delante, animado por Oselito: «¡ Ole lo chiquitillo ¡ ¡ No pierda «usté» la «cabeza» nunca, «compare e mi arma» ¡ ¡ Viva mi Beti !»