Rafael Iriondo.

Es más que evidente que la figura de Rafael Iriondo es conocida entre la afición bética por su relevante papel como entrenador del primer equipo verdiblanco, que alcanzó su cénit con la victoria en la Copa de 1977.
Pero Rafael Iriondo, en los banquillos entre 1955 y 1982, fue además un magnífico futbolista con anterioridad, profesional entre 1940 y 1955.
Este relato del periodista Jesús Ramos, publicado en Marca en octubre de 2012, nos pone en la pista sobre los inicios futbolísticos de Rafa Iriondo y su posterior desarrollo como uno de los componentes de la mítica delantera athletica que integraba junto a Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.
Lo de este chico era vocación pura. Jugaba bien a la pelota y regateaba de maravilla, así que a Rafael Iriondo Aurtenetxea (Guernica, 24 de octubre de 1919) los directivos del recién creado equipo local le firmaron el primer contrato cuando tenía 14 años. Aunque estaba prohibido jugar en un equipo federado hasta los 18 años, le dijeron: “El próximo domingo sales”.
Iriondo se desplazó a Amorebieta, donde iba a celebrarse el encuentro. Las gentes del Guernica le instruyeron para que dijese que tenía 18 años si el árbitro le preguntaba. Así jugó su primer encuentro oficial. Esa misma semana el Guernica Club desapareció ahogado por las deudas. Era 1933.
Mientras encontraba equipo se hizo pelotari. Estalló la guerra y cuando su batallón llegó a Bilbao se presento en el Club Erandio para una prueba. Nunca le llamaron. Se fue al Baracaldo donde le dijeron que volviese otro día. Así, de club en club, hasta que se presentó en el Athletic para pedir que le probasen. El entrenador Roberto Echevarría, tras verlo, le preguntó: “¿Quieres jugar el domingo?”. Y jugó con el Bilbao Athletic de aficionados.
Fue una lástima que, como estaba en el regimiento de Garellano, le enviaron a África, de donde volvió un año después. Ya en Bilbao ingresó rápidamente en el primer equipo. Su primer partido en la Liga lo disputó el 20 de septiembre de 1940 en valencia.
Fue jugador de fútbol durante 15 temporadas, 13 en el Athletic y 2 en la Real Sociedad, aunque antes jugó dos partidos con el Baracaldo. Logró una Liga y cuatro Copas. Su mayor alegría fue cuando en 1944, jugando la final de Copa contra el Valencia en Montjuic, marcó el gol del triunfo a falta de un minuto.
Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza, la esencia del fútbol hecha realidad. Cuando Rafael dejó de jugar se hizo entrenador. Su sabiduría sobre el campo había que transmitirla a otros jóvenes valores. ¡Y vaya si lo hizo¡