Del Sol, de Manuel Lara.
A finales de diciembre de 1984 Luis Del Sol sufrió una angina de pecho que le llevó primero a un ingreso en la UCI del hospital del Sagrado Corazón y posteriormente, a finales de enero de 1985, a sufrir una intervención quirúrgica para aliviar su problema cardíaco.
Luis Del Sol, tras retirarse de la práctica futbolística en el verano de 1973 después de sus 10 años en Italia, también dejó el contacto con el fútbol en activo, pese a que el presidente verdiblanco Núñez Naranjo le ofreció integrarse en el club bético.
No fue hasta 7 años después cuando volvió a retomar el contacto con el mundo del fútbol en activo, primero como entrenador de la AD Carmona, en categoría regional, y posteriormente del Jerez Industrial, ya en la Tercera División. En 1982 volvió al Betis, primero como entrenador del segundo equipo juvenil y luego del Betis Deportivo. Al año siguiente desempeñó el cargo de coordinador de la cantera bética, ocupándose de nuevo del segundo equipo juvenil. Y en la 84-85 estaba encargado del primer equipo juvenil cuando el problema de salud antes mencionado le relegó del puesto.
Afortunadamente Del Sol se restableció y al año siguiente retomaría el banquillo del primer equipo juvenil en primera instancia, pero las circunstancias del fútbol le llevaron en esa temporada a ocuparse del Betis Deportivo una jornada, sustituyendo a José Enrique Díaz, y luego al banquillo del primer equipo, en sustitución de Luis Carriega, durante las 6 jornadas finales de la temporada.
En las páginas de Diario 16 Andalucía el periodista Manuel Lara dedicó este artículo en su columna En corto y por derecho a finales de diciembre, cuando Luis Del Sol estaba ingresado tras el ataque cardíaco.
Sietepulmones se recupera del primer aviso que la parca le ha pegado, menos mal. El Día de los Santos Inocentes los corrillos futbolísticos sevillanos se alertaron con la mala nueva de la angina de pecho que había sufrido uno de los mejores jugadores de fútbol que parieron por estos pagos españoles. Triunfó en Italia, donde por supuesto no triunfa ni triunfará el gran mito Maradona. Con esta aseveración se puede resumir la antológica vida deportiva de Luis Del Sol.
Este perro mundo le está pegando demasiadas cornadas a un hombre que acarició y vivió la gloria. Se alejó del fútbol en unos momentos claves de su vida, cuando Pepe Núñez le abrió las puertas del Betis “para lo que quisiera”, tras comprobar una tarde liguera en el Villamarín contra el Celta de Vigo–jugando, se entiende—que sus pulmones le dijeron: “Luis, hasta aquí hemos llegado”.
Sus vicisitudes ajenas a este mundillo futbolístico, del que después se arrepentiría de haber salido, se truncaron en desilusiones, amargas desilusiones. En poco tiempo se quemaron los aplausos, los triunfos, los trofeos, los títulos de una carrera triunfal. Luis Del Sol volvió al fútbol y a una realidad mucho más estrecha.
Otra vez a la lucha en el Betis, pero siempre distanciado de los escaparates. No hace pasillos por las entrañas del Villamarín; se le va a veces con el escudo de la Vecchia Signora (así llaman los italianos a la Juventus) en la solapa. Sí, porque Luis Del Sol perteneció a dos de los equipos de más prestigio del mundo, el Real Madrid de Bernabéu y Saporta—su consejero—y la Juventus de los Agnelli, y al Betis, equipo que le catapultó al estrellato y le cobijó siempre.
Sólo está entregado a los chavales del primer equipo juvenil del Betis, donde—y es una frase de un superior suyo—realiza una labor, no pensando en su carrera como entrenador, sino en el Betis como institución.
Los avatares, el banquillo y el tabaco le han llevado a la unidad de cuidados intensivos, que es el lugar menos idóneo para pasar estas fiestas. Esperemos que cuando estas líneas salgan a la calle le haya pegado un regate definitivo a sus males.
¿Proseguirá entrenando? Es el deseo general.
Del Sol es actualmente en el Betis algo así como un consejero áulico, nimbado de un gran respeto. Se le tiene reservado para empresas mayores. Se le consulta, se le aprecia.
No obstante, no saca pecho. Ha tenido unos comienzos humildísimos como preparador: Jerez Industrial—en trances apurados—y escalafones inferiores del Betis.
¿Dará el gran salto? Asunto harto difícil, ya que la profesión de entrenador es extrañísima y donde encuentra su tumba profesional más de un futbolista con aureola.
Ahora, Luis Del Sol, lo importante es recuperarse; lo demás vendrá por añadidura. Ánimo y feliz año.