Alfonso Pérez Muñoz: El Mago de las Botas Blancas, por Cristóbal Ráez
Tal día como hoy, pero de 2005, el Real Betis ponía el broche de oro a una temporada para enmarcar. No contentos con lograr una histórica clasificación para la Liga de Campeones, la primera en 98 años, los verdiblancos se impusieron a Osasuna en una final de Copa del Rey mágica para muchos futbolistas (2-1).
Aunque recordar aquella final en el Vicente Calderón supone acordarse de los goles de Ricardo Oliveira y de Dani, aquel fue el final soñado para un hombre que ha escrito en verdiblanco multitud de historias y que en aquella temporada se despedía entre las lágrimas del adiós y la alegría de haber marcado una época en un club histórico como el Betis. Hablamos de Alfonso Pérez Muñoz, ‘el Mago de las Botas Blancas’.
Alfonso es uno de los delanteros más grandes que han pasado por el Real Betis Balompié. Con 69 goles en 197 partidos es el segundo máximo artillero de la historia del club, sólo superado por Poli Rincón. El mítico número 11 goleó durante cinco temporadas con el conjunto verdiblanco antes de irse al Barcelona, del que volvió a las dos temporadas para continuar perforando las porterías rivales con la camiseta de las trece barras hasta colgar las botas. Caracterizado por su olfato goleador, su habilidad técnica con el balón en los pies y su velocidad, lo convirtieron en uno de los futbolistas más queridos por la afición del Glorioso.
El 26 de septiembre de 1972 nacía en Getafe, Madrid, Alfonso Pérez Muñoz. Tras curtirse en los escalafones inferiores del Real Madrid, debutaba en el primer equipo madridista el 24 de febrero de 1991 frente al Real Zaragoza, con tan sólo 18 años, en un encuentro que terminaría con la victoria merengue por 2-0. Durante cuatro temporadas permaneció en el club blanco, en el que marcó un total de trece goles, y donde aportó su “granito de arena” en la consolidación de la Copa del Rey y Supercopa de España de 1993 y en la Liga de 1995, pero una desafortunada lesión y la puesta en escena de Raúl truncaron su gran futuro en el club capitalino, por lo que como otros tantos canteranos del Real Madrid tuvo que buscarse la oportunidad de triunfar lejos de Chamartín.
El Real Betis conseguía la cesión del delantero getafense en el verano de 1995. Debutaba el 3 de septiembre del mismo año, en la primera jornada del campeonato liguero ante el Mérida, que finalizaría con empate a uno. Aunque su primer tanto lo anotó en la siguiente jornada, en su debut en el Benito Villamarín contra el Zaragoza, su víctima preferida ya que ha perforado su portería hasta en ocho ocasiones defendiendo la camiseta del club andalúz. Aquel 6 de septiembre, Alfonso marcaba dos goles, en el minuto 17 y en el 57, y el Betis vencía el encuentro por 3-1 con otro gol de Pier y uno de Morientes, que minutos más tarde sería expulsado, por parte zaragocista. En su primera campaña como verdiblanco, anotó la nada desdeñable cifra de 12 goles en 35 partidos ligueros. Esa temporada, el conjunto heliopolitano finalizaba en octavo lugar, con 62 puntos. Aunque fue una temporada más tarde cuando el atacante deslumbraría al fútbol español marcando 26 goles (25 en Liga y uno en Copa) en 42 envites, proclamándose segundo máximo goleador de la Liga, sólo superado por el barcelonista Ronaldo (34), con un promedio goleador de 0’61 goles por partido, y clasificando al conjunto de La Palmera para la UEFA tras lograr el tercer puesto en la competición doméstica, con 77 puntos. Además, con esos 25 tantos, se convertía en el jugador bético con más goles en una temporada, logro que aun no ha superado ningún futbolista.
En la temporada 1997-98 no conseguía, ni de lejos, mostrarse al nivel de la campaña anterior, pues en los 30 partidos ligueros que jugó sólo fue capaz de anotar diez goles. 14 en total, ya que el Betis jugó competición europea y en ella marcó cuatro tantos, tres al BVSC de Hungría y uno al Chelsea. La siguiente temporada fue catastrófica para él, pues una grave lesión le mantuvo apartado gran parte de la temporada, permitiéndole disputar únicamente diez encuentros en los que marcaría dos goles. Pero las continuas lesiones no pudieron con él. Prueba de ello fue que la temporada 1999-00 volvió a disputar gran número de partidos (34) en los que perforó las metas rivales en diez ocasiones.
En el año 2000 fichaba por el F.C. Barcelona, equipo que ya quiso firmarlo tres temporadas atrás. El club catalán pagó 20 millones por el delantero madrileño a petición expresa del entonces técnico culé Louis Van Gaal, pero Alfonso no contó con mucha suerte en el noreste peninsular. Con los blaugranas marcó un total de cinco goles: dos en liga, ambos a la Real Sociedad, y tres en Copa del Rey. Tras una temporada y media bastante deficiente tanto en lo personal como en lo colectivo, pues el Barça vivía una de las épocas más oscuras de su historia, se marchó a probar suerte a Francia, concretamente al Olympique de Marsella, donde tampoco brilló. Con los galos anotó la pobre cifra de cuatro goles, el primero de ellos a los 5 minutos de debutar, ante el Bastia, lo que preveía una buena campaña del delantero, pero nada más lejos de la realidad.
La temporada siguiente regresaba como cedido al Real Betis Balompié, que lo fichó al finalizar ésta, pero ya nunca fue el mismo. Las lesiones y la falta de fondo físico acabaron lentamente con él. Aun así anotó diez goles más como verdiblanco en los 45 envites que disputó. El 30 de junio de 2005, y tras la consecución de la segunda Copa del Rey del club, Alfonso colgaba las botas en el club que le hizo grande.
Hay que destacar que vistió la camiseta de la Selección Española en 38 ocasiones, debutando el 9 de septiembre de 1992 ante Inglaterra, en la victoria de España por 1-0. Marcó once goles, alguno de ellos muy recordados por la afición, como el que le hizo a Yugoslavia en la Eurocopa del 2000, con el que, a pocos segundos de finalizar el partido, daba la victoria a “la roja” y que significaba la clasificación a cuartos de final. Con el combinado nacional disputó las Eurocopas de 1996 y 2000 y el Mundial de Francia de 1998, y ganó la medalla de oro en las Olimpiadas de Barcelona 92.
Desde 2005 se desempeña como delantero en el Real Madrid de veteranos en la liga indoor, aunque en el Villamarín siempre lo recordaremos como un ídolo. “Que bonitos, que bonitos… son los goles de Alfonsito”.
Que Alfonso Pèrez Muñoz fue un gran delantero, nadie lo puede poner en duda. Lo que muchos no recuerdan o no quieren recordar, es que fue un grandisimo traidor. Contribuyò al descenso del REAL BETIS y se fuè al Barcelona, besando su camiseta en la presentaciòn.
Eso no lo podemos olvidar los bèticos. Si ahora quiere trabajar, que pieda trabajo en el Nou Camp.