Las amistades peligrosas en El Fontanal

Las relaciones personales entre los dirigentes de Betis y Sevilla han tenido de todo a lo largo de la historia. Momentos de tensión y momentos de distensión se han alternado a lo largo de más de un siglo de coexistencia, pero entre los momentos más tensos están los protagonizados por Manuel Ruiz de Lopera y Luis Cuervas en la década de los 90 del pasado siglo.
En las páginas de Diario 16 Andalucía el periodista Francisco José Ortega analizaba uno de los frecuentes encontronazos que protagonizaron, en esta ocasión en agosto de 1994 a consecuencia del Trofeo Ciudad de Sevilla de ese año, precisamente el último que se disputó. Curiosamente ambos personajes habían coincidido en su infancia en el barrio sevillano de El Fontanal, y lo que en un principio no tenía que ir más allá de la lógica rivalidad, terminó derivando en una peligrosa cascada de declaraciones altisonantes de uno y otro. No quedaría ahí desgraciadamente la cosa, y tanto uno como otro seguirían protagonizando incidentes públicos, que en nada contribuyeron a quitar tensión a una rivalidad mal entendida.
Cuando Manuel Ruiz de Lopera dijo aquello de “mis relaciones con Luis Cuervas son buenas, incluso creo que me hice pipí en sus brazos cuando era chico”, poco se podía imaginar que estos dos sevillanos criados en el barrio de El Fontanal, y ahora máximos dirigentes del Real Betis y del Sevilla Fútbol Club, se iban a llevar tan mal como representantes de los dos primeros clubes sevillanos.
Es el mes de agosto, cuando el calor aprieta con ganas en Sevilla, el momento elegido por los dos presidentes para protagonizar sus mayores combates dialécticos y, casualidad o no, el Trofeo Ciudad de Sevilla ha sido el leit motiv de dos trifulcas que sacaban a la luz la tensión oculta entre los vecinos Cuervas y Ruiz de Lopera.
Concretamente, después de la disputa de la undécima edición del Ciudad de Sevilla estallaba la caja de los truenos. El Betis acababa de realizar un prometedor papel en el estadio Sánchez Pizjuán mientras millones de turistas asaltaban la Exposición Universal del 92 y Cuervas realizó unas declaraciones a un periódico deportivo nacional en las que ironizaba sobre el papel del equipo verdiblanco. “Pobrecillos, déjalos que disfruten, que ya llegará el Lugo en la Liga”, vino a decir el presidente sevillista.
Hasta este momento todo el mundo pensaba en Sevilla que Cuervas y Ruiz de Lopera, aquellos niños criados en El Fontanal, mantenían una relación de respeto mutuo, lejos de las broncas que tenían entonces Cuervas y Hugo Galera. Pero Ruiz de Lopera explotó, se olvidó de la amistad de Cuervas con su hermano y de aquellos orines expulsados cuando era un bebé en El Fontanal. El ataque fue furibundo, incluido un repaso negativo a la gestión realizada por el presidente sevillista en su club.
Pero no se quedó ahí el consejero delegado del Betis, el hombre que había salvado a la entidad de la desaparición sólo meses antes, y también cargó contra el ciudadano Luis Cuervas Vilches. “Ahora Cuervas tiene muchos problemas y no sabemos si él mismo presentará suspensión de pagos muy pronto, y lo digo como financiero, que me llegan informaciones”.
Las empresas del presidente del Sevilla no llegaron a presentar esta suspensión de pagos, pero esta afirmación de Lopera sí sirvió para que el enfrentamiento se trasladara a los tribunales de justicia y se hiciera público de manera rotunda. En una reciente sentencia, el juzgado de primera instancia número 20 de Sevilla condenaba a Lopera a indemnizar a Cuervas con 100.000 pesetas por “daño moral”.
El penúltimo episodio de este enfrentamiento entre los antiguos vecinos tiene lugar en la noche del viernes. Llega precedido de un cruce de declaraciones en el que se meten por medio el Lleida, el San Fernando o el Coria sin que éstos sepan muy bien por qué. Las relaciones se habían puesto aún más tirantes tras la celebración del ascenso bético y los insultos de jugadores y dirigentes a los sevillistas. Entonces, Lopera salió al paso rápidamente y solicitó disculpas públicamente. Posteriormente, se produjeron rotura de cristales tanto en establecimientos de Cuervas como en el domicilio particular de Lopera, sede así mismo de su empresa.
Un nuevo roce llaga con el fichaje de Quique Estebaranz por el Sevilla y la supuesta intromisión de Lopera, según el gerente del Barcelona Antón Parera. Sin embargo, lo más gordo de este verano estaba por llegar. Ocurre que existe una espoleta llamada Trofeo Ciudad de Sevilla. Los continuos cambios de equipos realizados por los organizadores acaban por desencadenar una nueva guerra entre los máximos dirigentes del Sevilla y del Betis. Las peticiones de Cuervas de un nuevo sorteo y su afirmación de que a los béticos les ha tocado el equipo más malo encienden la mecha.
El consejero delegado del Betis contesta con rotundidad y le ofrece al Sevilla un cambio de equipo, o si quiere al San Fernando o al Coria como rival. Respuesta de Cuervas. “El Sevilla es superior en estos momentos, si el Betis nos gana, es como cuando el Lleida venció al Barcelona”. Ruiz de Lopera toma el testigo y en el programa radiofónico El Larguero larga fuertes andanadas. “Cuervas es un hombre mayorcito, yo sé la edad que tiene y no le voy a aguantar el chocheo, que se lo aguanten en su casa. Él dice que el rival del Betis es flojo y lo cierto es que nada más que dice gilipolleces”.
Para finalizar, una sentencia de muerte para el Trofeo Ciudad de Sevilla, siempre en medio de las disputas dialécticas. “Estamos dispuestos a complacer a este hombre, pero lo vamos a hacer por última vez, porque nosotros no queremos más trofeo, no queremos más relaciones con Cuervas. Con el Sevilla lo que quieran, pero con este hombre ninguna relación”, así hablaba Lopera que remataba con un “además, le pido perdón públicamente al señor Cuervas por haber llevado al Betis a Primera División, que nos perdone”.
Descartada por ambos lados la posibilidad de una reconciliación, pues Cuervas ni admite diálogo telefónico, mientras que Lopera aseguraba que “él es un hombre de altura, acostumbrado a codearse con grandes hombres de negocios y no creo que este señor hable este idioma”, sólo queda esperar que los enfrentamientos se queden simplemente en Luis Cuervas Vilches y Manuel Ruiz de Lopera Ávalos. Como dicen también ambos, “las relaciones entre las aficiones deben de ser cordiales”.