Los futbolistas espontáneos
Ya en alguna otra ocasión hemos visto cómo en la prensa de la segunda década del siglo XX se reflejan los problemas de convivencia urbana que presentaba el desarrollo del fútbol callejero por parte de los jóvenes aficionados, que por entonces comenzaban a dar sus primeros pasos.
Hoy traemos una nueva crónica que se centra en este aspecto. El 11 de enero de 1914 en el diario sevillano El Liberal, y bajo el elocuente encabezado de Abusos callejeros, un artículo denuncia «a los muchachos que invaden calles y plazas provistos de una pelota o un balón».
La denuncia concreta es en un sector de calles estrechas en torno a la céntrica calle Francos, y se pide que se den «órdenes terminantes para cortar de raíz esos entretenimientos».
Nos hallamos ante una prueba más del rápido desarrollo que el fútbol experimentó en la Sevilla de la segunda década del siglo XX, y la rápida popularidad que ganó entre la población juvenil.
En Sevilla viene ocurriendo hace un tiempo un hecho del que oímos continuas quejas del vecindario, pues degenera aquél en abuso peligroso para el transeúnte, que se ve amenazado de sufrir deterioros físicos o en el traje.
Se ha despertado de tal manera al afición al “sport” del “foot-ball”, que los muchachos invaden calles y plazas, y provistos de una pelota o un balón, de mayores o menores dimensiones, ejercitan ese juego, sin reparar en que el público se moleste y sufra, en muchas ocasiones, los golpes del balón en la cara o en donde cae.
Ha llegado el momento de que las autoridades tomen una determinación para evitar esas expansiones juveniles, que deben ser desarrolladas en lugar a propósito.
Actualmente se hace imposible transitar por algunas calles estrechas de la población, por estar invadidas esas vías por los muchachos aficionados al “foot-ball”, y que en plena fiebre llegan hasta a dar motivo a que se suspenda o dificulte, a veces, el tránsito por las calles.
Las escogidas son las de Francos, Chapineros, Las Navas, Alvarez Quintero, Pajaritos y otras, donde en el centro del día tendrá que prevenirse el transeúnte para circular.
Creemos que deben darse órdenes terminantes para cortar de raíz esos entretenimientos, y no permitir que por ningún concepto se transformen en campo de “sport” las calles más estrechas de Sevilla.
Sitios hay sobrados donde ese simpático deporte pueda ejecutarse.