Los seguidores del Betis, ejemplo de fe y entusiasmo.
Con motivo de las Bodas de Oro que el Real Betis Balompié celebró en diciembre de 1958 se publicó este artículo, a cargo de Juan González Lorente, dedicado a la afición bética y en el que se reconocía su fidelidad y entrega a los colores del club.
Un artículo elogioso, en el que se hace mención a diversos aspectos que bien podrían ser de plena actualidad, como la presencia de seguidores en cualquier campo de fútbol en que juegue el equipo, la «deliciosa locura bética» o el aliento constante.
No es difícil comprender la inmensa riqueza de espíritu y afán deportivo de superación que informa a la “gran familia bética”, como podría llamársele muy bien a la activa y numerosa masa de aficionados, seguidores del simpático equipo sevillano, pues verdaderos lazos suelen unir a todo el partidario bético. Ello hace posible en cierto modo los triunfos del equipo, pues rara vez se presentará en un césped español en donde no le acoja el aliento y simpatía de la clientela blanquiverde, ya en propios, ya en extraños, pues de todos es sabido que el popular y simpático Betis moviliza adeptos hasta en los más apartados rincones.
No es difícil comprender esta incondicionalidad si uno, entregándose a la humana riada, se deja llevar del ambiente o se convierte en un espíritu observador de por acá. Aquí radica el secreto de la gran pasión bética. No hay parangón ni afinidad con ninguna otra hinchada deportiva de España. Para aprehender esta “deliciosa locura bética” con toda esa pasión que la canaliza, no hay pregón ni literatura que nos la sitúe previamente al entendimiento. Hay que verlo. No opinar de ello. Dejar que ese torrente de buena fe, de ponderada actitud, de bullicio, de desafinada armonía, de latir al unísono dentro y fuera del terreno de juego, entre por lo ojos y vaya al corazón.
Mientras tanto es preciso que el aire torero y sevillanísimo del carácter andaluz, su acento risueño y jovial cascabeleé en los oídos en los trances de cualquier pugna futbolística en la que participe el cuadro bético. Y tomar nota. Sólo así nos explicaremos cómo y de qué manera los seguidores del recuperado Betis ponen la más notable nota de multitudinario color en los terrenos de juego y cómo a esta influencia de su presente aliento cede la balanza de los éxitos, que muchas veces ha solido acompañarles.
Los seguidores del Real Betis, fieles a sí mismos, que es la mejor virtud, nos parecen como la auténtica piedra de toque del equipo a través de toda su andadura.