Rogelio, de Vicente Bru
El 7 de agosto de 1974 recibía un homenaje en el Villamarín Rogelio Sosa Ramírez, el mítico futbolista coriano que, con 31 años, llevaba por entonces 12 temporadas en la primera plantilla verdiblanca.
Desde las páginas de El Correo de Andalucía el periodista Vicente Bru se unía a las plumas de la prensa sevillana que se sumaban a este homenaje, como, por ejemplo, ya vimos aquí.
Para el partido homenaje se contó con la presencia del equipo polaco del Wisla de Cracovia. Hay quq tener que en el Campeonato del Mundo, jugado en Alemania tan solo mes y medio antes, la selección de Polonia había sido una de las grandes revelaciones del torneo, clasificándose en tercera posición, y el Wisla había participado con 5 jugadores en el seleccionado polaco.
El homenaje fue un éxito con una muy buena entrada en el Villamarín. La afición bética estuvo junto a la Zurda de Caoba.
Llegó hace 17 años al Betis de la mano de aquel inolvidable coriano, Manolo Infantes. Con él otros dos chavales: Bomba, fallecido en circunstancias dramáticas, y Jaime. De los tres, él era el más delgado y físicamente parecía que nunca llegaría a ser gran cosa. Pero el niño de Coria tenía una zurda de oro y le pagaba al balón con una potencia impropia de aquellas piernas canijas.
Pronto destacó por su clase, pero paradójicamente no llegó ni a jugar en la selección de juveniles, y es que era tan poquita cosa…Allí, como ha sucedido y desgraciadamente viene pasando, sólo querían gigantones con kilos y estatura para ganar. Sin embargo, de todos los juveniles de aquella época fue el que más lejos llegó.
Tras su paso por la Ponferradina, donde puso algún kilo y sentó cátedra de clase, al Betis. Once años en el primer equipo y muchas vicisitudes: descensos, crisis económicas, incomprensión por parte de mucha gente, pero Rogelio siguió, y ahí está todavía. Temporada tras temporada máximo goleador, y muchos tantos, como aquel de Granada que valió un ascenso decisivo. Noches gloriosas como aquella final del Carranza donde el coriano causó sensación entre aquellos ases del fabuloso Benfica. Nos decía hace muy poco tiempo José Augusto, ahora entrenador del Vitoria de Setúbal, que no había conocido ningún jugador con el arte y la finura de Rogelio. Y es que el coriano ha sido uno de esos pocos jugadores que ponen arte y gracia a un juego que se hace con los pies.
Pero sin el aspecto futbolístico Rogelio lo ha sido casi todo en el aspecto humano y de cariño al club ha sido también un fuera de serie. Muchos clubs de campanillas pretendieron su ficha, siempre se negaron a traspasarle, y Rogelio nunca tuvo un mal gesto. Al contrario, a la hora de renovar lo hizo sin problemas para el club. Comenzó y terminará su vida en el Betis. Han sido muchos días de gloria, aunque a veces se le censurara, casi siempre sin razón, y ahora todos los béticos tienen que estar con el de Coria esta noche en el Villamarín. Hay que demostrar no sólo a Rogelio, sino a todos los jugadores de la plantilla, que la lealtad y el amor a unos colores siempre tienen su premio.