La Copa de los miércoles, de Antonio Valencia

Con la entrada en la competición copera del Betis el próximo miércoles contra el Sporting de Gijón vuelve a tomar protagonismo para la afición verdiblanca el torneo copero. Un torneo que, no lo olvidemos, es la competición oficial más antigua y la que a los béticos nos ha proporcionado más alegrías.
Pero la Copa pasa históricamente por muy malos momentos. Año tras año la competición se devalúa cada vez más, relegada a un tercer plano para muchos clubs por dar más importancia al torneo liguero y a las competiciones europeas, mientras que para otros es un trago que hay que pasar y cuanto antes pase y se sea eliminado de ella mejor.
Cuando no son las competiciones de la selección las que la relegan a jugarse aún más clandestinamente, llegándose en años de Mundial o Eurocopa a disputarse la final incluso un miércoles.
Este proceso de degradación de la Copa no es cosa de hoy en día, aunque es ahora cuando podemos ver cómo se acelera año tras año, pero ya hace 40 años el periodista Antonio Valencia en el diario deportivo Marca lo denunció a través del artículo «La Copa de los miércoles» que hoy traemos.
Competición jugada en miércoles, equipos que entran a participar sólo en las últimas rondas, favoritismo para la Liga y la selección, etc, Todo eso sigue vigente hoy en día desgraciadamente.
La Copa de los miércoles
El entrenador del Málaga, Marcel Domingo, decía al término de su partido de Copa contra el Oviedo, terminado en La Rosaleda con empate a cero, que estaba en completo desacuerdo con la manera de que se está jugando la Copa de S.E. el Generalísimo este año. “No hay derecho, decía textualmente, a que los equipos grandes estén descansando en sus pedestales mientras que a nosotros nos tienen en danza”. Marcel Domingo tiene más razón que un santo y nos complace señalarlo.
La verdad es que la Copa en la organización del fútbol español tiene toda la desgracia posible pues a elle le van a parar todos los golpes, como al chico tonto del colegio. En cuanto hay que hacer el menor retoque en el calendario futbolístico del año en beneficio de la selección (que cada vez necesita, o dicen que necesita, mayores antesalas), la Liga resulta casi intocable, mientras que la Copa carga con todas las abreviaturas y los encogimientos de apretarse el cinturón.
Como haya suerte de que la selección española elimine a la yugoslava en Francfort dentro de once días, la Copa quedará convertida en una competición de miércoles. En el hablar bonaerense parece que cuando se dice que algo es de miércoles se dice con intención no precisamente enaltecedora. Bueno, pues la Copa que se jugará los miércoles con solo el domingo 19 de mayo para la final va a ser una Copa digna de tal sentido.
Pero, en fin, si al menos lloviese para todos igual, la cosa sería más soportable. Como en el fútbol español se atreven al sistema de Copa con toda clase de tropelías, esta temporada se ha pensado en la incorporación gradual, dejando intactos para el final a los ocho clubs mejores. ¿Y cuáles son los mejores? Pues los que en la temporada de Liga anterior quedaron en los ocho primeros lugares. O sea, que la Copa tiene que tragarse no solo la invasión dominical de la Liga, sino que la Liga les dicte sus valoraciones. Hubiese sido mucho más lógico que los ocho clubs exentos hasta la última eliminatoria hubiesen sido los que jugaron los cuartos de final de Copa la temporada última.
Esto no es más que una demostración práctica de que la Copa en el fútbol español se considera como un complemento que, en lugar de ser telonero y oficioso como los torneos de verano, es un fin de fiesta prescindible o abreviable. No es nueva esta actitud restacuera de nuestro fútbol hacia una competición digna de mejor suerte. Y de ello nacen los despropósitos y las desconsideraciones. Si uno fuese Comité de Competición con jurisdicción a estos efectos, la desconsideración constante y patente a la Copa que determina pensar que en ella y no en Granada “todo es posible”, la castigaría más gravemente que la desconsideración al árbitro en el terreno.
Domingo tiene razón. Resulta que hay unos clubs que están jugando hace tiempo a la britania, a la dura, Liga y Copa a la vez, y otros que evitarán hasta el fin posible esta sobrecarga que, de existir, debería haber sido igualitaria. Cuando en el fútbol británico entran en Copa los primeras o los segundas lo hacen todos y a la vez. Y luego, desde el sorteo hasta las exenciones si hay caso, decide la suerte y el juego, y al que dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Y es que allí se respeta a la Copa, porque el público la respeta también (le vienen enseñando a respetarla hace un siglo), y la Liga no tiene nada que ver en ella, porque la Copa es la competición de más gancho, y se le ha cuidado.
Y aquí todo son golpes, recortes y adulteraciones en esta Copa de miércoles que padecemos esta temporada, porque a la Copa sólo le toca padecer a poco que se tercie, ya que el fútbol español, hijo de papá de la Liga, no reparte entre las dos competiciones el sacrificio y piensa que si hay víctimas “afortunadamente” son de Tercera, de Segunda y hasta de Primera, pero sin exagerar, y en fin, sólo guarda para la Copa, como decía Sancho, “las puñadas y los candilazos”. Tiene razón Domingo, tiene muchísima razón. Tanta o más que el célebre don Sebastián.
Fuente: Antonio Valencia en Marca 2 de febrero de 1974