El Betis no sólo echa de menos a Rubén Castro
El parón de Liga le va a venir de perlas a los jugadores del Real Betis. Tras la pésima imagen ofrecida en la tarde de ayer ante el Getafe, sobre el terreno de juego del Coliseum Alfonso Pérez, es el momento de analizar en profundidad la situación por la que atraviesa el equipo.
El conjunto verdiblanco ha firmado el peor arranque de temporada de la ‘Era Mel’, al sumar apenas ocho puntos de 24 posibles y de ser el segundo peor equipo fuera de casa por detrás del Rayo Vallecano. Y para colmo de males, la imagen de ayer.
El beticismo pide a gritos la vuelta de Rubén Castro y no es para menos. El técnico del Betis, Pepe Mel, ya no da rodeos y afirma que la baja del canario está marcando a la pegada del equipo. Sin embargo, el problema va más allá de la ausencia del ’24’.
La pasada campaña, a estas alturas del curso, el Betis sumaba 13 puntos, cinco más que en la actual. Se habían marcado 12 tantos y encajado 13, lo que no impidió que los verdiblancos descansaran en sexta posición al término de la octava jornada.
Rubén Castro transformó tres de aquellos goles, los mismos que ostentaba entonces, y curiosamente ahora, Jorge Molina. Pero lo más destacado es que, si aquel Betis hubiera perdido al ariete canario tal y como ha ocurrido esta temporada, el rendimiento en Liga del equipo tampoco habría bajado una barbaridad ni mucho menos.
Rubén Castro fue determinante en la victoria del Betis sobre el Valladolid, en la cuarta jornada de Liga (0-1). Su pillería ante Jaime permitió llevarse tres valiosos puntos para Sevilla. Sin él, y dejando claro que el fútbol no es una ciencia exacta, los verdiblancos habrían contabilizado un empate allí, y en términos globales, 11 puntos de 24 posibles, marcando en nueve ocasiones y recogiendo el balón de su propia portería en 13.
Sin olvidar que Rubén Castro es algo más que un goleador al uso, puesto que su actividad y su peligro cerca del área tienden a generar espacios para que otros marquen, entre ellos Jorge Molina, la diferencia para el Betis habría sido de ser sexto con Rubén a noveno sin él. Por lo tanto, el Betis echa de menos a Rubén Castro pero no es lo único que echa en falta.
La temporada pasada, la mitad de los goles del equipo hasta la octava jornada los habían transformado los dos delanteros titulares: Rubén Castro y Jorge Molina.
La otra mitad se repartían en todas las líneas del equipo, a excepción, claro está, de la portería. El centro del campo presumía de haber anotado tres goles (Pozuelo, Beñat y Salvador Agra) y la defensa tampoco andaba corta con sus dos tantos (Paulao y Amaya).
Hasta la octava jornada de la temporada actual, el Betis ha marcado ocho tantos por los 10 que ha encajado. Lo preocupante es la manera en la que se reparten. Y es que, donde antes marcaban todas las líneas, ahora sólo la delantera y la medular mantienen la constante.
A pesar de las dificultades, Jorge Molina y Rubén Castro han mantenido el tipo. Ambos aportan el 50% de los goles del Betis en el curso 2013/14, el de Alcoy con tres dianas y el canario con una. El restante se obtiene del doblete de Salva Sevilla ante el Valencia y del gol de Nosa Igiebor ante el Villarreal. La diferencia es que esta vez la defensa todavía no ha estrenado su cuenta goleadora.
Esto conlleva a otra conclusión. El Betis ha perdido diversidad de gol. Un ejemplo de esto se puede hallar en las acciones a balón parado. Jugadas de estrategia como córners o faltas en las que los defensas, por físico y centímetros, tienden a suponer un peligro añadido para las defensas rivales. Algo que apenas se ha visto esta temporada.
Si a esto le unimos el desgaste de las tres competiciones, la falta de acierto, y el hecho de que la temporada pasada no hubiera una mayor competitividad entre los equipos pertenecientes a la otra liga’, uno puede hacerse una idea de qué es lo que le está afectando al Betis. Un problema que no sólo procede de la baja indefinida de un pilar insustituible como Rubén Castro.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.