Setenta y cinco años de periquitos, de Manuel Sarmiento Birba

El RCD Espanyol se fundó en 1900 como Sociedad Española de Football. Todos sus componentes eran catalanes ó del resto de España, en contraposición con los otros clubs de Barcelona integrados mayoritariamente por extranjeros. Aunque sus colores en principio fueron amarillos, en 1909 adoptaron el blanquiazul del blasón de Roger de Lauria.
Cuando en 1975 el Español celebró sus 75 años de existencia el periodista Manuel Sarmiento Birba, una de las grandes plumas del periodismo deportivo, lo glosó en las páginas de AS.
Estamos en plena efemérides del Real Club Deportivo Español de Barcelona. Setenta y cinco años de vida deportiva se cumplen ahora. El club de la carretera de Sarriá ha querido hacer las cosas de la mejor manera posible. Se sienten obligados por lo que ha supuesto el Español en la vida ciudadana de Barcelona y por lo que ha contribuido a mantener una rivalidad deportiva y excepcional con su vecino, el FC Barcelona.
Hace años, lo recuerdo muy bien, estando en Barcelona, fui a buscar a Manuel Fernández Arguelles a la plaza de España. Desde allí, tras visitar a Torelló y a Poblet, en la calle de Mariano Cubí, fuimos a comer a los aledaños de Sarriá en un sitio que se llamaba La Manigua. No sé, siquiera, si existe.
En La Manigua, aparte de comer un excelente “fricandó”, pude comprobar lo que allí se estimaba al Español. Había guirnaldas azules y blancas y se quería dejar constancia del afecto españolista con dos hermoso periquitos. Desde aquel día supe lo que tenían que luchar los españolistas en Barcelona y sus esfuerzos para lograr que el equipo tuviese empaque en Primera División. Categoría que perdió en dos ocasiones. Para recuperarla de nuevo.
Ahora, que están en sus setenta y cinco años de vida, creemos que el Español bien se merece una glosa. Por lo que contribuyó al fútbol de España, por lo que logró como entidad, por lo mucho que estimuló entre la juventud este deporte y por las jornadas de alegría que ha dado a una parte considerable de la Ciudad Condal.
Con los colores azul y blanco, que son los colores del escudo de armas de Roger de Lauria, el Español ha desarrollado una amplia singladura por el proceloso mar del fútbol hispano. Ha tenido que sortear no pocas dificultades y ha sabido salir a flote con el orgullo propio del que lucha sin desesperar. Del que pelea por crecer y subir, del que sabe que está en minoría, pero que contribuye con su esfuerzo a ese fútbol que, en Barcelona, desde principio de siglo, siempre ha tenido dos adelantados de primerísimo orden. Uno, por fuerza y potencia, es el Barcelona; otro, por ilusión y anhelos, como es el Español.
Diagonal arriba, torciendo hacia la izquierda por la carretera de Sarriá, se llega al campo españolista. Sobre él se han gestado no pocas figuras y se han formado grandes jugadores. Ahora, que está de moda criticar por sistema, con apenas experiencia ó años de fútbol, cosas de los tiempos, se encuentra uno con ese aniversario del Español. Y, como en la vida hay que ser agradecido, el cronista le recuerda al Español el lanzamiento de esos internacionales que son casi leyenda en nuestro fútbol. Nombres como Zamora, Padrón, Solé, Crisanto Bosch, Prat, Teruel, Martorell… Que puede decirse que se forjaron con los únicos colores españolistas de toda una vida. Gentes que han marcado una época y que han servido con auténtica devoción hacia una entidad y a un club. Ese club que se ubica en Sarriá, en esa zona barcelonesa situada hacia el oeste, camino de Pedralbes.
Los españolistas nunca fueron campeones de Liga. Sí lo fueron, por dos veces, de Copa. Pero no les falta ilusión y deseos. Lo tienen todo para alcanzarlo, menos la condición primordial: plantilla y dinero. Por eso son dignos de alabanza, del elogio, del ditirambo…
Hace setenta y cinco años, don Angel Rodríguez Ruiz hizo andar, con paso vacilante, camiseta amarilla y en el campo de la Sagrada Familia, al Español. Ahora, tras este largo periplo, los periquitos siguen soñando. Igual que aquel día 23 de diciembre de 1901, en que empataron con el Barcelona en el primer choque entre ambas entidades. No es de extrañar, pues, que, cuando alcanzaron la primera victoria sobre el Barcelona, bajo la presidencia del señor Miró Trepat, en la inauguración del nuevo campo de juego, en el Hospital Clínico, en 1903, un grupo de seguidores, de “periquitos pioneros”, cantasen a voz en grito por la calle Rosellón abajo:
“Somos españolistas, españolistas de la corona, especialistas en dar palizas, especialistas en dar palizas al Barcelona”
Han pasado setenta y cinco años. Palizas no ha habido muchas, pero sí rivalidad fraterna, estímulo sano de victoria, deseos de superación.
Sarriá seguirá creciendo, el Español y los españolistas tratando de imitarlo, miles de periquitos tendrán alegrías inmensas y decepciones plenas. Arcas, un extremo que se “moría” con los colores blanco y azul, seguirá suspirando por las bandas de su Sarriá afectivo. Por los altavoces habrá música, como en los tiempos de “La Chiritonda”, y lo que un día creó don Angel Rodríguez Ruiz, seguirá creciendo. Poquito a poco, pero creciendo.
Fuente: AS 16 de octubre de 1975