Tangana en el Villamarín 1963
El 15 de septiembre de 1963 el Betis derrota 3-1 al Sevilla en el primer partido de la temporada 1963-64, Una temporada muy brillante desde el punto de vista verdiblanco, que concluyó con un gran tercer puesto en la clasificación liguera,
En este partido Luis de cabeza adelantó al Betis en el minuto 47; seis minutos después Achucarro hizo el empate. En el 60 Molina desde fuera del área hizo un segundo gol soberbio y Da Silva cerró en el marcador en el 80.
A raíz del segundo gol bético se produjo una monumental tangana entre jugadores de uno y otro equipo, motivada por la pérdida de tiempo que el delantero brasileño Liert Da Silva llevó a cabo tras la celebración del segundo gol bético, y por el intento de algunos jugadores sevillistas de tomarse la justicia por su mano. El bético Luis Aragonés y el sevillista José Luque fueron expulsados del terreno de juego por el árbitro, el valenciano Vicente Lloris, y serían suspendidos por cuatro partidos.
Así se contó la escena en la crónica que Emilio Vara firmó en Sevilla:
«Este nuevo tanto bético, que desmoronaba las ilusiones del Sevilla, desconcertó al cuadro sevillista y fue un golpe contra los nervios de sus hombres, ya en tensión desde el primer momento, como en tensión estaban los nervios de los béticos. Y fuimos testigos a raíz del gol de un espectáculo lamentabilísimo, de un espectáculo deplorable, que no debe repetirse por respeto al fútbol mismo, por respeto al deporte y por el respeto entre sí que deben guardarse los jugadores en el campo por su condición de seres humanos. Las malas maneras, los malos modos, las agresiones, espectáculos como el de ayer, tan censurable, sólo pueden conducir al hundimiento definitivo del fútbol.
Lo que ocurrió, ya lo saben los que lo vieron. A raíz del segundo tanto del Betis, antes de que se sacara de centro, Liert se echó al suelo, al parecer, quejándose de un calambre. Que fuera verdad o no su dolencia es una cosa y otra que dos jugadores sevillistas lo cogieran de mala manera y trataran de sacarlo del campo como fuera. Esto provocó una reacción en Luis que acudió rápido al grupo a proteger a su compañero, y la actitud de Luis hizo que jugadores de uno y otro bando se dirigieran también al mismo lugar, originándose, en consecuencia, una serie de incidentes lamentabilísimos. Hay que resaltar el gran gesto de Campanal que, como digno capitán de su equipo, llegó a pelearse con un compañero de su club para tratar de imponer el orden, y hay que elogiar igualmente la actitud de otros jugadores procurando aplacar los ánimos. Restablecido el orden, Luis y Luque se marcharon a los vestuarios, expulsados por el árbitro y los equipos reanudaron el juego con diez hombres cada uno, quedando en el ambiente la triste impresión que había dejado en todos el lamentable espectáculo que acabábamos de presenciar. Es necesario, es preciso, que las Directivas y los entrenadores de los clubs corten de raíz las malas maneras y los malos modos de algunos jugadores porque por el camino de los incidentes sólo podemos ir a un hundimiento mayor del fútbol. »