Así jugará el Real Betis que desea Gustavo Poyet
Pocas conclusiones se pueden sacar del primer amistoso de la pretemporada verdiblanca ante el CD Palo. Hacerlo solo podría llevar al equívoco y las conclusiones deben plantearse en un contexto apropiado -una semana de entrenamiento y un rival de tercera división-. Sin embargo, hay algo que sí pudo verse y es la idea que pretende el técnico. Los deseos que tiene Gustavo Poyet sobre cómo quiere que juegue su Real Betis. Y aunque todo esté en estado embrionario, Poyet ha confirmado lo que llevamos mucho tiempo planteando, un estilo de juego intenso, basado en el balón y con varias claves que el equipo deberá asimilar para hacer realidad los deseos de su técnico.
Los seguidores de esta web, habréis podido observar que en todos los artículos sobre los nuevos fichajes hemos estado comentando como se adaptarían al Real Betis y a Gustavo Poyet y hemos estado haciendo siempre referencia al 4-3-3 que el técnico iba a utilizar. Lo hacíamos por varios motivos. Por ser un sistema que el técnico suele implantar con asiduidad en sus equipos y por la naturaleza de los refuerzos que Miguel Torrecilla estaba firmando.Efectivamente, en el último amistoso el técnico dejó claro que esa es su idea, aunque lógicamente utilizará más sistemas y estilos dependiendo del rival.
Lo que está claro es que Poyet pretende basar su juego principalmente en la presión fuerte y la recuperación rápida. La idea es avanzar con una asfixiante presión casi hasta el área rival, forzar la precipitación en el contrario y aprovechar la anticipación en los centrocampistas del equipo bético. La idea es recuperar el balón arriba y utilizar la recuperación para montar ataques rápidos y decisivos. Esto requiere tres elementos indiscutibles. La colocación en el campo, que debe ser ordenada y eficiente tácticamente, la concentración, que será uno de los aspectos a trabajar por el cuerpo técnico y la condición física, cuestión en la que ya trabaja el nuevo preparador, Marcos Álvarez.
Con balón, también la idea del técnico uruguayo parece clara. Tanto la salida de los centrales como el paso del balón por los mediocentros parece tener como idea una transición rápida que en muchas ocasiones termina con un cambio de juego al costado contrario. Los extremos, en la mayoría de ocasiones abiertos, trazan diagonales hacia el interior del área -ya sea con balón o sin él- o hasta el pico de la misma para la subida de los laterales que abren más el campo y convierten en hasta cuatro los atacantes, haciendo más difícil la ejecución de las marcas por parte de la defensa rival. Es ahí donde entra en juego la búsqueda de laterales largos y ofensivos como son los casos de Durmisi, Piccini, Rafa Navarro o Alex Martínez. Y entra en juego también esa petición a los extremos como Nahuel, Musonda, Joaquin o Cejudo de buscar un mayor número de goles y una presencia más efectiva de cara a portería.
Y si las bandas se trabajarán para buscar esa superioridad en ataque, también lo hará el centro del campo, formado por un trivote escalonado que además de sacar el balón deberá incorporarse en buena parte a los ataques. Repetimos que aunque no sea adecuado sacar conclusiones de un partido tan intrascendente a modo de entrenamiento, la idea es que centrocampistas como Jonas Martin, Dani Ceballos o Felipe Gutiérrez se incorporen desde la segunda línea como se intentó mostrar, lo que hará que el Betis acumule hasta cinco y seis hombres en el área o en posiciones de remate. Un trivote en el que los centrocampistas, ya sean defensivos u ofensivos necesitarán un buen manejo del balón puesto que es indispensable limitar la pérdida del esférico ante tanta presencia en campo contrario.
En los contras que pueda tener este dibujo estaría que al acumular tantos hombres en posiciones ofensivas, facilite rápidas contras al equipo rival. Ahí es donde vuelve a coger protagonismo ese trabajo táctico pendiente, la fuerte presión, la concentración y la anticipación y es por ello que los refuerzos, como Mandi, están encaminados a tener cierta velocidad y favorecer un posible repliegue o cruce. Otro contra podría ser que el equipo contrario realmente dispute la posesión y no deje ejercer al Betis ese plan establecido. Ahí actuarán las alternativas, pues el Betis ha buscado (y sigue buscando), mucha velocidad arriba, jugadores desequilibrantes y con gol que permitan salir con éxito de otro contexto sobre el verde. No en vano, Gustavo Poyet se caracteriza por un eficiente planteamiento de los partidos. No es casualidad que se haya convertido en finalista de copa con Sunderland y AEK, equipos que no han sido punteros ni netamente superiores a algunos de sus rivales. Eso se consigue creyendo en lo que haces pero sobre todo, con un buen conocimiento del rival y de lo que vas a encontrar.
En definitiva, un 4-3-3 intenso, de fuerte presión y exigente en lo físico. Laterales largos que abran el campo y extremos que aporten también en la faceta goleadora que hasta este momento ha pertenecido casi de forma exclusiva a Rubén Castro. Un trivote escalonado que no rife el esférico y que se incorpore a zona de remate con asiduidad y un trabajo táctico importante que minimice riesgos a la intentona ofensiva verdiblanca. Es pronto para sacar conclusiones pero la idea del Real Betis 2016/17, lo que buscan y desean Miguel Torrecilla y Gustavo Poyet, ya empieza a tomar forma. Ahora hay que hacer funcionar la máquina y encontrar los engranajes que más se ajusten. Estaremos atentos a los próximos exámenes y a las últimas piezas del nuevo proyecto.
Noticia por Jorge M. González
Apasionado del fútbol internacional y Social Media Manager. Me gusta seguir ligas extranjeras y a las jóvenes promesas de todo el mundo. Sígueme en twitter para compartir afición: @jorgegonex