Homenaje a Angel Martín «Saro» 1949
El 27 de marzo de 1949 el Betis homenajeó a Ángel Martín «Saro», quien llevaba 16 años y 14 temporadas en el club y había cumplido los 40 años 4 semanas antes. Era el gran veterano del equipo y esta fue su última temporada en activo.
Para el homenaje se montó un encuentro entre una selección andaluza, integrada por jugadores del Córdoba, Granada, Cádiz, Sevilla y Algeciras, y una selección sevillana, formada por jugadores de Betis y Sevilla. En la imagen podemos apreciar a los componentes del equipo andaluz con camisola verde, mientras que el combinado sevillano viste camisola blanca.
El conjunto andaluz se impuso por 4 a 2 y el homenaje resultó todo un éxito. Antes del inicio del encuentro a Saro se le entregó la medalla de oro al Mérito Deportivo de la Federación Regional Sur.
Dos días antes del encuentro en las páginas de ABC Gil Gómez «Discóbolo» escribía así sobre el homenaje a Saro:
Los jugadores de fútbol que han dedicado a éste los mejores años de su vida y al prestigio de su club largos años de rendimiento al máximum de esfuerzo tienen, naturalmente, puesta su ilusión en el partido homenaje. Es que en ese partido se cifran todas las alegrías y todos los sinsabores de la profesión favorita.
No es sólo un fin utilitario lo que persigue el homenajeado. Es algo que está por encima de lo material. La comprobación del número de auténticos admiradores, de admiradores, de amigos y simpatizantes. Es como un recuento de aplausos, como cifrar en concurrencia la influencia y la huella que el jugador ha logrado imprimir en una afición.
Durante cinco, diez, quince años, el jugador ha venido consiguiendo lauros para un club. Y, aún ausente, ha sufrido en las tardes de desgracia. Una y cien veces se ha jugado su crédito, se ha expuesto a graves lesiones físicas. Un partido homenaje debe ser una letra que se cobre al público, en pago de la entrega año tras año, de las más encendidas energías juveniles.
Durante muchas tardes, durante muchos años, el aficionado ha pregonado en los graderíos sus exigencias sobre el jugador. Exigencias impregnadas de buena fe, de legítimo deseo de triunfo.
Un partido homenaje marca el momento en que los papeles han de cambiarse. Entonces es el jugador el que expone sus exigencias al público, también con un legítimo y justificado orgullo.
Un partido homenaje están obligados moralmente a presenciarlo no sólo los aficionados actuales, sino los de tiempos pasados, los que se enfriaron o se retiraron definitivamente. Al menos, aquellos que vibraban de entusiasmo cuando el homenajeado estaba ya en activo. Todos deben de acudir a saldar la parte de deuda deportiva que les corresponda.
Todas estas consideraciones las hacemos con motivo del próximo homenaje que mañana domingo rendirá a Saro la afición sevillana.
Este es uno de los homenajes más típicos. Es el adiós a un veterano que ha permanecido diecisiete años fiel a su club. Quien ha dedicado tantos años a una afición ¡qué menos que una afición le dedique una tarde¡
El homenaje resultó un éxito, con una gran presencia de aficionados y la colaboración de todos lo que intervinieron. El 31 de marzo en ABC Gil Gómez «Discóbolo» escribía:
«Sus compañeros se han portado admirablemente con él. Y no ha faltado, claro, el detalle genial. Este ha estado a cargo de Paquirri, que al pasar a Saro la nota de gastos de su desplazamiento puso un total de 1.95 pesetas. Es decir, el importe de un café. ¡Bonito regate el de Paquirri».