México, su fútbol y el Betis
Aprovechando la gira que el Real Betis Balompié inicia hoy en México vamos a hacer un breve repaso de los vínculos históricos que han unido a nuestro club con México y con su fútbol, y nos remontamos para ello a los mismos inicios de la sociedad.
Entre los miembros fundadores del Sevilla Balompié se encuentra un joven mexicano de origen sevillano llamado Cástor Montoto Vidal. Su padre, Luis Montoto Lanille, había emigrado a México al casarse con una oriunda del estado de Veracruz llamada Carmen Vidal.
Cástor Montoto estuvo estudiando en Sevilla, primero en el colegio de los Escolapios y posteriormente en la Academia Politécnica, donde sabemos que coincidió con el núcleo fundacional del Sevilla Balompié. Era además vecino en la calle Alfonso XII de los hermanos Del Castillo Ochoa, Alfonso y Juan, dos destacados miembros del Sevilla Balompié al que llegaron ambos a presidir.
Del paso de Cástor Montoto por el Sevilla Balompié tenemos constancia en alineaciones de la época, algunos documentos gráficos en los que aparece, y además por dos objetos físicos que aún se conservan.
El primero está en Sevilla, concretamente una copa que guarda el eterno rival, y que corresponde a un partido amistoso jugado en octubre de 1913. Era frecuente en la época la puesta en juego de trofeos que eran donados por instituciones públicas, mecenas o por alguno de los clubs contendientes. En este caso fue Cástor Montoto quien donó la copa que se puso en juego y en la que el Sevilla FC se impuso 3-1 al Sevilla Balompié.
El segundo objeto ha sido conocido hace poco y se encuentra en la localidad mexicana de Puebla, la ciudad en la que Cástor Montoto se instaló tras sus estudios en Sevilla.
Se trata de un cartel de toros fechado el 6 de abril de 1913 que, en tono humorístico, menciona una corrida de toros “de presentación en esta plaza del valiente y famoso diestro mexicano Castor Montoto Vidal, «Morenito de Puebla” junto a otros dos futbolistas del Sevilla Balompié: José Fernández “Agonía” y Diego López “Mojama”.
Sus cuadrillas están formadas también por jugadores del Sevilla Balompié conocidos de la época, que aparecen también con motes humorísticos y apodos por los que se llamarían entre ellos. Así se menciona a Roberto Vicente «Tigre», Antonio Puig «Negro», Manuel Alonso «Cabezota», Juan Cascales «Corvina», Fernando Arévalo «Gafe», Joaquín Bernal «Médico», Agustín Henke «Pata chula», Enrique Añino «Rano» y Manolo Moreno «Mellao».
Tras la victoria del Betis Balompié en el Campeonato de Liga de Primera División en 1935 se habla en la prensa de un proyecto de gira del equipo bético por América, siendo México y Argentina los previsibles destinos de una empresa que no se llegó a concretar.
Será la guerra civil española y su consecuencia de miles de refugiados y exiliados los que volverían a unir al Betis con México, dado que este país fue uno de los principales receptores de los vencidos en la contienda, y entre ellos podemos localizar a jugadores, ex jugadores y ex directivos de la entidad verdiblanca.
Entre los jugadores está Serafín Aedo, el defensa vasco campeón de Liga, integrante de la mítica defensa bética (Urquiaga, Areso y Aedo), que marchó a América con la gira que la selección vasca realizó y que se quedó en México en 1938 jugando en diversos clubs como el Euzkadi o el España. Permaneció en activo casi hasta los 40 años. Falleció en Ciudad de México en octubre de 1988, siendo homenajeado por el Betis en 1987.
Entre los ex jugadores el portero Joaquín Urquiaga, que llegó a México con una gira que emprendió el FC Barcelona en 1938 y allí se estableció jugando en el Asturias y el Veracruz. Tras su retirada de los terrenos de juego fue entrenador destacado en los años 40 y 50. Falleció en Bilbao en 1965.
Otro ex jugador bético, Pedro Regueiro, hermano del famoso Luis Regueiro y ambos futbolistas del Madrid, también se estableció en México perteneciendo a la selección vasca. Falleció en Ciudad de México en junio de 1985.
Y entre los ex directivos es preciso señalar la figura de José Ignacio Mantecón Navasal, aragonés que fuera presidente del Betis Balompié entre los años 1931 y 1933.
Bajo su presidencia se consiguió en 1932 el ascenso a la Primera División, siendo el primer club andaluz en conseguirlo y con él el club jugó su primera campaña en Primera División, obteniendo un brillante quinto puesto.
Profundamente vinculado con la causa republicana al término de la guerra civil se tuvo que exiliar estableciéndose en México.
En junio de 1982 falleció en Ciudad de México, después de una brillante carrera intelectual en el país que le acogió durante más de 40 años.
Durante esos más de 40 años, los que duró el periodo de la falta de libertades en España, México no reconoció al régimen vencedor de la guerra civil. No existieron relaciones diplomáticas y tampoco relaciones deportivas, por lo que nada tenemos que señalar durante ese largo periodo. Será en 1977 cuando México y España restablecen las relaciones diplomáticas y se entra en un camino de normalización, que lógicamente afectará a las relaciones deportivas.
Así en 1980 un jugador del Betis, el delantero uruguayo Hugo Cabezas, pasa del Betis al Puebla, un antecedente a los pases de Tab Ramos al Tigres de Nueva León en 1994 o al de Vlada Stosic al Atlante en 1996. Ya en este siglo Jefferson Montero jugó en Morelia, Dorlan Pabón en Monterrey , Robert da Pinho en Atlas, Monterrey y América, Mariano Pavone y Roque Santa Cruz en Cruz Azul y Achile Emaná en Atlante y Cruz Azul, Mario Alvarez en el Atlético San Luis, Braian Rodríguez en Pachuca, Rafael Sobis en Tigres y Paulao en el Atlético San Luis.
Y también hay que destacar la presencia del equipo de la Universidad Nacional de México en el Villamarín en 1982, con motivo del partido que conmemoraba los 75 años de la entidad verdiblanca. Con goles de Parra y Rincón el Betis se impuso 2 a 1 al equipo de los Pumas, al que entrenaba Bora Milutinovic.
No ha sido este el único enfrentamiento con clubs mexicanos, pues ha habido 3 más: en agosto de 1981 una victoria por 3 a 1 en el Villamarín frente al Puebla en el encuentro de homenaje a Julio Cardeñosa, una victoria por 5-2 en agosto de 1983 frente al América en la final del Trofeo Colombino y otra victoria 2-1 contra el Atlético Celaya en 1996 en una semifinal del Trofeo Carranza.
Faltaba aún un paso importante y era que un futbolista profesional, lejanos ya los tiempos amateurs de Cástor Montoto, jugase en el equipo verdiblanco. Y ese paso se dio en 2017 con la contratación de Andrés Guardado, quien en sus dos temporadas en el Betis ha dejado constancia de su calidad técnica, su experiencia y su entrega. Y en el mercado de invierno de la temporada pasada llegó al Betis Diego Lainez, toda una promesa del fútbol mexicano del que todos esperamos se consolide definitivamente en el Real Betis Balompié