Tonono. Un futbolista ejemplar, de Cronos
El 9 de junio de 1975, con 31 años, falleció Antonio Alfonso Moreno «Tonono», solo 9 días después de haber jugado su último partido con la UD Las Palmas en Copa frente al CD Málaga. Una infección vírica fulminante fue la causa de tan sorprendente desenlace, que conmocionó a la España futbolística del momento.
Porque Tonono era un futbolista admirado en toda la geografía española, por su personalidad futbolística sobre el terreno de juego y por su indiscutible clase. Fue un jugador que, pese a jugar de defensa, destacó por su capacidad técnica, el saber sacar la pelota jugada desde atrás y su nobleza. Titular indiscutible del equipo canario, en sus primeras 11 temporadas solo faltó a 4 partidos, también fue componente de la selección nacional, siendo el jugador canario que más veces ha vestido la camiseta de la selección (22 ocasiones) jugando en un equipo canario.
Su muerte inesperada conmovió al fútbol español. En las páginas de Marca el periodista deportivo Carlos Méndez «Cronos» le dedicó este homenaje en forma de artículo.
Le había visto jugar antes, porque llevaba en la Unión Deportiva Las Palmas desde finales de la temporada 1961-62, en la que disputó los siete partidos que restaban para acabar la Liga, cuando se fue Casimiro Benavente de la dirección técnica y entró Francisco Campos, que lo colocó en el centro de la zaga. Le había visto jugar antes, sí, pero cuando quedé auténticamente convencido de la calidad futbolística de Tonono fue en Las palmas, en enero de 1965, durante el encuentro disputado contra el Madrid.
Recuerdo que, luego de terminado mi trabajo, estuve charlando con Vicente Dauder, entrenador de los canarios por aquellas fechas, al que le conté la grata impresión que me había producido el rubio mocetón. Su espléndida serenidad, su formidable colocación, su facilidad para entregar jugada la pelota al compañero. Dauder me dejó hablar, complaciéndose con mi rosario de elogios. Finalmente declaró: “Yo a Tonono le llamo el cronómetro, porque es el colmo de la regularidad”. Y, bueno, con el cronómetro se quedó.
La verdad es que Dauder estuvo acertado al elegir el cariñoso apodo, porque el rendimiento futbolístico de Tonono ha respondido a un tic-tac tan regular en su marcha que le hubieran dado el premio en una exposición de relojería celebrada en Suiza. Solamente en ocasiones, en bastantes ocasiones, aceleraba el ritmo. Se adelantaba. Pero nunca, es la verdad, acusó retraso. Su hora era la hora del fútbol. De un fútbol reposado, “lo que tienen que correr es el balón” dijo en varias oportunidades, a fuerza de que su cerebro funcionase deprisa. A fuerza de saber por dónde iba a pasar el balón y en qué lugar había que esperarlo, y de qué forma había que jugarlo después, para que sus compañeros le sacasen el máximo provecho.
Pero no es solamente por su altura de gran figura del fútbol español por lo que hay que lamentarse por este inesperado mutis, del que no se vuelve. Tonono fue un ejemplo de deportividad, de compañerismo, de caballerosidad, de modestia. Cuando le llamaron a la preselección de 1965, luego no debutaría en el equipo nacional hasta octubre de 1967, Tonono no se creyó consagrado ya. Y por eso, cuando el seleccionador finalmente dejó para otra ocasión su debut con la camiseta nacional, Antonio Alfonso Moreno ni se creyó preterido ni se sintió molesto. Ni entonces, ni cuando luego, ya internacional de primera fila, tuvo algún bache en las llamadas. “Será porque no entro en los planes del seleccionador. Será porque no estoy a la altura de juego conveniente”, disculpó siempre. Y volvió a su ritmo, a su trabajo, a su entrega al equipo amarillo, donde comenzó y donde ha terminado antes de tiempo.
Le echaremos mucho de menos. Y pluralizo porque no seré yo solamente quien se sienta dolorido por su ausencia. Comenzando por sus compañeros, sumando sus rivales y añadiendo a los aficionados de toda España, todo el mundo futbolístico, en fin, acusa y acusará esta marcha cruel y apresurada de un futbolista ejemplar.
Fuente: Cronos en Marca 11 de junio de 1975